El paquete financiero de Estados Unidos ata el futuro económico argentino al resultado electoral de Milei

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Un salvataje condicionado que desnuda la subordinación del gobierno argentino a Washington.

El anuncio de un masivo paquete de ayuda financiera por parte del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dejó en evidencia que la economía argentina bajo Javier Milei no se sostiene por sus propios medios, sino por la expectativa de un rescate externo que, además, está atado al resultado de las elecciones de octubre. Washington promete un swap por 20 mil millones de dólares, compra de bonos y créditos de emergencia, pero todo queda en suspenso hasta que Milei logre su reelección.

El gesto no es neutro ni inocente. Se trata de un apoyo político explícito a un presidente que llegó al poder con la promesa de cortar la dependencia con el Fondo Monetario Internacional y que hoy se aferra a la tutela de Donald Trump para sobrevivir. Bessent fue claro: “Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas”. Traducido: si Milei pierde, no habrá salvataje.

El gobierno norteamericano no oculta sus intereses. El swap con China, una de las pocas herramientas que sostenían las reservas argentinas, es ahora visto como moneda de cambio. Estados Unidos presiona para desarmarlo y reemplazarlo por su propia línea, garantizando que cualquier flujo de divisas pase por su supervisión. No se trata solo de un auxilio económico, sino de una maniobra geopolítica que subordina aún más a la Argentina al tablero internacional dominado por Washington.

El discurso de Milei, que insiste en que “Argentina no necesita un rescate”, se estrella contra la realidad. Lo anunciado por Bessent es, en los hechos, un rescate en toda regla, aunque la Casa Blanca evite esa palabra para no despertar resistencias internas. La paradoja es brutal: un presidente que hace campaña con la idea de soberanía y de “libertad económica” acepta sin chistar que la estabilidad del país dependa de un salvavidas extranjero, condicionado y electoralista.

La medida busca calmar a los mercados, subir artificialmente los precios de los bonos y dar aire a los especuladores financieros norteamericanos, no resolver los problemas estructurales del país. Incluso analistas consultados advierten que el Tesoro puede intervenir comprando globales como los GD30, GD35 o GD41, movida que beneficiaría a fondos privados que buscan salir a mejores precios, mientras Argentina se hunde más en su dependencia.

Lo más grave es que todo esto ocurre sin control parlamentario, ni en Estados Unidos ni en Argentina. Ni el Congreso norteamericano ni el argentino tienen que aprobar el paquete, salvo que avance el crédito stand-by. Milei, entonces, negocia a espaldas de la institucionalidad y a merced de Trump, quien ofrece dólares con una sola condición: la continuidad de un modelo que hundió al pueblo argentino en más pobreza y dependencia.

Se habla de inversiones extranjeras directas y de un supuesto “regreso a los mercados” en 2026 si el riesgo país baja a 400 puntos. Pero esa promesa es un espejismo: las condiciones están dictadas por Washington, el costo es la pérdida de autonomía y la contrapartida es un país reducido a garante de los intereses financieros y geopolíticos de Estados Unidos. La pregunta es si los argentinos aceptarán este pacto de subordinación o si el voto de octubre abrirá la puerta a otro rumbo.

Fuente

.https://www.lapoliticaonline.com/economia/el-secretario-del-tesoro-dijo-que-despues-de-las-elecciones-compraran-deuda-argentina-y-prometio-un-swap-de-usd-20-mil-millones/

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