La vicepresidenta avanza en conversaciones con el Pichetto y sectores del PRO para construir una alternativa presidencial de cara a 2027, mientras crecen sus tensiones con Javier Milei.
Victoria Villarruel ha decidido que no permanecerá a la sombra de Javier Milei. En medio de crecientes tensiones internas en el gobierno libertario, la vicepresidenta habría mantenido una reunión clave con Miguel Ángel Pichetto para explorar la construcción de un espacio político alternativo, capaz de disputar el poder en 2027. La versión, que circula con fuerza en el Senado, no ha sido desmentida por ninguno de los involucrados, un silencio que alimenta la especulación política sobre el futuro del oficialismo.
Según pudo confirmar LPO, tres legisladores de peso coinciden en que Villarruel y Pichetto se encontraron recientemente, en el contexto de un profundo desgaste en la relación entre la vice y el presidente. En ese encuentro, Villarruel le habría manifestado a Pichetto su convicción de que será presidenta en 2027, confirmando una ambición que se insinúa desde el inicio mismo del gobierno libertario, con múltiples gestos hacia el peronismo conservador y sectores del PRO.
La vicepresidenta ha construido vínculos con actores influyentes, desde gobernadores como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), hasta figuras del macrismo como Diego Santilli, aunque este último se habría alejado ante el agravamiento del conflicto entre Villarruel y la Casa Rosada. No es casual que la vice haya colocado un busto de Isabel Perón en el Senado ni que haya tendido lazos con la familia de José Ignacio Rucci, símbolos fuertes para el peronismo ortodoxo.
Por su parte, Pichetto —ex candidato a vicepresidente en 2019 y figura central del peronismo federal— se encuentra en plena ronda de contactos. Viene de reunirse con Juan Schiaretti y Mauricio Macri, a quien no logró convencer de competir contra Patricia Bullrich en la Ciudad de Buenos Aires. Su obsesión es clara: construir una fuerza política de centro que pueda ocupar el vacío que, según él, dejará el “agotamiento de la experiencia libertaria”.
Ese diagnóstico une sus intereses a los de Villarruel. Ambos perciben el creciente hartazgo de los gobernadores y de buena parte del Congreso con la lógica confrontativa y personalista de Milei. La vice, lejos de replegarse, se ha mostrado dispuesta a plantar cara al presidente. Así lo hizo recientemente, exigiendo que Milei “salga del Palacio para ver cómo la pasa la gente”, en medio de un clima de descontento social y reclamos por la política de ajuste.
Además, Villarruel estaría moviendo fichas en el Senado para sumar los dos tercios necesarios que permitan rechazar el veto presidencial al aumento de las jubilaciones, un tema explosivo que podría dejar al presidente en minoría y evidenciar la fractura en el oficialismo.
Sin embargo, no todo es armonía entre Pichetto y Villarruel. El veterano dirigente peronista observa con recelo la creciente influencia de militares retirados y ex agentes de inteligencia en el entorno más íntimo de la vicepresidenta, un dato que, según fuentes parlamentarias, le genera desconfianza y podría convertirse en un límite político a la eventual alianza.
Mientras tanto, la vicepresidenta sigue tejiendo contactos. Una reunión reciente con el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, evidencia su estrategia de ampliar puentes hacia referentes jóvenes de Juntos por el Cambio, una movida que coincide con el interés de Pichetto, quien tiene en alta estima al mandatario patagónico, aunque en menor medida a Martín Llaryora (Córdoba) y Pullaro (Santa Fe).
La incógnita es si todo este armado responde solo a las presidenciales de 2027 o si se está midiendo, en voz baja, la posibilidad de un escenario mucho más inmediato: una Asamblea Legislativa que, en caso de una crisis política terminal, deba definir la continuidad presidencial. Algunas voces en el Congreso sostienen que estas conversaciones ya incluyeron cálculos sobre los votos que Villarruel podría reunir para completar el mandato si Milei no logra sostener la gobernabilidad.
En definitiva, Villarruel y Pichetto parecen coincidir en algo esencial: el gobierno libertario, en lugar de consolidarse, está abriendo grietas cada vez más profundas. Y en ese terreno inestable, la vicepresidenta se muestra dispuesta a convertirse en la heredera o, quizá, en la reemplazante.
La disputa está en marcha. Y Milei, aunque todavía es el centro de la escena, empieza a enfrentar el desafío más temido por cualquier líder: el fuego amigo.
Fuente:
- explora alianza con Pichetto para disputarle el poder a Milei





















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