La ciencia en alerta: la Sociedad Argentina de Inmunología denuncia un evento antivacunas en el Congreso y advierte sobre su “extrema gravedad”

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La Sociedad Argentina de Inmunología (SAI) publicó un comunicado inusualmente severo en el que expresa su “profunda preocupación” ante la realización del evento titulado “¿Qué tienen realmente las vacunas?”, llevado a cabo el 27 de noviembre en la Honorable Cámara de Diputados. No se trata de una advertencia más: el organismo que reúne a los principales especialistas en inmunología del país denuncia que en ese encuentro se pusieron en duda la seguridad y la eficacia de las vacunas, y que se difundieron afirmaciones sin respaldo científico alguno. El mensaje, en plena sede legislativa y en un momento de caída alarmante en las coberturas del Calendario Nacional de Vacunación, constituye para la SAI un hecho de extrema gravedad que pone en riesgo la salud pública de toda la comunidad.

La SAI recuerda que las vacunas son una de las herramientas más poderosas de la medicina moderna, con décadas de evidencia a favor de su seguridad y efectividad. La comunidad científica sostiene que no existen bases sólidas para cuestionarlas y que los eventuales efectos adversos graves son extraordinariamente infrecuentes. Incluso en el caso de las vacunas contra la Covid-19, diseñadas en un contexto de urgencia, se cumplieron todas las etapas de evaluación exigidas a nivel internacional, sin que se hayan registrado proporciones inusuales de complicaciones severas. La institución subraya que, a lo largo de la historia, la vacunación gratuita, obligatoria y sostenida logró reducir de manera contundente la incidencia, la mortalidad y las complicaciones de enfermedades infecciosas. Esta política sanitaria, parte central del sistema de salud argentino, es reconocida como un ejemplo en la región y motivo de orgullo para la comunidad científica y la ciudadanía.

El comunicado destaca además un problema que hoy preocupa profundamente a los especialistas: la abrupta caída en las coberturas de vacunación, que compromete la inmunidad comunitaria y favorece la reemergencia de enfermedades previamente controladas o eliminadas. El sarampión volvió a registrarse con casos confirmados este año; la tos convulsa, o coqueluche, ya produjo brotes y muertes evitables; la hepatitis A y la poliomielitis vuelven a mencionarse como amenazas en escenarios de baja inmunización. En ese contexto, la realización de un evento antivacunas en el Congreso no solo resulta contradictoria con décadas de políticas públicas, sino que también amplifica mensajes que pueden desinformar, desalentar la vacunación y poner en peligro la salud colectiva.

La SAI remarca que la vacunación es tanto un derecho como un deber construido democráticamente. Las políticas de inmunización, señala, no son antojadizas: se basan en consensos científicos amplios, décadas de evidencia robusta y acuerdos institucionales que han trascendido gobiernos. El evento realizado en Diputados, lejos de aportar nueva evidencia científica, cuestionó esos consensos y dio lugar a afirmaciones sin sustento que contravienen lo demostrado por la comunidad especializada. Para la SAI, se trata de un retroceso que mina la confianza social en un momento crítico y que erosiona la calidad del debate democrático al instalar discursos inconsistentes desde un espacio de legitimidad estatal.

El llamado de la Sociedad Argentina de Inmunología es claro y urgente. Pide tranquilidad a la población, reafirma que las vacunas son seguras, efectivas y esenciales para proteger la vida, y solicita responsabilidad a quienes ocupan cargos institucionales desde los cuales la desinformación puede tener consecuencias directas en la salud pública. La ciencia argentina, reconocida regionalmente por la solidez de su sistema de vacunación, rechaza de manera categórica las prácticas que siembran dudas infundadas sobre una herramienta que salvó millones de vidas y que hoy sigue siendo la mayor defensa frente a enfermedades potencialmente mortales. La SAI exige que este tipo de iniciativas no vuelva a repetirse, porque degradan el debate, confunden a la población y generan un daño innecesario que el país no puede permitirse.

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