Ex diputado nacional macrista, ex dirigente sindical de la UATRE y actual diputado de La Libertad Avanza, Pablo Ansaloni vuelve al centro de la polémica tras confirmarse que su hijo participó en la golpiza grupal a un adolescente en la ciudad bonaerense de Colón.
La figura de Pablo Ansaloni reúne todos los condimentos de la vieja casta política que Javier Milei dice combatir: causas judiciales por desvío de fondos, declaraciones antisemitas, repudios gremiales y vínculos familiares con hechos de violencia. Hoy de nuevo en el Congreso como parte del armado libertario, mientras su apellido se vuelve a instalar en los medios por la brutal paliza que un grupo de jóvenes –entre ellos su hijo– le propinó a un menor.
La ciudad bonaerense de Colón no sale de su conmoción tras la violenta agresión sufrida por un adolescente a manos de una patota de jóvenes. Entre los atacantes, según trascendió, se encuentra el hijo de Pablo Ansaloni, ex diputado nacional, sindicalista devenido libertario y actual candidato a legislador por La Libertad Avanza, el espacio de Javier Milei.
El hecho, que generó una ola de repudio en redes sociales y medios locales, reavivó los cuestionamientos sobre el propio Ansaloni, cuya historia política y gremial está cargada de polémicas, causas judiciales y declaraciones discriminatorias.
Del sindicalismo rural al congreso macrista
Pablo Ansaloni saltó a la política desde el sindicalismo rural. Durante años fue dirigente de la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores) y presidente del Partido Fe, fundado por el histórico Gerónimo “Momo” Venegas. De hecho, su vínculo con Venegas lo proyectó como figura dentro del armado de Cambiemos, y en 2017 llegó al Congreso Nacional como diputado por la provincia de Buenos Aires.
Durante su paso por la Cámara baja, se destacó –negativamente– por ser el único dirigente sindical que votó a favor de la reforma previsional impulsada por Mauricio Macri, una de las leyes más resistidas por el movimiento obrero.
Tras la derrota del macrismo en 2019, Ansaloni abandonó el bloque de Juntos por el Cambio y comenzó su viraje hacia el espacio de Javier Milei, presentándose como candidato a diputado nacional en la lista libertaria bonaerense, detrás de Marcela Pagano.
Investigado por corrupción y repudio generalizado
Pero su carrera política y sindical no quedó exenta de escándalos. En enero de 2021 se filtró un video interno en el que Ansaloni, en medio de disputas gremiales, dijo que sus opositores eran “como los judíos, no tienen patria y no saben dónde están”. La frase antisemita desató un fuerte repudio de organizaciones como la DAIA, de sus propios compañeros de UATRE y del arco político en general.
Como si eso fuera poco, también está siendo investigado por presunta asociación ilícita y desvío de fondos pertenecientes a Osprera, la obra social de los peones rurales. Según la denuncia impulsada por dirigentes gremiales, Ansaloni habría facilitado el desvío de más de 10,5 millones de pesos a través de facturas irregulares durante su gestión.
Estas denuncias lo terminaron aislando dentro del sindicato, y en las elecciones internas de 2021 fue derrotado por José Voytenco, actual secretario general de UATRE.
Un apellido que vuelve con violencia
A pesar de su prontuario, Ansaloni volvió al ruedo como parte del armado libertario de Milei, que parece no inmutarse frente a denuncias de corrupción ni antecedentes discriminatorios. Sin embargo, su nombre vuelve a los titulares no por sus aspiraciones políticas, sino por un brutal hecho de violencia protagonizado por su hijo.
El joven fue identificado como uno de los agresores que golpearon salvajemente a un adolescente en Colón, en un ataque grupal que quedó registrado en video y que rápidamente se viralizó. La familia de la víctima exige justicia, mientras el silencio del dirigente libertario resulta tan escandaloso como el hecho mismo.
¿Anticasta?
El caso Ansaloni expone las contradicciones del discurso libertario: mientras Javier Milei vocifera contra “la casta”, sus listas incorporan a figuras con causas abiertas por corrupción, condenadas por el sindicalismo y con antecedentes de discriminación. Ahora, el apellido Ansaloni se asocia también a la violencia en patota, en un episodio cobarde que dejó a un adolescente hospitalizado y a una sociedad indignada.
Si los hechos y las trayectorias hablan más que las promesas, Pablo Ansaloni representa todo lo que Milei prometió destruir, pero hoy cobija. Y mientras su hijo enfrenta la condena social por una golpiza grupal, el dirigente intenta regresar al Congreso, como si nada hubiera pasado.
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