Milei elimina el Fondef y pone en riesgo la operatividad de los F-16

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El Gobierno recorta el financiamiento destinado al reequipamiento de las Fuerzas Armadas en el Presupuesto 2026.

La eliminación del Fondo de la Defensa (Fondef) deja a las Fuerzas Armadas sin previsibilidad para sostener sus operaciones y compromete el futuro de los F-16 adquiridos bajo un esquema plagado de dudas.

El proyecto de Presupuesto 2026 presentado por Javier Milei avanza en la derogación del inciso 1 del artículo 4 de la Ley 27.565, una norma que garantizaba que al menos el 0,8% de los ingresos corrientes del Estado se destinaran al reequipamiento militar a través del Fondo de la Defensa (Fondef). Esa medida, impulsada en su momento por Agustín Rossi y aprobada con amplio consenso parlamentario, buscaba asegurar previsibilidad a un área históricamente castigada por la falta de recursos y la improvisación. Hoy, esa previsibilidad desaparece de un plumazo.

La decisión del Ejecutivo no llega en un vacío. Se inscribe en un clima de malestar creciente dentro de las Fuerzas Armadas: miles de efectivos se ven obligados a buscar empleos paralelos por la política salarial incumplida, la obra social militar atraviesa un colapso que deja sin cobertura a pacientes con enfermedades graves, y empresas estatales vinculadas a la defensa, como Coviara o el Hospital Naval, se hunden en la incertidumbre. En ese contexto, recortar el Fondef equivale a desarmar la última herramienta que aseguraba continuidad en el reequipamiento.

El especialista en Defensa Sergio Eissa advirtió que con esta derogación el financiamiento del área queda reducido a donaciones privadas y a la siempre incierta posibilidad de acceder a créditos externos. Esto implica que el sostenimiento de los F-16 —una compra presentada con bombos y platillos— depende ahora de mecanismos extraordinarios y frágiles. Combustible, aceite, mantenimiento, entrenamiento de pilotos: todo lo que hace posible que un avión vuele queda en jaque.

La historia ofrece un espejo incómodo. En 2001, el gobierno de Fernando de la Rúa también anuló un artículo que garantizaba incrementos presupuestarios para la defensa. El resultado fue la degradación del parque aéreo: de los 36 aviones A4AR adquiridos en la era Menem, apenas la mitad pudo mantenerse operativa, hasta caer en la obsolescencia. Hoy, el déjà vu es evidente.

El discurso oficial intenta justificar los recortes como parte de una “necesidad fiscal”, pero el trasfondo revela otra cosa: la subordinación de la política de Defensa a un ajuste ciego que no distingue entre gasto superfluo y necesidades estratégicas. En nombre del déficit cero, Milei y su ministro Luis Petri hipotecan no solo la operatividad de un sistema de armas moderno, sino también la capacidad del país de sostener una defensa mínima y digna.

Las dudas se multiplican. El programa de adquisición de los F-16 se realizó bajo el paraguas del Foreign Military Sales (FMS) de Estados Unidos, que exige pagos inmediatos y sin excusas. ¿De dónde saldrán los fondos si el Presupuesto 2026 licúa el financiamiento y la economía real se desploma? ¿Cómo se entrenarán los pilotos si no hay presupuesto para mantener horas de vuelo? La respuesta, por ahora, es el silencio.

El gobierno de Milei, obsesionado con mostrar austeridad en el Excel, repite viejos errores que ya costaron años de atraso. Mientras tanto, la pregunta es tan simple como perturbadora: ¿de qué sirve comprar aviones de combate si no hay plata para que despeguen?

Fuente:

.https://www.lapoliticaonline.com/politica/presupuesto-fondef/

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