Axel Kicillof convoca a la unidad del peronismo bonaerense en medio del clima de represión y ajuste del gobierno de Javier Milei. La apuesta: una lista única, un frente común y una estrategia que combine calle, votos y conducción política. Mientras Javier Milei profundiza el ajuste, desmantela el Estado y reprime la protesta social, Axel Kicillof emerge como figura central en el reordenamiento del peronismo. La convocatoria a una mesa política en la provincia de Buenos Aires no es solo una jugada electoral: es un gesto de liderazgo en tiempos de crisis, una respuesta política frente al caos libertario.
El gobernador Axel Kicillof no quiere quedarse de brazos cruzados. Tampoco pretende mirar cómo el gobierno de Javier Milei arrasa con derechos, reprime protestas y aplica el ajuste más brutal desde la última dictadura sin ofrecer una alternativa concreta. Consciente de que el peronismo necesita mucho más que discursos y consignas, el mandatario bonaerense decidió convocar a una mesa política del PJ bonaerense para lo que él mismo define como “construir una lista única”, una estrategia de unidad que tiene tanto de necesidad como de urgencia.
Y es que, a esta altura del partido, nadie puede negar el contexto que atraviesa el país: Milei avanza con una motosierra sin anestesia, atacando el tejido social, desfinanciando áreas clave del Estado, paralizando la obra pública, congelando salarios, y desatando una persecución desembozada contra la protesta social. Todo esto en nombre de una “libertad” que solo existe en sus discursos y en los bolsillos de unos pocos. En este escenario, la figura de Kicillof aparece como un contrapeso, como el dirigente con mayor volumen político dentro del peronismo que todavía conserva gestión, territorio y legitimidad popular.
“Vamos a convocar a una mesa para hacer una lista conjunta, para ponerle un freno a Javier Milei”, dijo sin rodeos. No es solo una frase. Es una declaración de intenciones que busca interpelar a una dirigencia dispersa, herida, a veces ensimismada. Kicillof no está jugando a ser el salvador iluminado, pero tampoco se esconde: asume el protagonismo sin eufemismos, sabiendo que hay mucho en juego y que la pasividad sería un suicidio político y social.
El contexto de la convocatoria: caos, ajuste y represión
La decisión de Kicillof no puede analizarse aislada del contexto. Hace apenas días, en la histórica Plaza Congreso, se llevó adelante una movilización masiva contra la Ley Bases y el DNU 70/23, ejes fundamentales del proyecto de demolición institucional que impulsa Milei. Esa plaza, que otras veces fue escenario de brutal represión, esta vez permaneció en paz. ¿Por qué? Porque, como señaló Kicillof, “no estuvo el operativo de Bullrich”. Es decir: cuando el gobierno nacional no actúa con la lógica del enemigo interno, el pueblo puede expresarse democráticamente.
Pero la excepción no hace la regla. El mismo gobierno que celebra la compra de pistolas Taser y el uso de gases lacrimógenos como herramientas de gestión, ha criminalizado la protesta social, ha militarizado las calles y ha instalado un clima de odio que se respira en cada rincón del país. En ese marco, el rol de los gobernadores es clave, y Kicillof lo entiende: “Somos un dique de contención frente a este modelo que quiere destruirlo todo”.
Por eso, la mesa política del peronismo bonaerense no es una simple reunión de dirigentes. Es una instancia para construir un espacio con poder real, con capacidad de frenar desde la provincia el experimento ultraderechista que representa Milei.
Un llamado a la unidad, sin exclusiones pero con conducción
El gobernador dejó en claro que la convocatoria será amplia, sin vetos, pero con objetivos políticos bien definidos. No se trata de una foto de ocasión ni de un rejunte electoral. “Queremos una lista única, una propuesta unificada. No para repartir cargos, sino para defender a nuestra gente”, aseguró. En otras palabras: unidad sí, pero con contenido. Unidad para resistir, pero también para construir.
En este sentido, Kicillof apuesta a un peronismo que vuelva a ser refugio y trinchera. Que abrace a los trabajadores, a los estudiantes, a los jubilados, a los científicos, a las madres solteras, a los pequeños comerciantes, a los pueblos del interior profundo. A toda esa Argentina que Milei desprecia mientras le promete paraísos fiscales a los grandes empresarios.
La provincia de Buenos Aires, epicentro del conflicto social pero también del poder territorial peronista, puede ser el punto de partida de una reconstrucción política nacional. Por eso, la apuesta no es menor: en momentos donde abundan las declaraciones vacías y los cálculos mezquinos, Kicillof llama a una reorganización profunda. Con épica, pero también con organización.
El peronismo frente al espejo: ¿resistencia o renovación?
La convocatoria de Kicillof interpela a toda la dirigencia del peronismo. ¿Qué hacer frente a un gobierno que celebra la desaparición del Estado, que ataca la educación pública, que desfinancia hospitales, que reprime a jubilados? ¿Esperar pasivamente al 2027 mientras Milei arrasa con todo, o construir desde ahora un frente opositor capaz de resistir y proponer?
En esa encrucijada está el movimiento nacional. La mesa que propone Kicillof no es una solución mágica, pero sí una hoja de ruta. Con errores y aciertos, con tensiones y desafíos, pero con algo que escasea en estos tiempos: claridad política. Porque mientras algunos siguen jugando a la interna, el gobierno nacional avanza con un plan de saqueo sin precedentes.
Lo dijo el propio Kicillof: “Nosotros estamos gobernando, y estamos defendiendo a la provincia de este ajuste criminal”. La diferencia es clara. Mientras Milei juega al influencer y se victimiza desde Twitter, el gobernador camina los distritos, escucha a los intendentes, se reúne con sindicatos y gestiona en condiciones económicas asfixiantes. Y lo hace sin renunciar a sus convicciones.
Una jugada audaz en medio del desconcierto nacional
La convocatoria a una lista única es, también, un mensaje hacia el resto del país. En un contexto donde la oposición nacional parece desorientada, paralizada o entregada a los brazos del oficialismo, la iniciativa de Kicillof marca un camino. Un modo de hacer política sin especulación, con sentido colectivo y con vocación transformadora.
¿Será suficiente? Nadie lo sabe. La política no es matemática. Pero en un presente signado por el odio, la mentira y la represión, cualquier intento serio de construir una alternativa merece ser tomado en serio.
El peronismo bonaerense tiene historia, músculo territorial y volumen político. Si logra dejar de lado las miserias internas, si comprende que la pelea no es por cargos sino por el destino del país, puede volver a ser un factor decisivo. No como un partido nostálgico del pasado, sino como una fuerza que combine calle y gestión, identidad y renovación, militancia y conducción.
Kicillof lo sabe. Por eso convoca, por eso organiza, por eso no se borra. Y por eso molesta tanto a quienes gobiernan desde el rencor.
Fuentes:
- https://noticiasargentinas.com/politica/kicillof-convocara-a-una-mesa-politica-del-peronismo-para-definir-una-lista-unica-en-provincia_a6859f1c03eed4beb266af2dc
- https://www.cadena3.com/noticia/politica-y-economia/kicillof-convocara-a-una-mesa-politica-del-pj-para-definir-una-lista-unica_436046
- https://infocielo.com/politica-y-economia/fue-una-plaza-en-paz-porque-no-estuvo-el-operativo-de-bullrich-kicillof-responsabilizo-a-milei-por-el-clima-de-odio-y-represion
- https://www.ambito.com/politica/axel-kicillof-vamos-convocar-una-mesa-hacer-una-lista-conjunta-ponerle-unfrenoajavier-milei-n6159558
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