Mientras el Presidente celebra las cuentas públicas en orden, la Sociedad Rural de Rosario lanza un duro documento que expone la otra cara de la historia: la producción agropecuaria está asfixiada, golpeada por impuestos, costos en dólares y un dólar atrasado que erosiona su competitividad. Entre el relato oficial y la realidad del campo se abre una grieta que amenaza con estallar.
Javier Milei sonríe, se pavonea ante los micrófonos y enarbola su superávit fiscal como la confirmación de que su “motosierra” funciona. Desde Buenos Aires, la narrativa libertaria repite con fervor que el Estado achicado es la vía para la prosperidad. Pero mientras la Casa Rosada hace cuentas y se felicita, en el corazón productivo del país la paciencia está llegando a su límite. Y es la Sociedad Rural de Rosario la que, con un documento furioso y descarnado, se anima a ponerle palabras a un malestar que hierve en silencio: “el superávit fiscal no es legítimo si asfixia a la producción”.
La frase retumba como una trompada sobre el relato oficial. No es una crítica liviana ni una queja de rutina. Lo que los ruralistas rosarinos están diciendo, en pocas y dolorosas palabras, es que el éxito económico que festeja el gobierno se está financiando sobre la espalda de quienes producen la riqueza real del país. Y que el costo de esa fiesta contable podría ser la propia viabilidad del campo.
Hay que leer entre líneas. El documento publicado por la Sociedad Rural de Rosario habla de una “asfixiante presión impositiva” y denuncia que los productores están “prácticamente asfixiados por la carga tributaria en sus distintos niveles”. No se trata sólo de retenciones, aunque éstas sigan siendo la piedra en el zapato del agro. Es la suma de impuestos nacionales, provinciales y municipales, más tasas, más contribuciones, más controles, más costos, lo que termina dejando al productor con un margen miserable. Es la asfixia. Literal.
Porque no se trata de discursos ideológicos ni de romanticismo campestre. La Rural de Rosario pone los números sobre la mesa: se habla de una “presión fiscal que, en algunos casos, supera el 60 por ciento sobre el ingreso bruto de la producción”. En un país que vive en dólares pero recauda en pesos, esa ecuación es letal. El dólar atrasado que sostiene la ilusión de precios bajos en las góndolas, para el campo significa recibir cada vez menos por cada tonelada que se exporta. Es el clásico “dólar soja” pero aplicado, en la práctica, a toda la producción agropecuaria. Mientras Milei se ufana de su “mercado libre”, el productor vende barato y paga caro.
Y no es un capricho ni un pedido sectorial. El documento de la Rural advierte que la recaudación fiscal se sostiene “fundamentalmente en el esfuerzo del sector agropecuario”. ¿Alguien duda de esto? Basta recordar que el campo es el que pone los dólares para pagar la deuda, para financiar importaciones y hasta para sostener reservas. Sin embargo, el Estado sigue comportándose como un socio que exige una tajada cada vez mayor, aunque no arriesga ni invierte un solo centavo en el riesgo productivo.
La bronca en el campo no es sólo económica. Es también existencial. El productor agropecuario, sobre todo en Santa Fe, no es un oligarca de ficción ni un terrateniente millonario como a veces se lo caricaturiza desde sectores urbanos. Son miles de pequeños y medianos empresarios rurales que lidian con la sequía, las inundaciones, el precio internacional del cereal, la inflación, la inseguridad rural, el costo de los insumos en dólares y la espada de Damocles de una AFIP que acecha. Cuando la Rural dice que “el superávit no es legítimo si asfixia a la producción”, está diciendo que Milei está jugando con fuego: no se puede secar la fuente de divisas y pretender que siga manando eternamente.
Hay algo casi esquizofrénico en este escenario. El Presidente se erige en campeón de la libertad económica y el libre mercado, pero mantiene uno de los sistemas tributarios más confiscatorios sobre las exportaciones. Habla de dejar actuar a la mano invisible, pero manipula el dólar oficial con un crawling peg que atrasa el tipo de cambio real. Y en nombre del ajuste, se retacea financiamiento, se recortan obras de infraestructura y se frena toda política pública que pueda aliviar la vida del productor.
La Rural de Rosario, con lenguaje duro, advierte que el Estado “desincentiva la inversión” y está llevando al campo a “una situación crítica”. No es sólo retórica. La superficie sembrada está cayendo, los números de márgenes brutos son un espanto, y muchos productores están financiándose a tasas que superan el 80% anual. Nadie invierte en un país donde no sabe qué tipo de cambio va a tener dentro de seis meses. Nadie siembra para perder plata. Y el Estado parece no entenderlo o, peor aún, no querer entenderlo.
“Queremos producir, no subsidios”, dice la Rural. Y es ahí donde el mensaje se vuelve político. Porque los libertarios han logrado instalar que todo reclamo del sector productivo es una defensa corporativa de privilegios. Nada más lejos de la realidad. El productor pide reglas claras, impuestos razonables y un dólar competitivo. No pide subsidios ni prebendas. Pide poder trabajar. Pero el gobierno sigue jugando al ajuste y a la motosierra, aunque el campo, mientras tanto, agoniza.
Y mientras en Buenos Aires la Casa Rosada se felicita por los números del déficit cero, en los pueblos del interior se encienden luces rojas. Si el campo se frena, se frena el país. No hay magia. Y si el superávit fiscal es producto de desangrar a los sectores que producen, no es superávit: es un suicidio a fuego lento.
Lo advirtió la Sociedad Rural de Rosario con todas las letras: “No se puede pretender un superávit fiscal, sin antes permitir que el país genere ingresos genuinos y desarrollo económico”. Es una frase que debería estar tallada en mármol en la puerta del Ministerio de Economía. Porque si Milei cree que puede construir la Argentina liberal sobre las ruinas del campo, quizás esté subestimando la fuerza silenciosa de los que trabajan la tierra. Y en política, las cuentas cierran… hasta que dejan de cerrar.
Fuentes:
- https://www.perfil.com/noticias/nea/alarma-en-el-campo-duro-documento-de-la-sociedad-rural-de-rosario-por-la-asfixiante-presion-impositiva.phtml
- https://www.lapoliticaonline.com/santa-fe/durisimo-documento-de-la-sociedad-rural-de-rosario-el-superavit-fiscal-no-es-legitimo-si-asfixia-la-produccion/




















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