“Preferimos incomodar desde la estética y no desde la lástima”

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Entrevista a María Magdalena Ventura, fundadora de “Somos Diversity”

En un mundo en el que la moda suele estar atravesada por la exclusión y la estandarización, “Somos Diversity” propone un giro radical: visibilizar y empoderar a personas neuro divergentes y con discapacidad, a través de la representación en pasarelas y campañas. Megui Ventura, su fundadora y directora, dialoga sobre cómo la moda puede ser un vehículo transformador para repensar la identidad, la cultura y la aceptación social.

¿Cómo surgió «Somos Diversity» y qué te motivó a crear una agencia que trabaje con modelos neuro divergentes y personas con discapacidad?

Siempre me gustaron el arte y de la moda, lo que no sabía era que iba a terminar creando esto. La idea nació a partir de una paciente, Luján, que un día me preguntó por qué no podía ser modelo. Esa frase me quedó resonando. Yo ya era psicomotricista y danzaterapeuta, y lancé un taller de moda y danza para niños, que no prosperó. Pero en la pandemia retomé esa idea con fuerza, y así nació la agencia.

¿Qué significa para vos que una persona neurodivergente o con discapacidad esté en una pasarela, en una producción de moda o en una campaña publicitaria?

Me llena de orgullo, aunque no me conforma. Hoy estoy en un modo más activista. La moda es comunicación, y mostrar otras corporalidades es visibilizar que las personas con discapacidad existen. Para mí es algo cotidiano, pero para mucha gente aún no.

¿Cómo se discute la belleza dentro de un ámbito que históricamente ha impuesto estándares tan rígidos y qué desafíos enfrentás para romper con esas lógicas?

Muchos. En Argentina no existe una agenda real de inclusión en la moda. Las grandes marcas siguen sin considerar funcional y talentosa a una persona fuera de la hegemonía. Subestiman al consumidor, que hoy tiene una mirada más ética y consciente. Falta educación, sensibilización, un cambio cultural profundo.

¿Qué tipo de reacciones generan los trabajos de la agencia en el mundo de la moda y en el público en general?

Desde la sorpresa hasta la emoción. Recibimos mensajes de familias que se enteran de nuestra existencia y nos cuentan que por primera vez sienten que su hija o hijo podría ser modelo. Eso nos da más impulso. Pero también es clave que el entorno acompañe: diseñadores con buena intención, eventos accesibles, medios que visibilicen.

Desde tu experiencia, ¿cómo impacta en la vida cotidiana de les modelos el hecho de trabajar en moda desde esta perspectiva inclusiva?

Muchísimo. El cambio en la autoestima, en la autonomía, es enorme. Hay quienes empiezan a salir más, a armar su propio estilo, a sentirse seguros. Trabajamos desde la exigencia y el profesionalismo, no desde la lástima. Cada pasarela es un logro colectivo.

Las intersecciones entre género, neurodiversidad y discapacidad, ¿generan nuevas narrativas dentro del mundo de la moda?

Totalmente. La diversidad no es solo corporal: es también de identidades, géneros, trayectorias. Apostamos a que cada campaña tenga una historia distinta. Lo valioso es poder elegir desde un abanico más amplio y no desde un único molde.

¿Qué lugar ocupan hoy los medios de moda en la construcción de discursos sobre diversidad, qué falta y qué se ha conseguido?

Los grandes medios aún refuerzan el viejo paradigma del lujo ligado a la hegemonía. Pero hay pequeñas marcas y medios alternativos que están cambiando su ADN. Todavía falta mucho en inclusión e integración, pero hay señales de cambio, especialmente desde lo independiente.

¿Qué cambios estructurales son necesarios para que la industria pueda acompañar estos procesos?

Que haya capacitación, gabinetes de inclusión, y diseños universales. Que las marcas comprendan su responsabilidad social. En otros países es común tener equipos internos que trabajen estos temas. En Argentina aún parece algo utópico, pero creemos que es posible.

Si pensaras en una pasarela ideal dentro de diez años… ¿Qué te gustaría ver y cómo imaginás la moda del futuro desde la perspectiva de la inclusión?

Más accesible, diversa y circular. Con castings donde personas con discapacidad estén incluidas naturalmente. La inteligencia artificial será un desafío, porque aún tiene muchos sesgos. Pero si logramos visibilidad real, será una herramienta a favor.

¿La moda puede ser una herramienta para incomodar positivamente a la sociedad? ¿De qué manera lo hacen ustedes desde la agencia?

Sí, claro. Preferimos incomodar, a que no pase nada. Lo hacemos desde la estética, no desde la lástima. Plantamos un “lujo propio” basado en igualdad de oportunidades. No pedimos ayuda, exigimos derechos. Queremos dejar de hablar de inclusión y pasar a convivir.

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