La Ciudad cierra el único instituto con Gestión Ambiental y desmantela la formación técnica

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La decisión de cerrar el Instituto de Formación Técnica Superior N° 22 de Palermo reactiva una política sostenida por años: achicar la oferta pública, debilitar la educación técnica y trasladar el costo del ajuste a estudiantes y docentes.

Con más de tres décadas de trayectoria y siendo el único instituto de la Ciudad que ofrece la Tecnicatura Superior en Gestión Ambiental, el IFTS N° 22 enfrenta un cierre de hecho bajo la excusa de la “fusión”. Estudiantes y docentes denuncian una maniobra que repite un patrón del macrismo: vaciar, desfinanciar y finalmente eliminar espacios de formación pública. La medida se inscribe en un clima nacional donde el gobierno de Javier Milei impulsa un desmantelamiento generalizado de la educación pública.

El cierre de una escuela no es solo una mala noticia administrativa. Es una señal política, un síntoma del modelo de país que se impulsa desde los gobiernos que deciden qué se fortalece y qué se mutila. El Instituto de Formación Técnica Superior N° 22, en Palermo, es la nueva víctima de un proceso que viene escalando hace tiempo y que ahora, bajo la gestión de Jorge Macri y en sintonía con la orientación nacional del presidente Javier Milei, se vuelve aún más brutal: el desguace sistemático de la educación pública.

El IFTS 22 no es un edificio cualquiera. Es una institución con más de 30 años de historia y la única en toda la Ciudad que dicta la Tecnicatura Superior en Gestión Ambiental. En un mundo atravesado por conflictos climáticos, normativas internacionales y desafíos productivos que exigen profesionales capacitados, la Ciudad decide cerrar el único instituto que forma técnicos en una de las áreas más sensibles del siglo XXI. El contraste entre la realidad y la decisión política no podría ser más descarnado.

La historia, sin embargo, no empieza ahora. Desde hace años, según denunció la propia comunidad educativa, el macrismo porteño ha impulsado una política de vaciamiento de los Institutos de Formación Técnica Superior. En 2019 ya se advertía sobre el “desguace” de estas instituciones durante la gestión de Rodríguez Larreta y Soledad Acuña. No se trataba de rumores, sino de hechos: cierres, fusiones y eliminación de carreras completas. Todo bajo un mismo argumento que se repite como una coartada: “baja matrícula”.

Esta vez el justificativo suena igual de débil. Las autoridades de la Ciudad aseguran que el IFTS 22 no tiene un laboratorio adecuado y que eso afecta la matrícula. Como si la falta de inversión estatal en infraestructura fuera culpa de estudiantes y docentes. Como si la responsabilidad de construir un laboratorio dependiera de quienes enseñan y no de quienes gobiernan. Como si la solución a un edificio en mal estado fuera desalojarlo definitivamente en lugar de equiparlo como corresponde.

Una docente del instituto lo explicó con claridad, aunque pidió resguardar su identidad por temor a represalias. La supervisión reunió a todo el personal y habló de “fusión” con el IFTS 10, ubicado en Monserrat, a más de cinco kilómetros. No dijeron “cierre”, pero en la práctica funciona así. La experiencia histórica lo demuestra: cada vez que fusionaron escuelas, el edificio en cuestión se cerró, la inscripción del año siguiente se eliminó y las carreras terminaron extinguiéndose. Es un cierre por etapas, un apagón progresivo. Una muerte anunciada.

Para quienes estudian allí, la decisión es devastadora. Natalia Pruneda eligió el IFTS 22 después de buscar durante meses una formación que articulara teoría, prácticas reales y la posibilidad de continuar estudios superiores. Se encontró con un plantel docente de excelencia y con una currícula que encaja con las demandas ambientales actuales. También encontró algo más difícil de medir pero fundamental: comunidad, pertenencia, un proyecto de futuro. Ese es el proyecto que el gobierno porteño quiere cortar de raíz.

No es un caso aislado. Es parte de una política sostenida. En 2022, la entonces ministra Acuña eliminó carreras completas en varios IFTS, incluida una con orientación en Derechos Humanos. Lo hizo sin aviso, sin diálogo, sin planificación transparente. Simplemente desaparecieron de la inscripción online. Docentes y estudiantes se enteraron de golpe. Muchos profesores interinos quedaron al borde de la pérdida de su cargo. Los que sostienen la educación son quienes pagan siempre el costo del ajuste.

Hoy la historia se repite con otro nombre propio: Jorge Macri. Pero el libreto es el mismo y el contexto nacional lo potencia. El gobierno de Javier Milei lleva meses señalando a la educación pública como gasto prescindible, cuestionando su legitimidad, recortando presupuestos y desfinanciando universidades. La Ciudad acompaña esta mirada y la traduce en decisiones concretas como el cierre del IFTS 22. No es casualidad; es coherencia ideológica. Es la misma lógica que impulsa privatizaciones, elimina derechos y desprecia todo lo que no genere rentabilidad inmediata.

Mientras tanto, quienes estudian y enseñan siguen adelante como pueden. Lo hacen con orgullo y con una vocación que resiste golpes políticos, promesas incumplidas y una indiferencia oficial que se volvió la norma. Porque detrás de cada cierre hay trayectorias, años de dedicación, proyectos de vida. Hay jóvenes que buscan su primer título, adultos que quieren reinsertarse laboralmente, docentes que entregan tiempo, conocimiento y compromiso. Todo eso queda arrasado cuando el Estado renuncia a su deber más básico: garantizar educación pública de calidad.

La incertidumbre es enorme. Nadie sabe qué pasará con los estudiantes que están a mitad de la tecnicatura ni con los que planeaban inscribirse el año próximo. Nadie sabe si el traslado al IFTS 10 se concretará o si será solo un paso para extinguir la carrera definitivamente. Nadie sabe si algún día habrá una inversión real en laboratorios, edificios y equipamiento. Lo que sí se sabe es que, con esta decisión, la Ciudad vuelve a retroceder en formación técnica, en acceso educativo, en políticas ambientales y en derechos básicos.

En un país donde el gobierno nacional empuja un modelo que ajusta sobre jubilados, docentes, universidades, cultura, ciencia y salud, el cierre del IFTS 22 no es una excepción: es parte de una misma matriz. Una que concibe a la educación pública como un estorbo, como un gasto, como un problema que conviene achicar. Una que elige la desprotección institucional por encima del desarrollo, la capacitación y el futuro.

El gobierno porteño puede disfrazar la medida de “fusión”, pero la comunidad sabe lo que está ocurriendo. Es otro cierre. Otra institución pública que se desmantela. Otra señal de que, bajo el modelo que impulsan Jorge Macri y Javier Milei, la formación técnica también está en la mira. Y con ella, miles de estudiantes y trabajadores que vuelven a quedar a la deriva.

Fuente

https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/el-gobierno-porteno-cierra-otra-escuela-publica-el-instituto-de-formacion-tecnica-n-22-de-palermo/amp/

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