En la dolorosa e ineludible tarea de nombrar lo innombrable, nos paramos frente al triple Femicidio de Brenda, Morena y Lara para alzar una voz de repudio inquebrantable y profunda denuncia.

La Crueldad en el Vacío Estatal
Estos crímenes atroces, perpetrados con una saña que desgarra el tejido social, no son hechos aislados ni meros «excesos». Son la manifestación más brutal y execrable de una lógica que se alimenta de la ausencia estatal.
Cuando el Estado se corre de su responsabilidad primordial —la de garantizar la vida, los derechos y el bienestar—, cuando se aplica el recorte presupuestario como herramienta de política pública en lugar de invertir en prevención, acompañamiento y justicia, se abren grietas que son rápidamente colonizadas. Es en ese vacío el narcotráfico, la violencia organizada y la economía de la ilegalidad extienden sus tentáculos, encontrando en los cuerpos de las mujeres el territorio predilecto para ejercer y exhibir su poder.
Pedagogía de la Crueldad: El Cuerpo como Mensaje
La violencia ejercida contra Brenda, Morena y Lara —las torturas, la mutilación, la exhibición de su sufrimiento— excede el mero acto de matar. Es una «pedagogía de la crueldad» en el sentido más crudo que le dio la antropóloga Rita Segato: una enseñanza, una lección que se imparte a la sociedad a través del cuerpo ultrajado de la víctima.
Esta crueldad tiene una función comunicativa:
1. Disciplina: Busca disciplinar a la población, infundir terror y mostrar que existen zonas de impunidad donde la vida de las mujeres no vale nada.
2. Advertencia: Es un mensaje mafioso que utiliza el dolor de las mujeres como la cuerda más sensible para presionar, intimidar y fijar fronteras de terror.
3. Cosificación: Convierte el cuerpo de las mujeres en un objeto de uso, abuso y descarte, reafirmando el desprecio patriarcal por sus vidas.
La barbarie de este triple femicidio es la consecuencia directa de una sociedad patriarcal que se niega a reconocer la vida de las mujeres y diversidades como digna de ser vivida. Esta violencia se potencia en un contexto de negacionismo activo de las políticas de género y de desmantelamiento de las herramientas que el feminismo ha conquistado con lucha. Quienes niegan la existencia de los femicidios y eliminan los presupuestos para combatirlos son, objetivamente, cómplices por omisión de la impunidad y el horror.
Justicia y Reparación
Hoy, nuestro dolor se transforma en furia colectiva. Exigimos Justicia con la máxima pena para todos los responsables, materiales e intelectuales, que participaron en este horrendo crimen.
Exigimos a los tres poderes del Estado:
Reafirmar la emergencia en violencia de género y aunentar el presupuesto destinado a las políticas de prevención y protección.
Actuar con celeridad y perspectiva de género en la investigación, desarticulando las redes de narcotráfico y explotación que operan con total impunidad en nuestros barrios.
Terminar con la indolencia y el desprecio por la vida de las mujeres y diversidades.

¡Ni Una Menos!
El dolor por Brenda, Morena y Lara nos obliga a seguir en las calles, gritando que el miedo no nos paraliza.
¡Justicia por Brenda, Morena y Lara!
¡Vivas nos queremos!


















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