El diputado nacional y presidente de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, reveló que Javier Milei habría participado en una maniobra de especulación con el token $KIP, idéntica a la que protagonizó meses después con $LIBRA. Según el legislador, el esquema implicó la compra anticipada, promoción presidencial y posterior salida con ganancias superiores a los 600 mil dólares.
El escándalo por la criptomoneda $LIBRA sigue extendiendo sus ramificaciones y ahora alcanza una dimensión más profunda. Según el diputado nacional Maxi Ferraro, presidente de la Coalición Cívica ARI, el presidente Javier Milei no sólo habría estado involucrado en la operatoria de $LIBRA, sino que ya había ejecutado el mismo esquema especulativo dos meses antes con otro token: $KIP.
Ferraro aseguró que la maniobra fue “idéntica”, con los mismos protagonistas y la misma estructura de manipulación de mercado. A partir de información proveniente de distintas plataformas de intercambio de criptomonedas, el legislador confirmó que Milei, Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy participaron junto a Julián Peh, creador de la empresa KIP Protocol, en una operatoria realizada el 9 de diciembre del año pasado.
De acuerdo al informe presentado por el diputado, los involucrados compraron el token en su punto más bajo, luego lo promovieron públicamente —con la ayuda del entonces presidente electo, Javier Milei— y finalmente vendieron sus posiciones cuando el valor del activo se disparó, obteniendo ganancias por más de 600 mil dólares. “Exactamente el mismo patrón que se repetiría luego con $LIBRA”, remarcó Ferraro, en una declaración que reaviva el debate sobre la frontera entre la especulación financiera y el uso del poder político para obtener beneficios personales.
El legislador sostuvo que “lo de $LIBRA no fue casualidad ni sorpresa” y que el presidente “ya sabía cómo funcionaba el esquema y fue parte de él”. Con esta afirmación, Ferraro intenta desmontar la narrativa oficial que presentó la operación de $LIBRA como un emprendimiento fallido o un malentendido de mercado. Según su reconstrucción, el presidente habría actuado con conocimiento previo, replicando un mecanismo de manipulación de precios en el ecosistema cripto.
El tema fue expuesto en la Comisión Investigadora sobre la Criptomoneda $LIBRA, donde se aprobaron nuevas medidas de prueba. Entre ellas, la remisión de oficios a tres plataformas de intercambio, la reiteración de citaciones a familiares de Mauricio Novelli —vinculados a movimientos de cajas de seguridad en fechas clave— y la remisión de toda la documentación al juzgado que investiga la posible estafa. Ferraro adelantó que el expediente busca determinar la participación directa de Milei y su círculo cercano en ambas operatorias.
La gravedad institucional de esta denuncia radica en que no se trata de una simple operación bursátil, sino de un patrón de comportamiento que combina poder político, especulación financiera y manipulación mediática. Si se confirma la participación del presidente en estas maniobras, podría configurarse un caso de conflicto de intereses y posible fraude al mercado, con ramificaciones penales y diplomáticas.
Ferraro, en un tono desafiante, aseguró que “ni las presiones, ni el poder corporativo, ni el encubrimiento van a tapar la verdad”, y prometió continuar con la investigación “hasta el final”. Sus palabras resuenan como un eco del estilo que caracterizó a Elisa Carrió y la Coalición Cívica: la idea de que la transparencia no es negociable, aun cuando el adversario sea el propio presidente de la Nación.
En un contexto donde el Gobierno promueve una narrativa de “libertad de mercado”, la denuncia de Ferraro pone sobre la mesa la paradoja de un presidente que habría aprovechado su influencia pública para mover el mercado a su favor. No se trata solo de ética, sino del corazón del relato libertario: ¿puede alguien defender la libertad económica mientras manipula los precios de un activo financiero en beneficio propio?
La operatoria descrita no sólo deja interrogantes sobre la conducta de los protagonistas, sino también sobre el rol de las plataformas que facilitaron la maniobra. Las medidas de prueba aprobadas por la Comisión apuntan a desentrañar si existieron alertas internas, omisiones regulatorias o complicidades dentro de los exchanges que permitieron las transacciones sospechosas.
La referencia a movimientos de cajas de seguridad antes y después de la operatoria de $LIBRA añade un matiz inquietante: la posible fuga o lavado de las ganancias obtenidas. Si bien la investigación judicial recién comienza, el cuadro general describe una red de vínculos entre el poder político, el entorno financiero y el negocio cripto, un terreno aún difuso en términos legales pero de enorme impacto político.
Ferraro busca así abrir una grieta dentro del discurso oficialista: mientras Milei se presenta como enemigo del Estado y adalid del mercado libre, su conducta lo ubicaría como protagonista de una maniobra de concentración y manipulación de capitales, típica de los especuladores a los que dice combatir.
El caso $LIBRA, y ahora también $KIP, podrían convertirse en el primer gran escándalo financiero de la era Milei. Lo que empezó como una polémica tecnológica sobre criptomonedas termina mostrando la cara más cruda del capitalismo de amigos, disfrazado de revolución digital.
Ferraro cerró su intervención con una frase que sonó a advertencia: “Vamos a seguir investigando hasta el final”. Y en esa línea, el Congreso argentino podría estar a las puertas de una investigación histórica: una trama que combina especulación, poder presidencial y el uso del discurso libertario como fachada para el negocio privado.





















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