En plena crisis económica y política, con la renuncia de José Luis Espert sacudiendo la interna oficialista, el presidente Javier Milei decidió dedicar su lunes al mediodía a ensayar para su show musical en el Movistar Arena. Sí, mientras exige “no aflojar” al pueblo argentino, el mandatario pasaba la jornada con guitarras, micrófonos y su “banda presidencial”, preparando la presentación de su libro La construcción del milagro.
La postal —difundida por su ministro Federico Sturzenegger— muestra a un Milei desconectado del país real, ocupado en su faceta de rockstar más que en la gestión. En medio de un ajuste feroz, tarifas por las nubes y salarios pulverizados, su agenda oficial luce vacía de compromisos institucionales, pero llena de amplificadores.
El contraste es tan grotesco como el mensaje que transmite: mientras la sociedad soporta los recortes y el caos político dentro de su propio espacio, el presidente elige ensayar para un espectáculo personal. Ni una reunión de gabinete, ni una conferencia de prensa, ni una respuesta sobre la renuncia de Espert: solo un ensayo, un lunes al mediodía, en el país que él mismo pidió “no aflojar”.





















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