Una serie de publicaciones virales, documentos judiciales y reacciones políticas reabrieron un escándalo que incomoda al presidente Javier Milei y expone fisuras internas en su coalición. Las acusaciones alcanzan desde financiamiento irregular de campañas hasta conexiones con causas de narcotráfico, lavado de dinero y maniobras en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). La narrativa anti-corrupción libertaria enfrenta su crisis más profunda.
La caída libre de José Luis Espert, imputado por presunto lavado de dinero tras recibir fondos de Fred Machado, ya no puede explicarse como un episodio personal, una “mala decisión”, ni mucho menos como un ataque de la oposición. El caso cambió de escala. La información acumulada durante noviembre de 2025 muestra que la trama que une al ex candidato de Javier Milei con un empresario extraditado por narcotráfico y fraude aéreo se expande hacia otros rincones del oficialismo. Diputados electos, senadores en ejercicio, operadores judiciales, figuras cercanas a Karina Milei, asesores del presidente y dirigentes con llegada al Ministerio de Seguridad aparecen mencionados en publicaciones virales, documentos replicados por medios digitales y discusiones cada vez más tensas dentro de La Libertad Avanza.
Lo que empezó como un escándalo electoral se transformó en un síntoma más profundo: el derrumbe de la autopercibida “pureza moral” del mileísmo, esa bandera que prometía barrer con la política tradicional pero que hoy enfrenta su prueba más dura. La multiplicación del hashtag #NarcoMilei en X, que acumuló más de 20.000 interacciones en menos de una semana, funciona como señal de un clima social donde las contradicciones del discurso oficialista se vuelven demasiado evidentes. Mientras Milei insiste en denunciar un “Estado corrupto”, buena parte de su coalición intenta explicar por qué un operador narco terminó financiando campañas libertarias, viajando con legisladores y sosteniendo negocios con personas de extrema confianza del entorno presidencial.
El 16 de noviembre estalló la primera bomba: un hilo que describía supuestos vínculos de Machado con sectores de la Corte Suprema, operadores de inteligencia y contactos dentro del Ministerio de Seguridad. Aunque la interacción inicial fue baja, la publicación se viralizó por citados críticos y memes que ridiculizaban la doble moral del oficialismo. Ese mismo día, otro post incorporó datos que elevaron la tensión: el abogado del presidente, Francisco Oneto, habría defendido intereses vinculados a Machado, mientras algunas droguerías relacionadas con el círculo íntimo de Karina Milei aparecían mencionadas como parte de un entramado poco claro. Las reacciones se multiplicaron con bronca, ironía y desconcierto. El blindaje discursivo empezaba a resquebrajarse.
El 17 de noviembre la crisis escaló con fuerza. Un post que superó los 400 likes y casi 400 reposts reveló un giro bancario de 230.000 dólares desde Machado hacia el ex marido de Karen Reichardt, diputada electa de La Libertad Avanza. La diputada calificó el dato como “disparate”, pero confirmó que el giro existió. Intentó desactivar el escándalo alegando que era dinero “en blanco”, aunque no logró explicar por qué una figura investigada por narcotráfico movía esas sumas hacia su entorno familiar. El dato fue dinamita para el discurso oficial de “transparencia libertaria”. Además, la publicación vinculó a Machado con la empresa Baires Fly, contratada por Milei y Karina para vuelos privados, lo que reforzó la idea de un entramado que excedía largamente a Espert.
Ese mismo día surgió otra arista explosiva: la causa judicial que compromete a Lorena Villaverde, senadora de LLA, por su relación con Cicarelli, primo de Machado. Villaverde arrastra un antecedente estremecedor: en el año 2000 fue detenida en Estados Unidos con medio kilo de cocaína. La difusión de ese dato, ampliamente compartido en las redes, generó indignación y un nuevo foco de crisis. ¿Cómo pudo superar los controles de “ficha limpia” promovidos por el propio Milei? ¿Quién habilitó su candidatura? Las preguntas se multiplicaron sin respuestas convincentes.
El 19 de noviembre, un dictamen en el Senado para expulsar a Villaverde elevó aún más el grado político del escándalo. La discusión pública se volvió caótica. Patricia Bullrich intentó defender el pliego de Villaverde, al tiempo que insistía en exigirle transparencia a la oposición. El oficialismo quedó atrapado en sus propias contradicciones. Sectores del entorno de Karina Milei, mientras tanto, operaban en sentido contrario para frenar cualquier intento de disciplinamiento interno. El conflicto dejó expuestas fracturas reales dentro de la coalición gobernante.
El 20 de noviembre la trama se oscureció todavía más. Nuevas publicaciones en X describieron un “sistema de narcofinanciamiento” dentro de LLA, donde Machado habría comprado lugares electorales e influido en nombramientos estratégicos. La ANDIS —ya golpeada por acusaciones de desvío de fondos y presuntas coimas del 3%— volvió a aparecer mencionada como una caja irregular que había sido cooptada por operadores del entorno libertario. Aunque algunos de estos datos provienen del crecimiento explosivo del debate en redes sociales y aún deben atravesar un tamiz judicial, el ruido político es innegable. La narrativa oficialista, fundada en la idea de un Estado austero, eficiente y libre de corrupción, se enfrenta a una realidad que la contradice con violencia.
El momento de mayor preocupación en la Casa Rosada llegó el 21 de noviembre, cuando circularon extractos de la declaración de Machado ante la justicia de Texas. Según publicaciones de portales digitales y videos que se viralizaron, Machado estaría evaluando “colaborar” con la justicia estadounidense. En los pasillos del oficialismo se interpretó como una amenaza directa: si Machado decide hablar, podría comprometer a dirigentes, operadores y socios que hoy integran el núcleo cercano del poder en Argentina. La frase “si hablo, se cae el país” recorrió redes y grupos de WhatsApp con una velocidad que expresa el nivel de temor dentro del gobierno.
Gastón Alberdi, ex integrante de LLA, aportó otro capítulo inquietante al recordar reuniones entre Machado y Milei en 2021, cuando el actual presidente todavía era outsider y buscaba apoyos para su desembarco en la política nacional. Según Alberdi, Milei le habría confesado haber asesorado a figuras vinculadas al narcotráfico. La filtración profundizó la crisis de credibilidad. Sus detractores lo acusan de mentiroso; sus críticos internos, de oportunista. Pero el daño está hecho.
El impacto general para el gobierno de Javier Milei es devastador. La narrativa de “ficha limpia”, la promesa de un Estado moralizado y la retórica de combate frontal a la corrupción comienzan a verse inconsistentes frente a un escándalo donde confluyen operadores narcos, giros bancarios millonarios, senadores con antecedentes penales, viajes privados pagados por figuras investigadas, denuncias cruzadas en redes y pugnas intestinas entre bullrichistas, karinistas y espertistas. La imagen de un gobierno compacto, coherente y guiado por principios se debilita cada día.
La gravedad del caso también expresa algo más profundo: la fragilidad estructural de un proyecto político construido a partir del marketing, el enojo social y una narrativa moralizante que no logró sostenerse frente a la complejidad real del poder. Cuando se raspa la superficie discursiva, aparecen zonas oscuras, contradicciones y relaciones que tensionan el discurso libertario hasta volverlo inverosímil.
La oposición impulsa la etiqueta #NarcoMilei, mientras exige explicaciones, renuncias y transparencia. Los libertarios responden con acusaciones de “fake news kirchnerista”. Pero los documentos, los videos, los giros bancarios y las declaraciones judiciales son demasiado contundentes como para quedar reducidos a una disputa partidaria. El caso Espert–Machado no es una anécdota: es la expresión pública de un proceso donde el discurso de las libertades individuales convive —de manera cada vez más evidente— con prácticas opacas, contradicciones éticas y disputas internas por espacios de poder. La pregunta que sobrevuela el escenario es si el oficialismo podrá absorber semejante impacto político o si este escándalo será el inicio de una erosión irreversible.
Fuentes:
Página/12 – “Imputaron a José Luis Espert por lavado de dinero”
https://www.pagina12.com.ar/863842-imputaron-a-jose-luis-espert-por-lavado-de-dinero
Página/12 – “José Luis Espert firmó un contrato de 1 millón de dólares con Machado”
https://www.pagina12.com.ar/864148-jose-luis-espert-firmo-un-contrato-de-1-millon-de-dolares-co
Infobae – “El empresario Federico ‘Fred’ Machado será extraditado a Estados Unidos”
https://www.infobae.com/politica/2025/11/03/el-empresario-federico-fred-machado-sera-extraditado-este-miercoles-a-estados-unidos-para-ser-juzgado-por-narcotrafico-y-lavado-de-dinero
La Nación – “Lo visitó un socio de Fred Machado: investigan lavado en la ANDIS”
https://www.lanacion.com.ar/politica/spagnuolo-lo-visito-un-socio-de-fred-machado-es-apuntado-como-quien-lavaba-el-dinero-de-las-nid15112025
Noticias Argentinas – “La fiscalía apunta a un socio de Fred Machado como lavador de dinero en la corrupción de la ANDIS”
https://noticiasargentinas.com/politica/la-fiscalia-apunta-a-un-socio-de-fred-machado-como-el–lavador-de-dinero–en-la-corrupcion-de-la-andis_a6919eaec5a069656dae63a92



















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