La popularidad de Javier Milei empieza a resquebrajarse: el 54% de los argentinos ya tiene una imagen negativa del Presidente. El ajuste, lejos de generar esperanza, profundiza la bronca.
Un presidente que empieza a perder su aura
La consultora Proyección reveló los resultados de su última encuesta nacional, donde se confirma lo que ya se percibe en la calle: la imagen de Javier Milei cae y crece el malestar con las políticas de ajuste. El informe arroja un dato clave: el 54% de los argentinos tiene hoy una imagen negativa del Presidente.
Esto representa un salto significativo respecto a meses anteriores, cuando el líder libertario conservaba un capital simbólico fuerte tras su llegada al poder. Hoy, con la inflación contenida a costa del consumo y una sociedad cada vez más empobrecida, ese capital se erosiona día a día.
Un país en modo recesión
“Es un escenario delicado. El Gobierno está aplicando un ajuste económico brutal y todavía no hay resultados visibles para la mayoría. Esa combinación hace que el humor social se vuelva más tenso”, explicó Manuel Zunino, director de Proyección, en diálogo con Futurock.
Las medidas de Milei —desde la licuación de jubilaciones hasta el congelamiento del gasto público— golpean de lleno a la clase media y los sectores populares. El relato de la “motosierra” empieza a volverse contra su creador.
El riesgo de gobernar solo con redes
“El Presidente cree que le habla solo a su núcleo duro, que lo sigue en redes y lo banca. Pero eso no alcanza para sostener una gestión”, agregó Zunino. La pérdida de legitimidad en sectores que no lo votaron, pero le daban un margen de espera, es cada vez más evidente.
Además, la encuesta muestra un dato llamativo: crece el nivel de rechazo entre votantes desencantados que, si bien no esperaban milagros, empiezan a ver al gobierno como parte del problema.
Bronca, resignación y más bronca
“El clima social está tenso, aunque sin estallido. Lo que predomina es una mezcla de bronca, resignación y mucha desilusión”, explicó el consultor. Las calles muestran señales: menor poder de compra, negocios vacíos, más changas, más pobreza, menos expectativas.
El Gobierno confía en una mejora económica para el segundo semestre, pero la credibilidad ya empezó a romperse. En ese escenario, cada traspié puede convertirse en crisis.
La grieta que Milei no puede cerrar
El discurso anti-casta sigue funcionando para su base, pero no alcanza. En sectores opositores, el rechazo es total. Y la grieta que supuestamente venía a dinamitar, se profundiza aún más.
¿Cómo sigue esta película? Si no hay mejoras concretas para los bolsillos, la paciencia social puede agotarse antes de lo previsto.
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