La historia del influencer Javier Ferrer, que pasó de vender cursos de “mentalidad ganadora” a denunciar una estafa de 375.000 dólares en criptomonedas, desnuda algo más profundo que un fraude: la ruina moral del modelo de los coaches financieros y su falso evangelio del éxito individual.
El hilo viral del usuario @PonzistaAnti reveló una trama donde coaching, criptomonedas, negocios fallidos y tragedias se cruzan en un retrato grotesco del emprendedorismo argentino. Ferrer, símbolo de una generación que cambió el trabajo por la especulación y la empatía por la autoayuda, terminó siendo víctima del mismo espejismo que predicaba.
En el universo paralelo del emprendedorismo digital, los finales trágicos no se narran en términos de pérdida, sino de “aprendizaje”. Y así parece haber querido leer su propia historia Javier Ferrer, el influencer detrás del podcast Qué Hacés Normal?, quien denunció días atrás haber sido víctima de una millonaria estafa cripto. No es una parodia: es la realidad repitiéndose como meme. El hombre que predicaba la autosuficiencia, la libertad financiera y el control absoluto de la vida, perdió 375.000 dólares en Bitcoin y Ethereum guardados en cold wallets hackeadas.
El episodio fue revelado por el usuario @PonzistaAnti, un perfil dedicado a desnudar estafas y esquemas piramidales, cuyo hilo en X se volvió viral con más de 160 mil vistas. El tono del posteo era abiertamente sarcástico, cerrando con un simple “jajaja” que condensaba una época. La ironía funcionó sola: el gurú del “no dependas de nadie” quedó a merced de un sistema que él mismo ayudó a legitimar.
Ferrer no es un desconocido en el ecosistema digital argentino. Su figura creció en los últimos años con The Luxury World, una empresa de coaching que ofrecía cursos de “mentalidad empresaria” a precios de hasta mil dólares por mes. En su discurso abundaban frases de autoayuda recicladas del manual neoliberal global: “Sé el dueño de tu tiempo”, “No esperes que te salven”, “Si no te haces rico, es porque no querés”.
El problema es que, detrás del bronceado del éxito, asomaban los huecos de una estructura hueca. Ferrer construyó una marca personal sobre un patrimonio heredado —la fábrica de panes La Perla y la cadena de alimentos Fiestísima—, vendiendo la ilusión de que su “mentalidad ganadora” lo había llevado hasta allí. Y en ese espejo de falsa meritocracia, miles de seguidores proyectaron sus frustraciones, comprando cursos, NFTs o ilusiones digitales.
Cuando Infobae confirmó la denuncia —una pérdida equivalente a casi 375 mil dólares— el caso se transformó en una radiografía del nuevo capitalismo argentino: el de la especulación sin trabajo, la inversión sin control, la confianza sin garantías. El acusado, un “amigo” del entorno de Ferrer, habría intentado “arreglar” con apenas 800 mil pesos (unos 800 dólares al cambio actual). Ferrer, claro, exige el total. La paradoja es perfecta: el hombre que convirtió el “no confíes en nadie” en eslogan publicitario, confió.
El trasfondo del escándalo se ensucia aún más con la aparición de un nombre recurrente: Lechuga, un crypto-bro asesinado y descuartizado en terrenos vinculados al proyecto inmobiliario fallido Renacer, impulsado por el propio Ferrer. Aquel supuesto “barrio privado” prometía una comunidad para emprendedores e inversores, pero terminó siendo un cementerio simbólico del sueño libertario argentino: terrenos baldíos, promesas rotas y sangre real.
El hilo de @PonzistaAnti reconstruyó con precisión quirúrgica ese descenso. Ferrer, mentor de Lechuga, habría estado involucrado en inversiones cruzadas, intercambios opacos y negocios que mezclaban coaching, criptomonedas y real estate. En otras palabras: el capitalismo sin Estado que Milei promete, pero en versión beta y con final policial.
El público de X no tuvo piedad. Los memes se multiplicaron: “El que estafa a estafadores tiene cien años de perdón”, “El mérito está en denunciar después”, “Qué hacés, normal?”. La carcajada colectiva reflejó algo más profundo: el agotamiento de una cultura que convirtió la precariedad en virtud y la codicia en aspiración espiritual.
Porque el caso Ferrer no trata solo de un hackeo. Es el colapso moral de una narrativa que enseñó a miles a mirar con desprecio el esfuerzo colectivo, las instituciones y la solidaridad. El coaching de éxito, el trading como religión, las criptos como salvación: todos los dogmas del nuevo evangelio neoliberal se derrumban cuando el profeta cae en su propia trampa.
Y, sin embargo, la farsa continúa. The Luxury World sigue activa, vendiendo cursos, mientras Ferrer se muestra en redes con una calma zen, hablando de “energías densas” y “aprendizajes del universo”. En sus palabras se filtra el síndrome de los predicadores modernos: transformar el fracaso en contenido. El derrumbe se monetiza, el error se convierte en historia de superación y el público, que ayer lo compadecía, mañana le volverá a comprar.
El hilo viral de @PonzistaAnti no solo ridiculiza a un personaje. Funciona como espejo de una sociedad que normalizó la estafa como modelo de negocio. Desde el caso del $LIBRA token hasta los “lobos de Berazategui”, pasando por supuestos gurús financieros que terminan tras las rejas, el ecosistema cripto argentino es un teatro de espejos: todos creen estar ganando, hasta que alguien apaga la luz.
En el fondo, la moraleja es cruelmente simple. No hay hackeo más devastador que el de la propia ilusión. Ferrer fue víctima de un sistema que él mismo ayudó a expandir: el de la codicia maquillada de libertad, el de la riqueza sin trabajo y la culpa transferida al azar. Su historia es la metáfora perfecta de un país donde la fe en el “éxito personal” reemplazó la idea de comunidad.
Tal vez, cuando el polvo de los likes se asiente, quede algo de aprendizaje. No sobre cómo cuidar una wallet, sino sobre cómo reconstruir una ética en medio del humo. Porque mientras los coaches sigan dando lecciones sobre cómo “ser tu propio jefe”, habrá miles que sigan cayendo en el mismo pozo, convencidos de que el problema nunca es el sistema, sino su falta de “actitud”.
Y así, entre estafas, criptos y frases motivacionales, la Argentina del 2025 sigue reinventando el mismo mito: el del emprendedor que se roba a sí mismo y lo llama “libertad”.
Fuente
- Infobae (03/11/2025). “Hola, normales”: la saga de la millonaria estafa cripto que denunció el influencer Javier Ferrer.

















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