La Asociación Trabajadores del Estado (ATE) anunció un Plenario Federal para el 11 de noviembre en el que debatirá un plan de acción ante el avance de la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei. La dirigencia sindical advierte que la situación exige una respuesta inmediata para frenar el desmantelamiento de derechos laborales.
En un contexto de creciente tensión entre el Estado y los trabajadores, la conducción nacional de ATE convocó a sus delegados de todo el país a un plenario mixto, presencial y virtual, con un temario centrado en el análisis del escenario post electoral y la definición de medidas de acción directa frente a lo que describen como un “feroz ataque” a los derechos laborales y sindicales.
La Asociación Trabajadores del Estado (ATE) no esperará pasivamente los próximos pasos del Gobierno. La conducción nacional del gremio, encabezada por Rodolfo Aguiar, Mercedes Cabezas y Flavio Vergara, convocó para el martes 11 de noviembre a un Plenario Federal de Delegadas y Delegados del Estado Nacional, en lo que promete ser una jornada clave para definir la respuesta sindical ante la inminente reforma laboral que impulsa Javier Milei.
El encuentro se desarrollará bajo una modalidad mixta: de manera presencial en el Auditorio Eva Perón de la sede nacional del sindicato, ubicada en la avenida Belgrano 2527, y de forma virtual a través de la plataforma Zoom. La convocatoria, firmada por el Consejo Directivo Nacional de ATE, subraya el clima de gravedad que atraviesa el país y el “feroz ataque contra el Estado, sus trabajadores y trabajadoras”.
En la agenda del plenario figuran tres puntos fundamentales: un informe general sobre la coyuntura política y económica, un debate sobre el escenario post electoral y la definición de medidas de acción directa. Aunque la comunicación oficial mantiene un tono institucional, la base sindical anticipa una discusión intensa sobre los pasos a seguir frente a un gobierno que, en nombre de la “modernización”, busca desmantelar derechos conquistados durante décadas.
“Esperar hasta el 10 de diciembre es suicida”, se escucha con crudeza entre los delegados. La advertencia refleja el sentimiento de urgencia que recorre las filas estatales. ATE no oculta su preocupación por el proyecto de reforma laboral que, bajo el pretexto de promover la “libertad económica”, pretende recortar indemnizaciones, flexibilizar convenios y debilitar la capacidad de organización sindical.
El discurso oficial promete crecimiento y empleo, pero la dirigencia gremial lo desmiente con contundencia. “El Gobierno está mintiendo. Tiene que explicar con claridad para qué quiere una reforma laboral, porque si nos dice que es para generar empleo y que crezca la economía, eso es falso. No va a ocurrir quitando derechos”, advierten desde el sindicato.
La preocupación se amplifica al considerar la nueva composición del Congreso y el “pragmatismo atroz” de los gobernadores, que según ATE, comparten con el Ejecutivo una agenda de ajuste fiscal a costa del salario estatal y la precarización laboral. En este contexto, el gremio anticipa que el debate parlamentario difícilmente será un espacio favorable para los trabajadores.
“El camino que nos queda es ejercer nuestros derechos constitucionales de manifestación y protesta”, aseguran desde la conducción nacional, en una definición que anticipa una etapa de conflicto abierto si el oficialismo insiste en avanzar con la reforma.
La convocatoria al Plenario Federal no es solo un acto orgánico: es un mensaje político. ATE busca reactivar la fuerza territorial de su estructura nacional y coordinar acciones conjuntas con las seccionales de todo el país. En la práctica, la medida implica un llamado a la unidad de los estatales, pero también una advertencia al Gobierno: la resistencia será colectiva y organizada.
El escenario post electoral plantea además nuevos desafíos para el sindicalismo argentino. Con un Congreso fragmentado y un Ejecutivo decidido a gobernar por decreto, los gremios enfrentan la disyuntiva de adaptarse o confrontar. En ese tablero, ATE se posiciona como uno de los actores dispuestos a no retroceder.
El plenario del 11 de noviembre podría marcar el inicio de una nueva etapa de lucha sindical, donde los trabajadores del Estado busquen recuperar la iniciativa frente a un modelo que los considera un costo. Lejos de resignarse, el sindicato intenta encarnar una respuesta colectiva ante un gobierno que parece decidido a transformar el Estado en una empresa y a los trabajadores en variables de ajuste.
ATE, con su historia de lucha y su estructura federal, se prepara para una pulseada que no solo es laboral, sino política e ideológica. Lo que está en juego no es una cláusula o un convenio: es la supervivencia de la organización sindical como herramienta de defensa social. Y en ese sentido, la advertencia que recorre las bases no es una exageración: “Si nos quedamos quietos, nos aplastan”.
















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