Con el estadio vacío: Milei y Trump frente al fiasco del America Business Forum en Miami

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El foro empresarial que prometía reunir a las grandes figuras del liderazgo global terminó mostrando gradas vacías, precios inaccesibles y un público escaso. La participación de Javier Milei, Donald Trump y María Corina Machado fue eje de críticas y burlas en redes sociales, donde el evento fue bautizado como el “fracaso de la derecha”.

Un video viral de apenas 18 segundos publicado por el usuario venezolano @AecioEscalante desató la polémica: el Kaseya Center de Miami, con capacidad para 20 mil personas, lucía casi desierto durante el America Business Forum 2025. La presencia de líderes ultraconservadores como Javier Milei, Donald Trump y María Corina Machado encendió las redes y dejó en evidencia la distancia entre el discurso triunfalista del oficialismo libertario y la realidad de su convocatoria.

El 6 de noviembre, las redes sociales ardieron con un video que mostraba una postal incómoda para el marketing libertario. En apenas 18 segundos, se veía el Kaseya Center de Miami —capacidad total: 20.000 personas— con grandes secciones cubiertas por cortinas negras y un público disperso en el sector inferior. El clip, difundido por el venezolano @AecioEscalante, acumuló más de 181 mil visualizaciones, 2300 “likes”, 1000 reposts y 363 comentarios en menos de un día. La frase que acompañaba el video era lapidaria: “¡Fracaso total! Ni mil personas asistieron al American Business Forum”.

El evento, que durante semanas se promocionó como “el mayor foro de liderazgo del hemisferio occidental”, prometía reunir a un elenco digno de una superproducción hollywoodense: Donald Trump, Lionel Messi, Gianni Infantino, Stefano Domenicali, María Corina Machado, Ken Griffin y el presidente argentino Javier Milei, entre otros. Con luces láser, sables Jedi, humo escénico y un presentador de Fox News, el uruguayo Ignacio de Guzmán buscó replicar el modelo de los foros de Davos pero con estética de show televisivo. Sin embargo, ni la pirotecnia ni los nombres de alto calibre lograron llenar las gradas.

El contraste entre la expectativa y la realidad fue brutal. Los organizadores hablaban de hasta 40.000 asistentes potenciales, aunque el recinto apenas alcanzó entre 4.000 y 8.000 personas según medios como WLRN, Miami Herald y The Guardian. El “upper bowl” del estadio, con entradas de 100 dólares, fue completamente clausurado con cortinas negras. En la platea inferior, donde los tickets costaban 200 dólares, se veían amplios sectores vacíos. Solo las zonas VIP, cuyos accesos llegaban hasta 1.990 dólares, estuvieron completas.

Las causas del fiasco fueron múltiples. Por un lado, el evento se desarrolló en pleno día laboral y con precios prohibitivos para un público general. Por otro, coincidió con otras actividades empresariales en Miami y con un contexto político polarizado: la presencia simultánea de Trump, Milei y María Corina Machado generó rechazo entre sectores amplios, especialmente entre la comunidad latina, que percibió el foro como un acto de propaganda de la derecha global.

En redes sociales, la batalla narrativa fue inmediata. Cuentas vinculadas a movimientos de izquierda y usuarios venezolanos contrarios a Machado y Milei celebraron el “fiasco” con ironía. “Ni pagando llenan un estadio”, se leía en cientos de mensajes. Por el otro lado, simpatizantes de la derecha intentaron contrarrestar la crítica con fotos del área VIP colmada y ovaciones a Messi o Trump, aunque las cifras de asistencia resultaron indefendibles. Algunos voceros llegaron a afirmar, sin pruebas, que “hubo 40 mil personas”, cifra desmentida por la prensa y las propias imágenes oficiales del evento.

La escena expuso un patrón que ya se repite: la distancia entre la épica libertaria y la realidad de su convocatoria. Javier Milei, que intenta proyectarse como líder continental de una nueva derecha, encontró en Miami un espejo incómodo. Mientras su discurso en el foro —centrado en la “batalla cultural contra el colectivismo”— buscaba reafirmar su imagen internacional, las gradas vacías mostraban un fenómeno distinto: la fatiga de un público saturado por la sobreexposición de figuras mediáticas y discursos antiestatales vacíos de contenido económico real.

El “fracaso” del America Business Forum se volvió, así, una metáfora involuntaria del modelo libertario. Mucho marketing, luces y retórica de libertad, pero poca gente dispuesta a pagar por presenciarlo. La ironía no pasó desapercibida en redes, donde se multiplicaron los memes con sillas vacías, gifs de estadios desiertos y mensajes del tipo “la revolución liberal no llena ni un teatro”.

Más allá de la exageración de algunas cuentas militantes, el vacío fue real. Los informes de medios locales confirmaron que la asistencia no superó los 8.000 espectadores, cifra muy por debajo de la prometida. Incluso con Lionel Messi y Donald Trump en el escenario, la convocatoria fue limitada. Esto demuestra que el poder simbólico de las figuras ultraderechistas no alcanza por sí solo para sostener un movimiento cultural o económico viable.

Para el gobierno argentino, que intentó capitalizar el evento como un hito diplomático y empresarial, la imagen fue contraproducente. Milei viajó a Miami con la expectativa de mostrarse como un interlocutor global ante CEOs de élite, pero terminó envuelto en un escándalo digital que desnudó la falta de sustento popular del “fenómeno Milei”. Su discurso fue cubierto por la prensa internacional, pero la narrativa dominante giró en torno a las butacas vacías, no a sus ideas.

El American Business Forum 2025 quedará como una advertencia para quienes creen que la política puede reemplazarse por el marketing. Los libertarios argentinos apostaron a convertir su relato en espectáculo global, pero el público les dio la espalda. No por ideología, sino por hartazgo. En tiempos de crisis y desigualdad, los shows de la élite parecen cada vez más desconectados de las preocupaciones reales de las sociedades que dicen representar.

En el fondo, lo ocurrido en Miami fue más que una anécdota: fue un síntoma. El brillo superficial del capitalismo financiero, la autocomplacencia de los millonarios que se aplauden entre sí y la impotencia de líderes como Milei o Trump para movilizar a las masas fuera de su burbuja mediática. Lo que pretendía ser una cumbre de poder terminó siendo un espejo vacío. Y el reflejo que devuelve no es el del éxito, sino el del agotamiento de una derecha que confunde influencia digital con legitimidad política.

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