Una millonaria compra de bonos vinculada al hijo del presidente del BNA terminó en pérdidas para la entidad estatal y generó un fuerte revuelo político y económico.
La polémica sacude al principal banco público del país, mientras el Gobierno impulsa su privatización y arrecian denuncias por conflictos de interés.
En el corazón del Gobierno que se jacta de que “las hace, las paga”, un escándalo sacude los cimientos del Banco Nación y amenaza con salpicar tanto a la cúpula bancaria como a la narrativa oficial sobre la supuesta “eficiencia privada”. Todo comenzó en febrero de 2024, cuando el presidente del Banco Nación, Daniel Tillard, avaló la compra millonaria de bonos de la empresa petrolera Aconcagua Energía, en una operación en la que participó Max Capital, sociedad financiera vinculada a su hijo, Ignacio Tillard. El negocio, lejos de reportar ganancias, resultó ser ruinoso para la entidad pública, ya que la petrolera terminó en default, dejando al banco estatal con papeles incobrables.
La denuncia pública cobró fuerza días atrás, cuando el diputado peronista Carlos Cisneros acusó al titular del BNA de haber incurrido, como mínimo, en un “conflicto de interés grande”. El legislador tucumano, además, puso en duda la moralidad de sostener en el cargo a Tillard, quien en paralelo milita por la privatización del banco. “Si Daniel Tillard se volvió exigente y moralista con los bancarios y presiona para privatizar el Banco Nación, el Gobierno no debería pasar por alto una situación como esta”, disparó Cisneros en declaraciones a Clarín.
La operación se habría realizado a través de la financiera Max Capital, donde el hijo de Tillard figuraba como socio y que, según las fuentes, logró colocar una porción de las obligaciones negociables de Aconcagua Energía. Aunque el monto de la operación del BNA fue de 340 mil dólares, cifra relativamente menor en el mundo financiero, el hecho de que la petrolera cayera en cesación de pagos transformó la inversión en un pésimo negocio para el banco estatal. Desde la propia entidad admitieron que la transacción “pasó por todos los niveles de autorización”, pero no pudieron negar el daño económico ni el malestar interno que desató.
La polémica, sin embargo, no se limita solo a la pérdida económica. El caso reavivó el debate político sobre la privatización del Banco Nación, un plan impulsado por el presidente Javier Milei y sus aliados, aunque hasta ahora excluido de la lista de empresas estatales privatizables en la Ley Bases. Cisneros denunció que el Gobierno exagera supuestas deficiencias de la banca pública para justificar su venta y defendió la rentabilidad del Nación, poniendo el dedo en la llaga sobre el verdadero trasfondo político del asunto.
Otro elemento que añade complejidad al escándalo es el origen político de Daniel Tillard, quien llegó al BNA fruto de un acuerdo entre Milei y el ex gobernador cordobés Juan Schiaretti tras el balotaje de 2023. Tillard, con pasado en el Banco de Córdoba, se instaló en el histórico edificio diseñado por Alejandro Bustillo, acompañado de asesores ligados al schiarettismo y rodeado de figuras cercanas a Karina Milei, como Darío Wasserman, actual vicepresidente del banco y hombre clave en el entramado de poder libertario.
Mientras tanto, Max Capital emitió un comunicado para desligar responsabilidades y minimizar el impacto. Alegó que su participación en la colocación de bonos representó “menos del 1,5% del total emitido” y que la comisión percibida fue de apenas USD 4.000, pagada por la petrolera y no por el banco. Asimismo, confirmaron que Ignacio Tillard renunció como director en mayo de 2024, tres meses después de la controvertida operación.
Aun así, voces dentro del propio Banco Nación y del oficialismo cuestionan el accionar del titular del banco y alertan sobre la imagen que deja la mezcla de negocios privados con decisiones públicas. Aunque la Fiscalía de Investigaciones Administrativas terminó desestimando la denuncia, el daño reputacional está hecho. Y, en tiempos de ajuste y prédica moralista desde el Gobierno, el caso se transforma en una peligrosa bomba política y comunicacional.
Más allá de la magnitud financiera puntual, el episodio exhibe cómo las tensiones entre intereses privados y administración estatal pueden derivar en escándalos que erosionan la confianza en las instituciones públicas y alimentan la sospecha sobre las verdaderas motivaciones detrás de la avanzada privatizadora del oficialismo.
Fuente:
- https://www.clarin.com/politica/escandalo-banco-nacion-acusan-titular-favorecer-hijo-negocio-entidad-piden-renuncie_0_s00shlSPQM.html






















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