El cuidado como derecho humano autónomo: Hacia la Institucionalización de las Tareas de Cuidados

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Por Noelia LEZCANO
Docente UBA Abogada Laboralista Presidenta Asociación Civil Líderar Mujer e integrante del Movimiento Productivo 25 de Mayo



La OC-31/25 reconoce, por primera vez, que el cuidado es un derecho humano autónomo, con carácter exigible y con obligaciones concretas para los Estados. Este reconocimiento implica un cambio de paradigma: el cuidado deja de ser visto como una responsabilidad privada o meramente familiar para convertirse en un asunto de justicia social, de igualdad de género y de derechos humanos universales.

La Corte identifica tres dimensiones esenciales de este derecho

Ser cuidado: garantizar que todas las personas reciban la atención y el apoyo que necesitan para vivir con dignidad.
Cuidar: reconocer y proteger a quienes asumen tareas de cuidado, muchas veces de forma invisibilizada y no remunerada.
Autocuidado: asegurar que cada persona pueda atender su propia salud física, mental y emocional, como base para su autonomía. Asimismo, en cada una de estas dimensiones, la Corte subraya principios que deben guiar la acción estatal: autonomía, dignidad y participación plena de las personas.

La relevancia de esta Opinión Consultiva no se agota en la declaración del derecho. La Corte establece que los Estados tienen la obligación de garantizar políticas públicas integrales que reconozcan, redistribuyan y remuneren el trabajo de cuidados.

Esto implica derribar desigualdades de género arraigadas, romper con estructuras que relegan el cuidado al ámbito privado y avanzar hacia sistemas que lo consideren un pilar del desarrollo humano y económico.

Desde Liderar Mujer subrayamos que es medular hacer dialogar la categoría de cuidados con la producción. El cuidado no es una carga improductiva, sino un engranaje esencial de la economía: sostiene la fuerza laboral, reduce desigualdades y crea las condiciones para el desarrollo sostenible. Incorporar esta visión en las políticas públicas significa reconocer que cuidar también es producir, y que ambos ejes —cuidado y producción— son interdependientes y estratégicos para el futuro de nuestras sociedades.

En Líderar Mujer, recibimos este avance como un logro colectivo que refleja décadas de lucha de los movimientos feministas, de derechos humanos y de organizaciones comunitarias. La OC-31/25 no es solo un pronunciamiento jurídico: es una hoja de ruta para transformar nuestras sociedades, poniendo el cuidado en el centro del modelo de desarrollo y garantizando que ninguna persona quede atrás.

El desafío que tenemos por delante es político, cultural y económico. Implica institucionalizar las tareas cuidado como un derecho, diseñar sistemas nacionales con enfoque de género, y asumir que cuidar también es producir: genera bienestar, fortalece el tejido social y dinamiza la economía.

Este reconocimiento histórico abre un nuevo capítulo para América Latina y el Caribe. Desde Líderar Mujer reafirmamos nuestra convicción de que el cuidado es un pilar de la democracia y un motor para la igualdad real por eso #CuidarEsProducir

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