La emblemática marca de golosinas argentina busca desesperadamente U$S 100 millones para sobrevivir. La política económica de Milei golpea incluso al Mantecol.
En un país donde comer se ha vuelto un lujo y los sueldos ya no alcanzan ni para un caramelo, la histórica empresa Georgalos, creadora del icónico Mantecol, atraviesa su momento más crítico en 85 años. La firma puso en venta tres de sus productos más reconocidos y busca desesperadamente una inyección de capital para no ser arrastrada por el vendaval económico que azota a la Argentina bajo el gobierno de Javier Milei.
La noticia fue confirmada por voceros de la propia empresa a distintos medios. La caída del consumo, producto del brutal ajuste económico, la inflación desbocada y la licuación de ingresos, dejó al borde del abismo a una de las marcas más queridas del país.
Fundada en 1939 por el inmigrante griego Miguel Georgalos, la empresa fue pionera en la elaboración del halvá local con pasta de maní, lo que luego se convertiría en el legendario Mantecol. Con plantas en distintas provincias y una expansión internacional sostenida, Georgalos supo sortear crisis, hiperinflación, corralitos y vaivenes políticos. Pero esta vez, el modelo libertario que desmonta el mercado interno parece haber sido el golpe final.
La empresa hoy cuenta con siete plantas en Argentina, emplea a 1.750 personas y exporta buena parte de su producción. Aun así, en los últimos 18 meses perdió un porcentaje significativo de ventas, especialmente en el segmento de productos «impulsivos» como golosinas, que cayó un 14,6% solo en el primer trimestre de 2025, según datos de la consultora Scentia.
La estrategia para evitar el colapso incluye vender tres de sus productos más populares, conseguir una inyección de U$S 100 millones mediante inversores, alianzas o joint ventures, y expandirse fuera del país. Con la asistencia del Banco Santander, la empresa analiza alternativas que incluyen llevar su producción a Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia.
La idea suena paradójica: crecer afuera para sobrevivir adentro, en un contexto en el que producir en Argentina es cada vez más costoso e inviable. El plan contempla además modernizar la planta de Río Segundo (Córdoba) e invertir U$S 25 millones en tecnología para su área de chocolates. Todo esto, con un horizonte de facturación estimada en U$S 230 millones para 2025, aunque con serias dudas sobre si llegará a concretarse sin un giro económico nacional.
En 2001, Georgalos vendió su estrella, el Mantecol, a Cadbury Stani por 22,5 millones de dólares, presionada por la crisis del gobierno de De la Rúa. Ocho años más tarde, tras cumplir la cláusula de no competencia, volvió al ruedo con Nucrem, utilizando la receta original y destacándose por no tener grasas trans.
En 2022, logró recuperar el Mantecol y otras marcas como Palitos de la Selva, Bazooka, Lengüetazo y Jirafa, comprando la planta de producción en Victoria, Buenos Aires. Parecía un renacimiento, pero la Argentina de Milei le torció el brazo una vez más.
El modelo de país que impone el gobierno de La Libertad Avanza implica una drástica reducción del consumo interno, con una caída del 13,9% en 2024, y del 8,6% en los primeros tres meses de 2025, respecto del año anterior. Las golosinas no escapan a esta lógica: son parte de los llamados productos «impulsivos», que el consumidor elige cuando su economía lo permite. Hoy, con jubilaciones de miseria y salarios congelados, ni un chicle Bazooka entra en el presupuesto de millones.
La destrucción del poder adquisitivo, el aumento del desempleo, la apertura indiscriminada de importaciones y la falta de incentivos a la industria nacional son los ingredientes de esta receta venenosa. Si ni el Mantecol sobrevive, ¿qué esperanza le queda a una pyme de barrio o a un emprendimiento regional?
La venta de Georgalos no es solo una cuestión empresarial: es un síntoma brutal del vaciamiento del mercado interno. La golosina como bien cultural, como herencia de la infancia de generaciones, hoy se transforma en otro activo que podría terminar en manos extranjeras o desdibujado por la lógica del capital global.
Esta no es solo una crisis empresarial. Es un espejo del país. Un país donde las fábricas cierran, los obreros son despedidos y los productos de la infancia se subastan al mejor postor.
Fuente:
- https://www.adnsur.com.ar/sociedad/una-historica-marca-de-golosinas-esta-en-crisis-y-puso-en-venta-todos-sus-reconocidos-productos-tras-85-anos






















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