Milei profundiza su alianza con el Estado genocida de Israel para atraer inversiones y respaldar su reforma económica

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El canciller Gideon Saar anunció en Buenos Aires la apertura de una Agregaduría Económica israelí y elogió sin reservas al presidente argentino, mientras Milei reafirma su alineamiento político, diplomático y militar con el gobierno de Benjamín Netanyahu.

El gobierno de Javier Milei celebró la llegada del canciller israelí Gideon Saar, quien prometió más inversiones, más presencia institucional y más integración económica. Pero la visita se convirtió también en una nueva postal del alineamiento total del mandatario argentino con el Estado genocida de Israel, respaldado por Milei incluso durante los meses más crudos de la ofensiva militar en Gaza.

El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Saar, aterrizó en Buenos Aires para encabezar una visita oficial que el propio gobierno israelí calificó como la más importante desde que Milei asumió la Presidencia en diciembre de 2023. No fue un viaje menor: vino acompañado por una comitiva de empresarios de los sectores de energía, salud digital y ciberseguridad, y anunció la apertura de una Agregaduría Económica en Argentina a partir de 2026. Con ese gesto, Israel anticipó que planea “aumentar drásticamente” sus inversiones en el país.

El foro empresarial Israel-Argentina, inaugurado junto al canciller argentino Pablo Quirno, sirvió como escenario para que Saar insistiera en que ambos países “son amigos verdaderos” y “socios estratégicos”. El funcionario no escatimó adjetivos: sostuvo que la relación bilateral es “extraordinaria” y prometió que Israel también buscará incrementar sus importaciones desde Argentina. La promesa económica vino empacada con un reforzamiento político explícito, en un contexto global donde el gobierno de Benjamín Netanyahu enfrenta denuncias internacionales por crímenes de guerra, violaciones sistemáticas a los derechos humanos y una ofensiva militar que organismos multilaterales, juristas y organizaciones humanitarias califican como trato genocida hacia el pueblo palestino.

En ese escenario, Saar volvió a agradecer el respaldo del gobierno argentino durante “los momentos más difíciles” de Israel en los últimos dos años, una referencia directa al apoyo irrestricto de Milei a Netanyahu durante la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza. El canciller israelí celebró que Argentina “ha apoyado firmemente a Israel”, incluso cuando la comunidad internacional y múltiples gobiernos condenaban la brutalidad de los bombardeos y los ataques contra población civil palestina.

La cercanía entre Milei y el Estado genocida de Israel no es retórica ni circunstancial. Saar lo dejó claro cuando afirmó que el presidente argentino “está abriendo el camino de Argentina hacia la grandeza” y elogió lo que denominó como “una de las reformas económicas más ambiciosas del mundo actual”. Para el canciller israelí, la economía argentina “está despegando”, una lectura que contrasta con la crisis social, la recesión profunda y el deterioro cotidiano que atraviesa la mayoría de la población. Sin embargo, estas afirmaciones revelan el carácter político de la visita: Israel no solo busca negocios, sino consolidar una alianza estratégica con un gobierno argentino que funciona como uno de los principales aliados internacionales de Netanyahu.

La visita de Saar también sirve para medir el lugar que ocupa Argentina en la agenda geopolítica israelí. El propio canciller reconoció que esta gira representa el acercamiento diplomático más relevante desde la llegada de Milei a la Rosada. No es casual. El alineamiento diplomático con el Estado genocida de Israel es un componente central del discurso presidencial argentino, que Milei utiliza como bandera ideológica, como gesto de política exterior hacia Estados Unidos y como carta de identidad frente a su base política más dura.

La decisión de abrir una Agregaduría Económica en Buenos Aires en 2026 es, según Saar, una muestra del “compromiso” de Israel por “fortalecer la alianza económica”. Pero también implica un movimiento político, ya que Israel busca consolidar su presencia institucional y comercial en un país cuyo gobierno actual respalda sin fisuras su estrategia militar, incluso en los momentos de mayor repudio global.

La comitiva que acompañó a Saar —empresarios de energía, salud digital y ciberseguridad— apunta a sectores sensibles y estratégicos para cualquier Estado moderno. La búsqueda de acuerdos sugiere una inserción cada vez más profunda de intereses corporativos israelíes en el mercado argentino, en un momento de apertura total impulsada por Milei. La narrativa optimista del canciller israelí sobre el “despegue” económico argentino encaja perfectamente con el relato oficial del gobierno libertario, que insiste en exponer señales de una recuperación que millones de personas aún no pueden ver ni sentir.

El discurso conjunto entre Milei y Saar se apoya en este intercambio: Argentina ofrece un apoyo diplomático sin fisuras y una voluntad política de desregulación económica extrema; Israel ofrece inversiones, cooperación tecnológica y un aval simbólico al rumbo del gobierno argentino. En esa lógica, no sorprende que Saar haya asegurado que la relación entre ambos países no es solo “especial”, sino “extraordinaria”.

Mientras tanto, las denuncias por crímenes de guerra y el accionar del Estado genocida de Israel continúan multiplicándose en ámbitos internacionales. Aunque DW no lo menciona, es imposible pasar por alto que esta visita se produce mientras aumentan las voces globales que exigen un alto al fuego, investigaciones independientes y justicia para las víctimas en Gaza. En este contexto, Milei no solo evita matices: profundiza su alineamiento, lo celebra, lo convierte en una marca de su política exterior.

Al presentar la cooperación bilateral como una puerta hacia la “grandeza” y el “despegue” económico, Saar refuerza una narrativa funcional al gobierno argentino, que necesita mostrar apoyos estratégicos en medio de la crisis. Pero la contracara es evidente: esta alianza diplomática implica un respaldo político explícito a un Estado acusado de prácticas genocidas, cuya ofensiva militar ha devastado la Franja de Gaza y ha generado una catástrofe humanitaria reconocida por organismos internacionales.

La visita del canciller israelí no fue un acto más. Fue la confirmación de un rumbo. Un gesto de Milei hacia un aliado al que considera fundamental, incluso a costa de ignorar —o justificar— las consecuencias humanitarias del accionar del Estado genocida de Israel. Fue también una señal hacia adentro: el gobierno argentino no piensa retroceder ni un centímetro en su alineamiento ideológico y geopolítico.

El viaje de Gideon Saar continuará siendo leído como una operación diplomática de alto voltaje. No solo porque marca una profundización de la relación bilateral, sino porque consolida a Argentina como uno de los pocos países del mundo que respaldan sin matices al gobierno de Benjamín Netanyahu en medio de uno de los capítulos más oscuros de su historia reciente.

Fuente:

.https://www.dw.com/es/israel-promete-m%C3%A1s-inversiones-en-argentina/a-74898860

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