El exministro de Defensa respondió con precisión quirúrgica al acting de campaña de Diego Santilli, quien lo había desafiado a debatir “donde quiera y cuando quiera”.
Mientras Santilli busca protagonismo en medio del caos interno de La Libertad Avanza y la caída de Espert, Jorge Taiana le devolvió la pelota con una propuesta concreta: debatir en el Hospital Garrahan sobre el veto a la ley de emergencia pediátrica que el diputado del PRO apoyó sin titubear.
El diputado del PRO, Diego Santilli, intentó este lunes volver al centro de la escena con una de sus maniobras de marketing electoral preferidas: un desafío en redes sociales. “Lo convoco a Jorge Taiana a debatir. Donde quiera, a la hora que quiera, como quiera. Nosotros queremos un país en donde se pueda trabajar y vivir en paz. Una Argentina donde la seguridad sea una prioridad y un derecho. Y vos”, escribió en su cuenta de X, buscando instalar su figura en la discusión política nacional.
El problema, como suele ocurrir con Santilli, fue que la respuesta no tardó en llegar y lo dejó completamente expuesto. Con su habitual tono firme, Jorge Taiana recogió el guante, pero con un giro que descolocó al exfuncionario macrista: “Cuando se confirme si realmente vas a ser el candidato que encabece la boleta no tengo problema en debatir, como vos decís donde quieras y cuando quieras. ¿Por qué no empezamos yendo juntos al Hospital Garrahan y comenzamos a debatir sobre la situación de la salud pública y el desfinanciamiento nacional? Ya que vos ya sos diputado nacional quizás puedas explicar en ese debate por qué apoyaste el veto a la ley de emergencia pediátrica”.
El golpe fue directo y sin anestesia. Taiana no solo aceptó el debate, sino que lo llevó a un terreno incómodo para el macrismo: el del desmantelamiento del sistema de salud pública. En ese sentido, la elección del Garrahan como escenario no fue casual. El hospital pediátrico más importante del país se convirtió en símbolo del abandono estatal tras el veto presidencial a la ley que buscaba declarar la emergencia pediátrica, medida respaldada por Santilli en el Congreso.
El contraste entre ambos fue inmediato. Mientras Santilli hablaba de “vivir en paz” y de “priorizar la seguridad”, Taiana le recordó que la verdadera seguridad empieza por garantizar la salud de los niños. El exministro peronista desnudó así la superficialidad del discurso de campaña del PRO y su alianza con el oficialismo libertario, que en los hechos ha decidido ajustar donde más duele: en la educación, la ciencia y la salud pública.
Además, el comentario de Taiana sobre la “confirmación” de la candidatura no fue menor. En medio del derrumbe político de José Luis Espert, quien abandonó su candidatura envuelto en el escándalo narco y dejó a La Libertad Avanza a la deriva, Santilli intenta reposicionarse como cabeza de lista, aunque sin confirmación formal. El exvicejefe porteño busca ahora un espacio de visibilidad que compense el vacío político del espacio de Milei en la provincia de Buenos Aires.
El intento de Santilli por subirse a la ola de “los debates” terminó siendo una jugada torpe: su invitación genérica a “hablar de seguridad” recibió una respuesta que lo obligaría a pisar el suelo real, el de los hospitales sin insumos y los niños sin atención adecuada. Si el diputado PRO realmente acepta la propuesta de Taiana y se anima a debatir en el Garrahan, deberá hacerlo frente a médicos y familias que saben de primera mano lo que implica el ajuste que él mismo acompañó.
Taiana, por su parte, mostró que no teme discutir ni dar la cara, pero que los debates deben servir para algo más que para grabar spots de campaña. “Vayamos al Garrahan”, propuso, marcando la diferencia entre quienes usan la palabra “seguridad” como eslogan y quienes entienden que no hay paz posible si el Estado abandona a los más vulnerables.
En tiempos en que la política se llena de frases vacías y desafíos por redes sociales, la respuesta de Taiana funcionó como recordatorio de que la discusión de fondo no pasa por el rating ni por las encuestas, sino por las decisiones concretas que afectan la vida de millones. Si Santilli quiere “vivir en paz”, tal vez debería empezar por mirar a los ojos a las familias que esperan atención médica para sus hijos y preguntarse de qué lado está.
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