Los últimos datos del Banco Central confirman un fuerte deterioro en la capacidad de pago de los argentinos, con casi el 5% de morosidad en préstamos personales y tarjetas.
Mientras el gobierno celebra un supuesto equilibrio fiscal, los hogares y empresas enfrentan una creciente dificultad para cumplir con sus compromisos financieros. En mayo, el índice de morosidad en créditos al consumo alcanzó el 4,9%, revelando una preocupante realidad económica que se profundiza.
Una economía en retroceso silencioso
Los números son contundentes. Según datos informados por el Banco Central de la República Argentina, el índice de morosidad en los créditos al sector privado volvió a crecer en mayo, alcanzando un 2,6% general. Pero lo más preocupante es el deterioro en los segmentos vinculados al consumo familiar: la mora en préstamos personales y tarjetas de crédito trepó al 4,9%.
Esto representa un salto considerable respecto al mes anterior, y se enmarca en una tendencia que viene consolidándose desde el inicio del ajuste fiscal implementado por el gobierno de Javier Milei. La pérdida de poder adquisitivo, el aumento en los costos financieros y la recesión inducida por la contracción del gasto público están dejando a miles de argentinos fuera del sistema bancario formal.
Hogares endeudados, empresas en alerta
El informe también muestra un deterioro en el crédito a los hogares en general, que alcanzó un coeficiente de mora del 4,5%. Las familias ya no pueden afrontar los pagos mínimos de sus tarjetas ni renovar sus préstamos personales. La escalada de tasas de interés, sumada a la inflación acumulada, convierte al crédito en una trampa mortal.
En contraste, las empresas muestran un mejor desempeño, con un ratio de irregularidad del 1%. Sin embargo, casi todos los sectores económicos presentaron leves aumentos en la morosidad, lo que indica que la desaceleración es transversal. Sólo la industria logró mantenerse estable, aunque en un contexto de caída de la actividad general.
El sistema financiero también se ajusta
La situación impacta directamente en los balances de los bancos. Los cargos mensuales por incobrabilidad aumentaron 0,7 puntos, alcanzando un 5,5% sobre el saldo total de crédito al sector privado. Este dato refleja el costo creciente que asumen las entidades para cubrir el riesgo de impago.
A pesar de esto, el sistema financiero mantiene un elevado nivel de previsionamiento. Las previsiones contables superaron en un 129% al crédito en situación irregular, aunque se observa una caída de 12 puntos respecto al mes anterior. Este dato puede leerse como una señal de alerta: los bancos comienzan a liberar reservas, anticipando una morosidad más persistente.
Cheques rechazados: otro termómetro del deterioro
Otro indicador preocupante es el aumento en el rechazo de cheques por falta de fondos. En mayo, el ratio fue de 1,39% en cantidades y 1,24% en montos reales. Esto implica un alza mensual de 0,1 y 0,4 puntos respectivamente, y una suba interanual aún más significativa: 0,83 puntos en cantidades y 0,76 en montos.
Este fenómeno no solo refleja la caída en la liquidez de las empresas, sino también una menor confianza en las transacciones comerciales. En un país donde gran parte del intercambio entre pymes se realiza mediante cheques diferidos, el aumento en los rechazos constituye un síntoma de riesgo sistémico.
¿Es sustentable este modelo?
Los datos del Banco Central contradicen el relato oficial de “orden económico”. Lejos de estabilizarse, la economía argentina muestra signos de debilitamiento en sus componentes más sensibles: el consumo y el crédito. La contracción deliberada de la demanda, el congelamiento del gasto público y la política monetaria restrictiva han puesto contra las cuerdas a hogares y empresas.
En este escenario, el acceso al crédito se convierte en un privilegio y no en una herramienta para el desarrollo. La morosidad creciente, los cheques rechazados y el aumento de incobrables hablan de una economía que se seca por dentro mientras desde el Palacio de Hacienda se festejan balances contables.
La pregunta de fondo es: ¿cuánto más puede resistir el tejido social y productivo antes de que el deterioro financiero se transforme en una crisis de mayor envergadura?
Fuente:
- https://www.laarena.com.ar/el-pais/crece-la-cantidad-de-argentinos-que-no-puede-pagar-la-tarjeta-20257179530




















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