La mayor avícola del país enfrenta denuncias por violar derechos laborales y agravar la vulnerabilidad social en Entre Ríos.
Pese a controlar el 20% de la producción nacional de pollo y exportar más de un tercio de su producción hasta este año, la empresa alega una crisis que sindicatos y ex trabajadores califican como “inexistente”.
La crisis que atraviesa Granja Tres Arroyos, líder indiscutida del negocio avícola argentino, ha dejado de ser un problema puertas adentro para convertirse en un escándalo público. Lo que comenzó como un ajuste de personal se transformó en una seguidilla de despidos masivos, salarios fragmentados en hasta cuatro cuotas y falta total de pago de indemnizaciones.
La compañía, que en diciembre pasado presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría de Trabajo, ya eliminó más de 80 puestos solo en lo que va del año y proyecta llegar a 700 despidos antes de fin de 2025. Los trabajadores denuncian que la supuesta crisis económica que esgrime la empresa es un relato para justificar recortes, mientras el negocio sigue siendo rentable.
Según fuentes del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), la empresa no solo incumple el pago del aguinaldo —que fraccionó en dos partes— sino que además sigue sin abonar la totalidad de las indemnizaciones a quienes fueron cesanteados. El mecanismo de pagos “a definir” se aplica sin acuerdo con el personal ni mediación sindical.
La propia intendencia de Concepción del Uruguay reconoció que el incumplimiento agravó la vulnerabilidad social de decenas de familias que hoy tienen dificultades para acceder a alimentos, electricidad y gas. En una reunión oficial con el intendente Eduardo Lauritto, los ex empleados señalaron que la empresa viola el Artículo 235 de la Ley de Contrato de Trabajo y podría enfrentar denuncias por despidos arbitrarios, en contravención con la legislación laboral vigente.
Con ocho plantas que faenan hasta 700.000 pollos diarios y el 20% de la producción nacional bajo su control, Granja Tres Arroyos también fue, hasta inicios de este año, responsable del 35% de las exportaciones de carne aviar. Sin embargo, en febrero suspendió completamente sus actividades por más de un mes, afectando a 1.000 empleados.
La empresa atribuye sus problemas a la caída del consumo interno y a complicaciones en el mercado exportador durante la primera parte de 2025. Pero para el STIA y para numerosos actores políticos y sociales, el argumento no resiste el análisis: “Hablan de crisis mientras siguen controlando buena parte del mercado y generando ganancias millonarias”, remarcan desde el gremio.
La crisis como estrategia
El caso de Granja Tres Arroyos expone un patrón que se repite en distintas industrias argentinas: usar la figura del Procedimiento Preventivo de Crisis como herramienta para reducir salarios, eliminar adicionales y precarizar las condiciones de trabajo. El impacto no se limita a la plantilla de la empresa, sino que golpea a economías regionales como la de Entre Ríos, donde la planta de La China es fuente de empleo directo e indirecto para cientos de familias.
Mientras tanto, crece la presión para que el Ministerio de Trabajo intervenga con mayor firmeza. De lo contrario, el precedente que dejará este conflicto será claro: una empresa puede despedir masivamente, fraccionar sueldos y no pagar indemnizaciones, sin enfrentar consecuencias inmediatas.
Este caso no solo revela la disputa entre una corporación y sus trabajadores. Es, sobre todo, un test de hasta dónde el Estado permitirá que se flexibilicen y vulneren derechos laborales conquistados durante décadas. Porque si un gigante como Granja Tres Arroyos puede esquivar sus obligaciones, ¿qué queda para el resto de los trabajadores del país?
Fuente:
- https://www.iprofesional.com/negocios/434780-crisis-en-la-duena-de-los-pollos-paga-sueldos-en-4-cuotas-e-incumple-con-indemnizaciones.amp






















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