La caída de márgenes, las exigencias del BYMA y la intervención del Tesoro estadounidense desataron el pánico en el mercado financiero argentino. Rumores de quiebra, pérdidas millonarias y regulaciones improvisadas revelan el caos que reina bajo el gobierno de Javier Milei.
La supuesta quiebra de una de las principales sociedades de bolsa del país sacudió al corazón del sistema financiero. Entre rumores, comunicados defensivos y operaciones frenéticas, el mercado se enfrenta al riesgo de un colapso en cadena, producto de la desregulación extrema y la política económica errática del oficialismo. El “capitalismo anárquico” que Milei prometía liberar parece haber entrado en cortocircuito.
Arrancó como un simple rumor de pasillo, pero en cuestión de horas la sospecha de que una de las grandes sociedades de bolsa del país había quebrado desató un verdadero terremoto en la City porteña. En un ecosistema financiero debilitado por la recesión, la falta de crédito y las decisiones erráticas del gobierno de Javier Milei, cualquier chispa puede encender un incendio. Y esta vez, el fuego corrió rápido entre operadores, analistas y corredores bursátiles.
El murmullo creció cuando un experimentado gestor de cartera soltó la frase que nadie quería escuchar: “Una de las tres grandes tiene patrimonio neto negativo”. En otras palabras, sus activos ya no alcanzan para cubrir los pasivos. En el mundo financiero, eso equivale a un certificado de defunción anticipado. Ningún jugador importante puede sobrevivir mucho tiempo con números en rojo sin un rescate o una intervención regulatoria.
En paralelo, las redes sociales amplificaron la tensión. La cuenta Roma Equity Research lanzó un tuit explosivo: “Fundió una de las Alycs top 5 del país y yo no. Encima gané bastante plata. Año difícil”. En segundos, la versión se viralizó, pese a que luego fue borrada. El nombre de Balanz, una de las sociedades más grandes y cercanas al gobierno, comenzó a circular con fuerza. Aunque la firma emitió un comunicado negando los rumores, la desconfianza ya había hecho su trabajo. La CNV colapsó momentáneamente, las consultas se multiplicaron y las pantallas se congelaron.
El caos no se explica solo por un malentendido. Detrás del ruido hay una realidad estructural: la desregulación indiscriminada promovida por Milei ha dejado al sistema financiero argentino en un estado de vulnerabilidad extrema. Los márgenes de las sociedades de bolsa se destruyeron tras la caída de los bonos soberanos, la suba del riesgo país y la presión de los organismos reguladores, que ahora exigen mayores garantías para operar. La ironía es brutal: el presidente que prometió “liberar” los mercados terminó asfixiando a sus propios aliados financieros.
Mientras tanto, el Tesoro estadounidense habría intervenido con una inyección de 500 millones de dólares para contener la suba del dólar en el mercado argentino. Un rescate silencioso, casi vergonzante, que deja al descubierto la dependencia externa del proyecto económico libertario. Según fuentes del sector, BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos) endureció las condiciones: más garantías, menos apalancamiento y ajustes instantáneos para quienes no puedan responder. En ese esquema, las casas de bolsa más apalancadas, aquellas que operan al filo, están a un paso del margin call, el llamado de capital que puede convertir una pérdida en un desastre irreversible.
Pharos, GMC y la ya mencionada Balanz aparecen como las más expuestas. Tres nombres con vínculos estrechos con el oficialismo, según fuentes del mercado. GMC, incluso, fue aportante de campaña. Los “amigos del gobierno”, como los llaman algunos operadores, registraron picos inusuales de volumen y ahora aparecen bajo la lupa del Banco Central y la CNV. Es el colmo del capitalismo de amigos: la “libertad económica” se traduce en negocios selectivos y rescates a medida.
El Banco Central no se quedó atrás y lanzó pedidos de información a los bancos que suscribieron obligaciones negociables, en un intento de rastrear maniobras especulativas. Los banqueros, acostumbrados al doble discurso oficialista, se indignaron: “Si apoyamos al loco de Milei no era para que nos rompan los huevos como los kukas”, reconoció uno de ellos, en una frase que condensa la decepción del establishment con su propio experimento político.
En este contexto, la política del ajuste permanente muestra su verdadero costo. Las ALyCs —agentes de liquidación y compensación— son piezas clave del engranaje financiero: mueven operaciones, garantizan liquidez y sostienen la intermediación de bonos y acciones. Cuando una de ellas tiembla, todo el sistema entra en riesgo. El derrumbe de los bonos argentinos, con caídas de hasta el 40 %, redujo drásticamente el valor de las carteras propias y los colaterales de clientes. A eso se sumó la presión regulatoria y la desconfianza generalizada. Resultado: un ecosistema donde la volatilidad es la norma y el pánico, el motor de cada jornada.
Lo más preocupante es que este episodio no parece un hecho aislado. El mercado financiero argentino, lejos de consolidarse bajo el gobierno de Milei, opera cada vez más cerca del colapso sistémico. Con el dólar rozando los 1.500 pesos y las reservas del Banco Central cayendo a niveles críticos, la “motosierra” de la ortodoxia terminó serruchando el piso de los propios mercados que prometía fortalecer.
La City porteña, que al principio celebraba la llegada del “león” como una oportunidad para hacer negocios sin regulaciones, hoy se enfrenta al vértigo de su propio experimento. En palabras de un veterano del mercado: “Este jueves se sabrá quién estaba nadando sin malla”. La frase, brutal y certera, resume el clima de época. No se trata solo de una casa de bolsa o de un error contable. Se trata de un modelo económico que apostó todo a la fe del mercado y hoy se encuentra al borde del abismo.
En el fondo, la crisis financiera que sacude a la City no es más que el espejo del país que Milei ha construido: un territorio donde los poderosos especulan, los reguladores improvisan y los ciudadanos pagan las consecuencias. Un sistema que prometía eficiencia, pero entrega caos; que decía buscar libertad, pero termina generando miedo. Y cuando la confianza se quiebra, ni el mercado más liberal del mundo puede evitar el colapso.
Fuente
La Política Online (LPO) – “La versión de quiebra de una de ‘las tres grandes’ sociedades de bolsa, conmociona la City”
https://www.lapoliticaonline.com/mercados/la-version-de-quiebra-de-una-de-las-tres-grandes-sociedades-de-bolsa-conmociona-la-city




















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