La fábrica de galletitas Tía Maruca, ubicada en Albardón y administrada por Dilexis, decidió esta semana darle un respiro… a su propia producción, y no necesariamente a sus trabajadores. Cerca de 300 empleados fueron obligados a tomarse vacaciones durante siete días, mientras un reducido grupo se quedó para tareas de mantenimiento y montaje.
Desde la empresa, explican que se trata de una “parada técnica planificada” para mejorar la productividad y aprovechar el stock acumulado. Nada que ver con la caída del consumo ni con problemas económicos, aseguran. Pero, si alguien creía que estas palabras aliviarían la preocupación de los empleados, el efecto fue todo lo contrario: muchos recuerdan que apenas unos meses atrás, en mayo, atravesaron demoras en el pago de sus sueldos. Entonces, el CEO Pablo Tamburo tuvo que salir a asegurar que la fábrica estaba “viva y creciendo”, y a invitar a inversores a apostar por su expansión.
Ahora, aunque la gerencia insiste en que no hay riesgo de cierre ni despidos masivos, admite que el contexto obliga a revisar gastos y turnos. Y mientras tanto, los trabajadores de Albardón miran con incertidumbre su futuro laboral, en una planta que no solo es clave para la economía local sino también para proveedores que dependen de su funcionamiento.
La pregunta flota en el aire: ¿realmente es una medida de optimización, o es la primera señal de alerta de que el consumo, la inflación y los costos presionan más de lo que la empresa quiere admitir?
En un momento donde la economía argentina sigue mostrando signos de fragilidad y las familias enfrentan dificultades crecientes, la pausa de Tía Maruca no pasa desapercibida. Optimización productiva o aviso encubierto de tensión económica, lo cierto es que los trabajadores son quienes más sienten el sabor amargo de esta decisión.
Fuente:
- https://www.baenegocios.com/negocios/Tia-Maruca-paro-la-produccion-de-galletitas-y-dio-licencia-a-300-empleados-20250827-0033.html
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