En medio del feroz ajuste el gobierno de Milei habilita subsidios sociales para ciudadanos israelíes residentes en Argentina

Mientras se ajusta brutalmente sobre los sectores populares, el Estado argentino oficializó un acuerdo con Israel para que sus ciudadanos puedan acceder a asignaciones familiares y subsidios sociales en territorio nacional.

El pacto entre ANSES y el Estado israelí fue reglamentado por el Ejecutivo de Javier Milei en junio. En medio del congelamiento de programas sociales, la eliminación del fondo de incentivo docente, la desfinanciación universitaria y el desguace del sistema previsional, el gobierno habilita una vía privilegiada para que ciudadanos extranjeros accedan a recursos estatales argentinos. La “casta” parece tener pasaporte extranjero.

En un contexto de ajuste despiadado, despidos masivos en el Estado, licuación del salario, destrucción de la salud pública, jubilaciones de miseria y universidades al borde del colapso, el gobierno de Javier Milei avanza en silencio con un convenio internacional que destila un tufo a privilegio diplomático disfrazado de cooperación bilateral.

Con la Resolución 189/2024, publicada el 5 de junio en el Boletín Oficial, el Estado argentino reglamentó un acuerdo con el gobierno de Israel que permite a ciudadanos israelíes residentes en Argentina acceder a subsidios, asignaciones familiares y otras prestaciones económicas provistas por ANSES. El documento, firmado en 2017 pero congelado hasta ahora, fue desempolvado y puesto en marcha con una celeridad que contrasta brutalmente con la parsimonia con la que se ejecutan políticas sociales para los argentinos.

La noticia, que pasó casi inadvertida entre los grandes medios, fue abordada por algunos portales con espíritu crítico. El convenio establece la «totalización» de períodos laborales y la “exportación de beneficios”, lo cual significa que un ciudadano israelí podrá percibir en Israel asignaciones o subsidios generados en Argentina. Pero el dato más irritante, escandaloso y violento para los millones de argentinos a los que se les niega cualquier tipo de contención social, es que también habilita a los residentes israelíes en el país a recibir esas mismas ayudas del Estado argentino como si se tratara de ciudadanos nativos.

¿Cooperación internacional o privilegio geopolítico?

Este tipo de convenios de seguridad social existen con otros países, como España, Italia o Chile. Sin embargo, su reglamentación bajo un gobierno que ha cortado jubilaciones anticipadas, vetado el presupuesto universitario, despedido científicos y desmantelado políticas públicas, pone en evidencia una jerarquización perversa del gasto estatal. Lo que para un docente argentino, un jubilado o un niño pobre es un “gasto”, para un ciudadano israelí es un “derecho garantizado”.

El memorándum firmado entre ANSES y el Instituto Nacional de Seguros del Estado de Israel (Bituaj Leumi) habilita además la posibilidad de que se tramiten estos beneficios sin necesidad de presencia física, a través de oficinas que intermedien en ambos países. Es decir, un residente israelí puede cobrar asignaciones familiares o por discapacidad sin pisar una sede de ANSES, mientras miles de argentinos deben hacer fila durante horas, si no días, para acceder a un turno.

¿Dónde queda el discurso de la “motosierra”? ¿Dónde la cruzada contra el “Estado elefantiásico”? ¿Dónde el mantra del “no hay plata”? Parece que sí hay dinero para sostener prestaciones para ciudadanos de otro país, siempre y cuando ese país sea Israel. Porque no se trata solo de un acuerdo técnico; es también un gesto ideológico, un guiño político a un aliado estratégico del gobierno de Milei en su nueva doctrina internacional.

La doctrina Bullrich: represión para los de acá, beneficios para los de allá

Mientras en los barrios populares los comedores se quedan sin alimentos, se criminaliza la protesta, se ahoga financieramente a los gobernadores y se corta el financiamiento educativo, la diplomacia libertaria afianza lazos con Israel, no solo en lo simbólico sino en lo material.

La ministra Patricia Bullrich viajó a Tel Aviv para estrechar vínculos en materia de “seguridad” y “cooperación tecnológica”. Ahora, el Ejecutivo reglamenta un acuerdo que implica que ciudadanos israelíes podrán recibir recursos públicos argentinos sin restricciones, sin verificación de vulnerabilidad ni límite de patrimonio.

Esto ocurre mientras se desploma el poder adquisitivo, se multiplican los despidos, y se niegan aumentos a jubilados con el argumento de que “no hay caja”. En paralelo, se habilitan canales diplomáticos y administrativos para garantizarle al ciudadano extranjero lo que se le niega sistemáticamente al nacional.

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Milei repite, sin pausa, que el Estado es una organización criminal. Pero ese mismo Estado, que según él debe reducirse a su mínima expresión, se vuelve generoso y funcional cuando se trata de financiar a quienes responden a sus alianzas estratégicas o ideológicas.

Este acuerdo no es aislado. Es parte de un entramado más amplio de subordinación del interés nacional a una política exterior dictada por fanatismos personales, imposiciones del Norte Global y un alineamiento dogmático con potencias extranjeras, sin reciprocidad aparente.

Resulta llamativo que en el marco de un gobierno que eliminó el programa “Potenciar Trabajo”, que recortó por decreto la movilidad jubilatoria, que vetó la ley de financiamiento universitario aprobada por el Congreso, se oficialice un convenio que implica transferencias estatales a ciudadanos de otro país. ¿Qué sector de la sociedad votó para que eso sucediera? ¿Dónde está el beneficio para el pueblo argentino?

Silencio mediático y complicidad institucional

Tal vez lo más escandaloso no sea el acuerdo en sí, sino el cerco de silencio que lo rodea. Los grandes medios, cómplices o disciplinados, apenas han mencionado esta reglamentación. El oficialismo, por su parte, no ha dicho una palabra al respecto. Y la oposición, salvo contadas excepciones, ha optado por mirar para otro lado.

Estamos frente a un episodio que expone con crudeza el doble estándar con el que se gestiona el Estado en la era Milei. A los argentinos se les exige sacrificio, se los reprime, se los culpa por el déficit. Pero a los aliados extranjeros se les garantiza cobertura, se les envía dinero, se les abre la puerta del ANSES.

Conclusión: una entrega en cuotas disfrazada de modernización

Este convenio no es una casualidad ni una formalidad administrativa. Es la expresión concreta de una política de Estado que prioriza a los socios ideológicos y económicos del gobierno sobre el pueblo argentino. Una política que prefiere subsidiar a ciudadanos extranjeros antes que garantizar el derecho a la educación, la salud y la alimentación en su propio país.

Javier Milei no está achicando el Estado. Está achicando la Patria.

Está convirtiendo al aparato público en una maquinaria al servicio de intereses ajenos, mientras condena a millones a la exclusión, la pobreza y la desesperanza. Este acuerdo con Israel, ejecutado a espaldas de la ciudadanía, con opacidad y cinismo, es solo una muestra más de ese rumbo. Un rumbo que no tiene nada de libertario y mucho de entreguismo.

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