Pablo Tigani advierte que la deuda externa argentina supera los 305 mil millones de dólares, la más alta de su historia, mientras el “rescate” de Trump es solo una línea de swap y no un préstamo directo.
En el último editorial de Splendid AM 990, el economista Pablo Tigani alertó que la deuda externa argentina llegó a 305 mil millones de dólares, el máximo histórico para el país. “Nunca antes tuvimos semejante presión financiera: hoy la deuda supera prácticamente el total del PBI nacional”, indicó el analista, marcando el nuevo récord confirmado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
El viaje de emergencia de Luis Caputo y su equipo a Washington no logró destrabar un préstamo, sino que la administración Trump únicamente aprobó una línea de swap, que lejos de ser una inyección de divisas solo sirve para “engrosar reservas” con autorización especial y no puede utilizarse sin permiso de la contraparte estadounidense. Según Scott Bessent, secretario del Tesoro norteamericano, “lo que estamos haciendo es mantener los intereses estratégicos de Estados Unidos en el hemisferio occidental; no estamos poniendo dinero en Argentina, le estamos dando una línea de swap”.
Un rescate que no llega y dudas en el Congreso
Tigani repasó los mecanismos fallidos y la presión política en Estados Unidos. El shutdown del gobierno de Trump impide asistencia directa, y las cámaras reclaman que Argentina demuestre gobernabilidad para acceder a reformas profundas y conseguir respaldo. El swap no resuelve la crisis cambiaria: solo permite mostrar reservas que no pueden usarse frente a una corrida especulativa sin autorización norteamericana.
Mientras tanto, la caída de la recaudación fiscal, el déficit oculto y el parate industrial agravan el escenario de suspenso. La falta de liquidez se suma al deterioro de los bonos argentinos y el riesgo país supera los 1.100 puntos, mal presagio para nuevos endeudamientos o refinanciación de la deuda pública y privada.
El récord es insostenible: ¿qué puede pasar?
La economía argentina enfrenta ahora el endeudamiento más alto del que se tenga registro, impulsado por los desembolsos del FMI, el BID, la CAF y la banca internacional. El stock de deuda bruta en el segundo trimestre creció en casi 24 mil millones de dólares por la asistencia internacional y ampliación de REPO, mientras el sector privado suma otros compromisos que presionan la salida de dólares.
Según Tigani, “el relato de rescate no se sostiene: el swap es un gesto simbólico sin fondos directos y la presión fiscal e industrial crece cada día. Llegar hasta las elecciones depende de la capacidad política y la credibilidad ante organismos multilaterales”.
Reflexión crítica y desafío
Argentina, advierte Tigani, necesita más que anuncios y apoyos verbales: “La economía está en pausa, la industria parada, y la política solo logra renovar vencimientos, no pagar la deuda. Después de las elecciones, el desenlace es impredecible: la presión de deuda, la falta de dólares y la imposibilidad de acceder a nuevos préstamos parecen conducir al país al límite”.




















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