Milei sufrió el mayor revés de su gestión víctima de su propia arrogancia y una campaña desastrosa

Javier Milei
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El derrumbe político de Milei en Buenos Aires: derrota histórica, errores estratégicos y un peronismo fortalecido. La Libertad Avanza cayó por más de 13 puntos frente al peronismo en las elecciones bonaerenses, un resultado que expuso el desgaste del gobierno, el impacto del ajuste económico y la incapacidad de Milei para sostener la épica que lo llevó al poder en 2023.

Javier Milei acaba de atravesar su peor pesadilla política desde que desembarcó en la Casa Rosada. La provincia de Buenos Aires, donde se concentra cerca del 40% del electorado argentino, le dio la espalda de manera contundente: la oposición peronista, unificada bajo la bandera de Fuerza Patria, lo derrotó por más de 13 puntos en las legislativas provinciales. El golpe no es menor, porque fue el propio presidente quien decidió nacionalizar una elección local y convertirla en un plebiscito sobre su gestión. En otras palabras, se subió al ring y terminó noqueado.

Con el 96,33% de las mesas escrutadas, el peronismo alcanzó el 47,25% de los votos, mientras que la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO apenas llegó al 33,72%. La oposición ganó seis de las ocho secciones electorales, se quedó con 34 bancas provinciales y relegó al oficialismo a un segundo lugar que se siente como una humillación. El propio Milei reconoció la “clara derrota”, aunque en su estilo inmutable, advirtió que no cambiará ni un milímetro el rumbo económico. Al contrario, prometió redoblarlo, como si el castigo de las urnas fuese apenas un ruido pasajero y no un grito ensordecedor de hartazgo social.

El resultado no puede comprenderse sin mirar la economía. Es cierto que Milei logró domar la inflación en ciertos momentos y se jactó de estabilizar variables, pero en la vida cotidiana la historia es otra. El hambre y la pobreza se volvieron paisaje. El INDEC marcó un récord de 54,8% de pobreza en 2024, y aunque hubo una leve baja, más de un tercio del país sigue atrapado en esa trampa. Los números fríos no calman el dolor de quienes no llegan a fin de mes: el 65% de los argentinos dijo en encuestas recientes que su situación empeoró en los últimos seis meses y la mitad teme perder el trabajo. La famosa promesa de que la motosierra era el camino a la prosperidad terminó siendo un ajuste que despedaza empleos, cierra industrias y alimenta el malestar.

La propia provincia de Buenos Aires sufrió con crudeza. Desde que Milei asumió, se destruyeron 44.000 empleos privados, un dato que desnuda la fragilidad del modelo libertario frente a la realidad productiva. No sorprende que los distritos obreros e industriales, golpeados por la apertura económica y la falta de protección estatal, se volcaran masivamente hacia el peronismo. Como si fuera poco, en la previa electoral, el gobierno jugó con fuego financiero: subió tasas al 70%, ajustó encajes y desarmó el sistema de bandas cambiarias pactado con el FMI. El resultado fue un dólar en alza y acciones argentinas desplomadas en Wall Street.

Pero la economía no fue la única dinamita. A menos de un mes de los comicios, estalló un escándalo de corrupción que salpicó directamente a Karina Milei, la omnipresente hermana del presidente. La filtración de audios donde se la vinculaba con supuestos sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad terminó de dinamitar el discurso anticasta que había sido la bandera electoral del libertario. Milei intentó reducirlo a una operación peronista, pero el daño ya estaba hecho: más del 94% de los encuestados conocía el escándalo y lo consideraba grave. La credibilidad, ese intangible tan difícil de reconstruir, empezó a resquebrajarse justo donde más le dolía: en la moralidad del poder.

El desgaste político también se trasladó al Congreso. Allí Milei perdió votaciones clave, como la anulación del veto presidencial a la ley de emergencia en discapacidad y el rechazo a sus decretos de ajuste en educación y salud. Kicillof lo resumió en su discurso de victoria: las urnas dijeron basta a los recortes en jubilaciones, ciencia, universidad y obra pública. En lugar de corregir, Milei prefirió victimizarse denunciando un Congreso “secuestrado por el kirchnerismo”. El resultado fue un gobierno cada vez más aislado, sin mayorías legislativas y con una calle que empieza a mostrar los dientes.

El consultor Jaime Durán Barba, que alguna vez fue gurú de campañas exitosas, fue lapidario en su análisis: “Se hizo muy mal la campaña”. Para él, Milei ganó en 2023 porque tuvo estrategia, sensibilidad y un relato que conectaba con la gente. Ahora, en cambio, nacionalizó una elección provincial que debía ser irrelevante, renunció a su discurso anticasta y dejó que errores básicos se acumularan. Los incidentes en actos en distritos como Moreno, con insultos a vecinos, retrataron a un gobierno desconectado de la calle que pretendía seducir. En lugar de blindarse, terminaron fortaleciendo a Axel Kicillof, a quien la propia estrategia oficialista terminó de instalar como el nuevo conductor del peronismo.

La foto de la derrota lo dice todo: Milei subió al escenario acompañado por su hermana Karina y su asesor estrella Santiago Caputo. Faltaron figuras clave como Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía, en un gesto que dejó más dudas que certezas. El “Triángulo de Hierro” que lo rodea parece un círculo cada vez más cerrado, donde la soberbia pesa más que la autocrítica. El propio presidente lo dejó claro: aceptó el golpe, pero inmediatamente prometió acelerar el ajuste, como si la derrota fuera una señal de respaldo y no un llamado desesperado a parar la motosierra.

El peronismo, por su parte, hizo lo que mejor sabe hacer en la antesala de elecciones: unirse, aunque sea a los codazos. Kicillof, Massa y Máximo Kirchner cerraron filas, y hasta Cristina Fernández, debilitada por causas judiciales, aceptó quedar en segundo plano. El pacto sellado el 9 de julio se transformó en una maquinaria electoral aceitada que funcionó con precisión quirúrgica. El resultado fue un triunfo aplastante que dejó al libertarismo tambaleando y a un Kicillof proyectado como figura nacional rumbo a 2027.

El 26 de octubre se celebrarán las legislativas nacionales y la derrota bonaerense se convirtió en el prólogo más amargo que podía imaginar Milei. El oficialismo deberá enfrentar no solo a una oposición fortalecida, sino también al fantasma de una sociedad que empieza a decirle basta al ajuste, a los escándalos y a los experimentos de laboratorio. En política, los errores se pagan caros. Y Milei, que hizo de la motosierra un símbolo de poder, acaba de descubrir que con la misma herramienta también se puede serruchar la rama en la que uno está parado.

Fuentes:

https://www.bbc.com/mundo/articles/cp3vnezljxvohttps://www.infobae.com/politica/2025/09/09/jaime-duran-barba-analizo-la-derrota-de-javier-milei-en-las-elecciones-bonaerenses-se-hizo-muy-mal-la-campana/https://cnnespanol.cnn.com/2025/09/08/argentina/derrota-electoral-milei-oposicion-peronista-argentina-orix

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