La ministra de Seguridad Nacional y candidata a senadora por La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, aseguró que la Argentina “tiene una segunda oportunidad” con Javier Milei y advirtió que “no va a haber una tercera”. La frase, pronunciada en una entrevista con Radio Rivadavia, sintetiza no solo el clima de desesperación electoral que atraviesa el oficialismo en la recta final hacia las legislativas del 26 de octubre, sino también la memoria selectiva de una funcionaria que parece haber decidido borrar de su currículum el capítulo más oscuro de su trayectoria política: el gobierno de Fernando de la Rúa, del que también formó parte.
Bullrich dijo que en esta elección “se define la construcción de las mayorías parlamentarias para llevar a cabo las reformas”, como si el país no recordara que hace 24 años, ella misma impulsó un brutal ajuste laboral desde el Ministerio de Trabajo que fue preludio del estallido de 2001. En aquel entonces, bajo el gobierno de la Alianza, la actual ministra de Seguridad aplicó junto a Domingo Cavallo un recorte del 13% a jubilaciones y salarios estatales, y promovió una flexibilización laboral que destruyó derechos conquistados durante décadas. Ese fue su verdadero aporte a la historia: un intento de “reforma estructural” que terminó en represión, muertos y helicóptero.
Pero en su discurso actual, Bullrich se presenta como garante de un nuevo ciclo de “orden y firmeza”, bajo la doctrina del “que las hace las paga”. Sostiene que con Milei la Argentina tiene “una segunda oportunidad” para “sacar al país adelante”, como si su propia experiencia no hubiera demostrado que cada vez que la derecha promete “sacrificio y reformas”, el resultado es el mismo: destrucción del empleo, ajuste brutal y descontento social. La diferencia es que ahora Bullrich se arropa en la narrativa libertaria de Milei, sin mencionar ni a De la Rúa ni a los fantasmas del 2001 que todavía la persiguen.
En su intento de marcar distancia con el kirchnerismo, afirmó que “cuando hay mayorías automáticas de un sector se lleva al país a donde uno quiera sin que nadie pueda interferir”, y que durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner “se vivía en una escribanía”. Sin embargo, lo que Bullrich omite decir es que cuando ella tuvo poder de decisión, su “escribanía” fue la del Fondo Monetario Internacional. Hoy, en nombre de la libertad de mercado, pretende reeditar aquel programa de ajuste con otro envoltorio ideológico.
La ministra también se quejó de la “pelea permanente en el Congreso”, al que comparó con un “ring de boxeo”. Pero esa “tensión política” que tanto le preocupa es producto directo del modelo autoritario que ella misma defiende: un gobierno que persigue opositores, criminaliza la protesta y desfinancia las universidades y el sistema de salud. Desde su cartera, Bullrich volvió a convertir la política de seguridad en una herramienta de disciplinamiento social, mientras el país se hunde en la recesión y la pobreza.
Detrás de su frase de campaña —“no va a haber una tercera oportunidad”— hay más amenaza que advertencia. Bullrich le habla al electorado con tono de ultimátum, como si la democracia fuera un recurso agotable y la sociedad deudora de un proyecto que solo sabe ofrecer más represión y menos derechos. Lo que no dice es que ya tuvo su primera oportunidad con Macri y la está desperdiciando con Milei, repitiendo los mismos errores, los mismos discursos y los mismos resultados.
La ministra insiste en que “necesitan más músculo legislativo” para aprobar las leyes que el país “necesita”. En realidad, lo que buscan es blindar un Congreso dócil que les permita profundizar el ajuste sin resistencia, aprobar la privatización de empresas públicas y consolidar un modelo donde la política se arrodilla frente al mercado. Por eso, su frase sobre “no quedarse a mitad del río” no es más que una confesión: saben que el país está a la deriva, y que su única estrategia es remar hacia el abismo.
A 24 años del estallido de 2001, Patricia Bullrich vuelve a pedir una “segunda oportunidad” para aplicar el mismo programa que ya fracasó. Y lo hace escondiendo su pasado, borrando su paso por el Ministerio de Trabajo de De la Rúa, como si el país no recordara los nombres, las decisiones ni los muertos que dejó aquella historia. Pero la memoria no se ajusta, ni se privatiza.
Fuentes:
- Agencia Noticias Argentinas: https://noticiasargentinas.com/politica/bullrich—tenemos-una-segunda-oportunidad-con-milei–no-va-a-haber-otra-_a68f78b58493e4745128954cf
- Ámbito Financiero: https://www.ambito.com/politica/patricia-bullrich-tuvimos-una-primera-oportunidad-mauricio-macri-y-tenemos-una-segunda-javier-milei-pero-no-vamos-tener-una-tercera-n6204304
- Archivo histórico del Ministerio de Trabajo (2001) – recortes y flexibilización laboral bajo el gobierno de Fernando de la Rúa.





















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