En menos de 48 horas, dos exponentes del oficialismo libertario dejaron escapar palabras que ningún gobierno en crisis económica desea pronunciar en voz alta. Virginia Gallardo habló de “corralito” en vivo con Feinmann. Juan Carlos de Pablo, asesor económico cercano al oficialismo, deslizó con naturalidad: “Después de la devaluación nos calmamos un poquito”. Los micrófonos, esta vez, fueron más sinceros que los discursos.
Hay lapsus que valen más que mil conferencias de prensa. En apenas dos días, La Libertad Avanza acumuló dos de esos momentos incómodos en los que la palabra traiciona al mensaje. La candidata Virginia Gallardo y el economista Juan Carlos de Pablo —ambos portavoces, en distintos planos, del modelo que impulsa Javier Milei— pronunciaron dos términos que condensan el miedo económico argentino: corralito y devaluación.
El martes, Gallardo se sentó frente a Eduardo Feinmann en LN+. Entre el ruido del dólar, la crisis de reservas y las versiones sobre posibles restricciones bancarias, la flamante figura mediática reconvertida en candidata lanzó, sin filtro: “Capaz que mañana te ponen un corralito”. El conductor, habituado a pilotear derrapes en vivo, intentó disimular el impacto. Pero la palabra quedó flotando. Corralito: el trauma del 2001, el símbolo del colapso de la convertibilidad y de la confiscación del ahorro popular. Un término que ningún funcionario responsable se atreve a pronunciar, salvo que el inconsciente lo empuje.
Gallardo intentó salir del paso con frases genéricas sobre “los argentinos que ya no confían en la política”, pero el daño estaba hecho. En menos de una hora, el fragmento circulaba por redes sociales, acompañado por memes y recordatorios de que en 2001 también hubo quienes “no creían que podía pasar”. La candidata, que en otras entrevistas ya había demostrado dificultades para sostener debates técnicos —como cuando no supo cuántos habitantes tiene el país—, esta vez expuso un temor real: que el propio espacio libertario no pueda garantizar estabilidad financiera.
El lapsus no fue solo un error comunicacional: fue una grieta en el relato de Milei. Porque el gobierno que promete “disciplina fiscal y confianza en los mercados” no puede permitirse que su propia tropa mencione la palabra prohibida. En comunicación política, los actos fallidos no son meras equivocaciones; son la irrupción del inconsciente colectivo. Y en el inconsciente argentino, “corralito” es sinónimo de desastre.
Si la frase de Gallardo despertó alarma, la de Juan Carlos de Pablo terminó de encender todas las luces rojas. Durante una entrevista televisiva, el economista —uno de los referentes escuchados por el propio Milei y por su ministro Caputo— dijo con naturalidad: “Después de la devaluación, nos calmamos un poquito”. Así, como si se tratara de una anécdota menor. El detalle: no hubo devaluación oficial anunciada. No todavía. Pero De Pablo habló en pasado.
El comentario —captado en video y verificado por múltiples medios— sugiere que en los despachos libertarios ya se da por hecho que una devaluación está en marcha o, peor, que ya fue pactada. Y que el “calmarse” al que alude no es precisamente el de los argentinos, sino el de los mercados que esperan un ajuste cambiario para recuperar rentabilidad.
En apenas dos frases, el espacio que dice aborrecer la “casta política” mostró su costado más cínico. Gallardo anticipó un corralito que nadie confirmó, y De Pablo admitió una devaluación que nadie anunció. Pero ambos, sin quererlo, verbalizaron el corazón del programa libertario: la desconfianza, el ajuste y la fe ciega en que el sufrimiento del pueblo será pasajero.
El episodio deja al desnudo otro rasgo del mileísmo: la improvisación. Mientras el presidente sigue ocupando horas en conferencias internacionales o peleas digitales, sus voceros exponen ante cámara los miedos que la comunicación oficial intenta tapar. La palabra “corralito” dispara pánico; la palabra “devaluación” presagia inflación. Ambas, juntas, definen el clima económico que atraviesa el país.
Ninguno de los dos episodios fue desmentido oficialmente. El silencio del gobierno parece confirmar lo que los lapsus revelan: que el plan de Milei y Caputo descansa en una contención artificial del tipo de cambio y en un ajuste que, tarde o temprano, terminará empujando una nueva devaluación.
Los actos fallidos no son simples errores. Freud diría que son la forma en que la verdad se abre paso entre las máscaras del discurso. Y en la Argentina de 2025, donde el salario se licúa y los precios corren más rápido que los anuncios, escuchar a una candidata libertaria decir “corralito” y a un economista hablar de “la devaluación” no parece casualidad: es el inconsciente económico de un gobierno que no puede esconder lo que realmente teme.
Quizás no haya mejor radiografía del mileísmo que este doble tropiezo mediático: la sonrisa incómoda de Gallardo y la sinceridad brutal de De Pablo. Uno por ignorancia, otro por exceso de sinceridad. Ambos, símbolos de una gestión que empieza a mostrar sus fisuras justo cuando pretendía exhibir control.
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Fuentes verificadas:
Minutouno – “Eduardo Feinmann expuso en vivo a Virginia Gallardo que ratificó desconocer cuántos habitantes hay en el país”
https://www.minutouno.com/politica/eduardo-feinmann-expuso-vivo-virginia-gallardo-que-ratifico-desconocer-cuantos-habitantes-hay-el-pais
Headtopics – “Virginia Gallardo, en plena escalada del dólar: ‘Capaz que mañana te ponen un corralito’”
https://my.headtopics.com/news/virginia-gallardo-en-plena-escalada-del-d-lar-capaz-que-74727575




















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