El Gobierno entrega la soberanía económica al JP Morgan en plena recta electoral

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El presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se reúnen con Jamie Dimon, CEO del JP Morgan, en medio de un contexto económico crítico y a solo dos días de las elecciones. La cita expone el alineamiento total del Gobierno con los intereses financieros de Estados Unidos y la banca internacional.


En Buenos Aires, el banquero más poderoso del planeta llega para cerrar acuerdos que podrían comprometer el futuro económico argentino. Mientras la crisis social se profundiza y la deuda crece, el Gobierno libertario se aferra a los mismos actores que empujaron al país a los ciclos de dependencia y ajuste.

El escenario no podría ser más simbólico. A dos días de las elecciones, Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, se preparan para recibir al CEO del JP Morgan, Jamie Dimon, en un hotel de lujo de San Telmo. El banquero más influyente del mundo llega a una Argentina empobrecida, pero con el poder de decidir el rumbo financiero de un país que el gobierno libertario ha puesto nuevamente bajo tutela extranjera.
La reunión, confirmada por la Agencia Noticias Argentinas, tiene un trasfondo evidente: la posibilidad de un nuevo préstamo de los grandes bancos de Wall Street para “reforzar” el swap con el Tesoro de Estados Unidos, valuado en 20.000 millones de dólares. Es decir, más endeudamiento en un país que ya no soporta el peso de las hipotecas impuestas por las elites financieras globales.

El encuentro ocurre en el marco del evento anual del JP Morgan en Buenos Aires, una de las 90 plazas estratégicas del gigante bancario. La sola presencia de Dimon no es casualidad: es una demostración de poder. Su banco maneja 4 billones de dólares en activos y tiene una capitalización bursátil de 823.000 millones. En otras palabras, se sienta frente al gobierno argentino alguien cuyo patrimonio corporativo equivale a varias veces el PBI nacional.

Desde la asunción de Milei, el JP Morgan ha acelerado su desembarco en la Argentina. Selló contratos millonarios para ampliar oficinas, y ya planea duplicar su capacidad operativa con un campus en Núñez que incluirá el Centro Empresarial Núñez y el Centro Empresarial Libertador. No se trata solo de una expansión comercial: es la consolidación de un modelo donde la banca global se convierte en el verdadero cerebro económico detrás del discurso de la “libertad” y el “mercado”.

El problema no es que un banco opere en el país. El problema es que el presidente se siente a negociar con su CEO en plena campaña electoral, con el país sumido en la recesión, la pobreza en aumento y un dólar que se mantiene artificialmente por la intervención de Washington. El mensaje es claro: la “soberanía económica” que Milei promete destruir está siendo reemplazada por una tutela directa del capital financiero estadounidense.

Luis Caputo, protagonista de las negociaciones, es un viejo conocido de esos círculos. Exfuncionario del macrismo, exJP Morgan y exDeutsche Bank, representa la síntesis perfecta del modelo de subordinación. Es el hombre que ya endeudó a la Argentina durante el gobierno de Macri y hoy regresa para garantizar que el “mercado” vuelva a tener las llaves del Tesoro.
El círculo se cierra: los mismos nombres, los mismos bancos, las mismas recetas.

En ese contexto, el Gobierno intenta presentar la reunión como una oportunidad para “atraer inversiones”, pero el trasfondo es inequívoco: lo que se negocia son garantías para los acreedores. No se discuten políticas productivas ni estrategias para aliviar la pobreza. Se discuten swaps, tasas, flujos y retornos. Y mientras tanto, el pueblo argentino paga con inflación, tarifazos y pérdida de derechos laborales.

El JP Morgan, por su parte, tiene una larga historia en América Latina como promotor de programas de ajuste y privatizaciones. En la crisis del 2001, fue uno de los actores que presionaron por la dolarización del sistema financiero. Hoy, bajo el paraguas ideológico del “anarcocapitalismo” mileísta, retorna a escena como socio preferente del nuevo orden económico. El mismo banco que impulsó rescates millonarios durante la crisis de 2008 en Estados Unidos, ahora aparece en la Argentina como garante de la estabilidad del “mercado”, no de la gente.

El contraste es brutal: mientras Jamie Dimon aterriza en un jet privado para cenar con el presidente en un hotel cinco estrellas, millones de argentinos sobreviven con salarios pulverizados, jubilaciones de hambre y universidades públicas desfinanciadas. El gobierno que prometió terminar con los “privilegios de la casta” se arrodilla ante la casta global que dicta las reglas desde Wall Street.

Nada de esto es nuevo, pero sí es más explícito. La foto de Milei con Dimon será la postal del nuevo sometimiento: un gobierno que predica independencia pero actúa como sucursal de los bancos norteamericanos. En un país donde los derechos sociales se recortan en nombre de la austeridad, los banqueros son los únicos que reciben alfombra roja.

No se trata solo de política económica. Es una definición ideológica. Milei, que se autoproclama enemigo del Estado, entrega el Estado a los intereses privados que lo manejan mejor que nadie. Caputo, que habla de “ordenar las cuentas”, negocia con los mismos que las vaciaron. Y Dimon, que viene a “colaborar”, lo hace porque sabe que la Argentina libertaria será un negocio redondo para quienes apuesten a la deuda, la especulación y la dependencia.

En definitiva, lo que está en juego no es un préstamo ni una visita diplomática. Es el futuro de un país que vuelve a ponerse de rodillas frente al altar del capital financiero global, con un gobierno que ha hecho del sometimiento su principal política de Estado.


Fuente

.https://noticiasargentinas.com/economia/milei-y-caputo-se-reuniran-este-viernes-con-el-banquero-mas-influyente-del-mundo_a68fa81a576fca7f29c85e321

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