El gobierno de Javier Milei acaba de pagar una tasa cercana al 30% para captar USD 1.000 millones de inversores privados, en una operación que expande la base monetaria y siembra dudas sobre la sostenibilidad del proceso desinflacionario. La promesa de ajuste choca contra la realidad de la emisión.
El ajuste no ajusta: emisión disfrazada de épica liberal
El relato oficial repite sin cesar que la “motosierra” y la “licuadora” son las únicas herramientas para alcanzar el superávit fiscal. Sin embargo, mientras se recortan subsidios, se congelan salarios y se desfinancia a las universidades, el gobierno de Javier Milei acaba de validar una tasa de interés nominal del 29,5% para que inversores le presten USD 1.000 millones, en una jugada que, en la práctica, significa más emisión monetaria y una suba en la base monetaria amplia (BMA).
¿Dónde quedó el dogma libertario de «no emitir más»? ¿Cómo se explica que en plena prédica contra el gasto público, el Estado argentino esté convalidando una de las tasas más altas de su historia reciente, a cambio de una deuda en dólares que se pagará en pesos?
Un bono a precio de oro: el BONTE 2030
La estrella de la última licitación fue el BONTE 2030, un bono que se suscribe en dólares, se paga en pesos y que viene con un “put” (una opción de rescate anticipado a favor del inversor) y un cupón de interés. Una combinación que garantiza alta rentabilidad para los prestamistas, y altísimo costo para el Estado.
La tasa convalidada del 29,5% fue considerada por el propio mercado como “exorbitante”, y deja al desnudo un problema estructural: la desesperación del gobierno por sumar divisas para no incumplir con el FMI en la revisión prevista para el 13 de junio.
La maniobra, en palabras del economista Gabriel Caamaño, implica una expansión indirecta de pesos: “El BCRA emitió para girar utilidades devengadas al Tesoro, y con esos pesos se pagan vencimientos locales, mientras se toma nueva deuda en dólares”. Lo que Milei llama “finanzas virtuosas” no es más que una bicicleta de alto riesgo.
¿Quién se lleva el negocio?
Otro operador del mercado fue más explícito: “Al inversor extranjero no le importa la inflación. Le interesa irse con más dólares de los que llegó”. En efecto, el arbitraje entre la tasa que se paga por estos bonos y la que cobra el BCRA por los contratos de dólar futuro revela una jugada casi perfecta para los especuladores: compran hoy al 22%, venden al 29,5%, y hacen una diferencia millonaria en apenas meses.
Para colmo, los bonos cuentan con un seguro de cobro adelantado al 2027, por lo que el riesgo real es mínimo. En términos prácticos, es el Tesoro el que absorbe todo el costo.
“Son los dólares más caros de la historia”, sentenció uno de los operadores. “Esto marca la cancha para lo que será el rolleo de deuda en julio, donde las tasas podrían superar cualquier previsión racional”.
Inflación, dólar e ilusión monetaria
Esta operación no es neutra. Al contrario, tiene efectos directos sobre la política monetaria. El BCRA amplía la base monetaria, inyecta pesos para cubrir vencimientos y sostiene artificialmente la calma cambiaria. Pero esta calma tiene fecha de vencimiento.
El proceso desinflacionario que Milei intenta vender como éxito personal empieza a mostrar sus fisuras: la inflación núcleo sigue elevada, y el tipo de cambio oficial está atrasado. En este contexto, con tasas reales tan altas y un dólar futuro cotizando a la baja, las señales de una devaluación implícita no tardarán en expresarse en el mercado paralelo.
Y todo esto, mientras Caputo debe conseguir otros USD 4.500 millones para no incumplir con el FMI. El margen es estrecho, y el costo político de una nueva corrida podría ser demoledor.
¿Vuelta al mercado o nueva dependencia?
Desde el oficialismo se intenta presentar esta operación como un “retorno a los mercados”. Sin embargo, a diferencia de 2016, cuando el gobierno de Mauricio Macri emitió deuda con acceso genuino, hoy se trata de inversores especulativos, no de financiamiento estructural. La dependencia de fondos golondrina que entran solo por la diferencia de tasas abre una vulnerabilidad peligrosa.
Además, el uso del BCRA como garante (vía el put) tensiona la autonomía del banco central y lo expone a compromisos que contradicen la supuesta ortodoxia monetaria que Milei enarbola como bandera.
Ajuste para pobres, emisión para ricos
El gobierno de Milei grita “superávit” mientras emite. Pero en lugar de destinar esa emisión a políticas sociales o inversión pública, lo hace para pagar deuda cara, emitida en condiciones leoninas.
Lo que estamos viendo no es un plan económico, sino una fuga hacia adelante sostenida por un relato de ajuste que en realidad ajusta solo a los sectores más vulnerables. La verdadera motosierra no corta privilegios, sino derechos.
Y en el medio, los dólares no se acumulan: se evaporan al ritmo de la especulación.
Fuente:
- https://www.lapoliticaonline.com/economia/el-gobierno-consiguio-usd-1000-millones-al-29-5/






















Deja una respuesta