El endurecimiento monetario del gobierno libertario, las tasas récord y la caída del consumo generaron una ola inédita de cheques rechazados en septiembre: 92.535, un salto del 29% mensual y del 177% interanual, según datos oficiales del Banco Central.
El Banco Central confirmó que los cheques sin fondos alcanzaron en septiembre el nivel más alto desde la pandemia. La política económica de Javier Milei, basada en la restricción del crédito y las tasas de interés desorbitadas, está provocando un efecto dominó que golpea de lleno a las pequeñas y medianas empresas. El dato oficial, verificado por el Instituto Argentina Grande, expone el deterioro acelerado de la cadena de pagos.
En septiembre de 2025, 92.535 cheques fueron rechazados por falta de fondos, según el Informe Mensual de Pagos Minoristas del Banco Central. Es un número que no se veía desde junio de 2020, en plena pandemia. Lo más alarmante es la tendencia: un aumento del 29% respecto de agosto y un 177% más que hace un año, cuando el mismo indicador se ubicaba en torno a los 33.000.
El monto total rechazado trepó a $278.777 millones, lo que revela la magnitud del deterioro en la solvencia del sector privado. Y no se trata de una anomalía aislada. Desde hace más de un año, el propio Banco Central viene registrando un crecimiento sostenido de los rechazos, reflejando la crisis de liquidez que atraviesa la economía argentina bajo el esquema de ajuste extremo impulsado por Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo.
La explicación técnica es sencilla, pero el impacto social es devastador. El gobierno libertario decidió mantener un apretón monetario feroz, reduciendo la cantidad de pesos en circulación para intentar contener la inflación y estabilizar el dólar. En paralelo, las tasas de interés alcanzaron niveles prohibitivos, lo que asfixia a las pymes que dependen del crédito para sostener sus operaciones. Con las ventas en caída y los costos financieros por las nubes, miles de empresas simplemente no logran cubrir los cheques emitidos semanas o meses atrás.
El Banco Central informó que durante septiembre se compensaron 5,3 millones de cheques por un total de $20,3 billones, y que el 3,6% de ellos fue rechazado por falta de fondos. Este es el peor ratio del año y confirma lo que muchos empresarios ya denuncian: la cadena de pagos está al borde del colapso.
El fenómeno no tardó en repercutir en redes sociales y medios. La imagen que ilustra este artículo fue difundida originalmente por el Instituto Argentina Grande (IAG) —un centro de estudios vinculado al pensamiento peronista y kirchnerista— y luego viralizada por el usuario @hernanpablo, investigador asociado a Flacso y crítico del modelo económico de Milei. En apenas horas, el posteo superó las 10.000 vistas, 444 likes y 240 reposteos, convirtiéndose en un símbolo de la bronca creciente frente al rumbo económico del gobierno.
Pero más allá de la batalla comunicacional, el dato es 100% oficial. Lo confirma el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en su informe publicado a fines de octubre. Y su lectura es inequívoca: la contracción del crédito y la recesión están provocando una ola de incumplimientos sin precedentes desde la salida de la pandemia.
Los números no sólo exponen un problema financiero; retratan un clima de desesperación económica. Comerciantes que no pueden reponer mercadería, proveedores que no cobran y bancos que endurecen las condiciones de descuento de cheques. Todo en un contexto donde el gobierno celebra el “superávit fiscal” mientras la economía real se desangra.
La política de “dolarización de facto” que impulsa Milei, junto con el ajuste de gasto público y la reducción de transferencias a las provincias, ha paralizado la circulación de dinero. El resultado: menos consumo, menos crédito, más quiebras y más cheques rebotados. En palabras simples, la economía se está secando.
El salto de septiembre muestra que la tensión en la cadena de pagos ya no se limita a las pymes más frágiles. También afecta a medianas empresas industriales, comercios consolidados e incluso cooperativas. Los expertos consultados por medios como Infobae, El Destape y Despertar Entrerriano coinciden en que la falta de liquidez está generando una “bola de nieve” de compromisos impagos que podría desembocar en una crisis crediticia de magnitud si no se modifica la política monetaria.
El contraste con la retórica oficial es abrumador. Mientras el Presidente asegura que “la inflación se está derrumbando”, la economía real se derrumba con ella. Los datos del BCRA revelan que detrás de cada cheque rechazado hay una historia concreta: un negocio que no vendió lo suficiente, un cliente que no pagó, un empleado que no cobró a tiempo. La llamada “motosierra” no solo recorta el gasto público; también está cortando las líneas de supervivencia del sistema productivo.
La incertidumbre domina el panorama. Si el gobierno insiste con su política de tasas elevadas y escasez de crédito, los próximos meses podrían agravar la crisis de pagos. El Banco Central intenta mantener el tipo de cambio controlado, pero el costo social del ajuste empieza a ser insostenible. La recesión ya no es una hipótesis: se siente en la calle, en los comercios vacíos, en las fábricas semiparadas y, como lo demuestra este informe, en la avalancha de cheques que vuelven sin fondos.
Los analistas más prudentes advierten que sin un cambio de rumbo —una reactivación del crédito, una baja gradual de tasas y una inyección de liquidez productiva—, el récord de septiembre podría ser solo el comienzo de una crisis de confianza más profunda. Por ahora, los números hablan por sí solos: 92.535 cheques rechazados, récord absoluto de los últimos cinco años.
Y detrás de esa cifra, una conclusión ineludible: el ajuste libertario está dejando a la Argentina sin aire.




















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