La transmisión de TN que se volvió viral muestra al abogado de Víctor Manzanares relatando cómo su defendido fue aislado y sometido a tortura psicológica hasta firmar como “arrepentido” en 2017. Ninguno de los periodistas presentes reaccionó ante la gravedad del hecho. El episodio desnuda la connivencia mediática y judicial del macrismo, ahora blanqueada en horario central.
El video publicado por el usuario @Joepsi este 9 de noviembre de 2025 expone una escena inquietante: periodistas de TN escuchan al abogado Roberto Herrera describir condiciones inhumanas de detención durante el gobierno de Mauricio Macri, sin mostrar asombro ni indignación. El testimonio de Víctor Manzanares, excontador de los Kirchner, vuelve a colocar bajo la lupa la causa Cuadernos, justo cuando inicia el juicio oral con 87 acusados y 24 arrepentidos.
En la madrugada del 9 de noviembre, un video difundido por el usuario @Joepsi en la red X sacudió las redes y puso al canal Todo Noticias (TN) en el ojo de la tormenta. En apenas unas horas, el posteo superó los 790 “likes”, 280 reposts y rozó las 19.000 visualizaciones, volviéndose tendencia en los sectores críticos al macrismo. No era un recorte manipulado ni una interpretación malintencionada: era una transmisión en vivo, probablemente del programa “Sólo una vuelta más”, en la que se entrevistaba al abogado Roberto Herrera, defensor de Víctor Manzanares, el histórico contador de los Kirchner.
Herrera contó, con un tono sereno pero escalofriante, cómo su cliente fue detenido en julio de 2017 en Río Gallegos y trasladado a Buenos Aires. Allí, explicó, lo mantuvieron 30 días en aislamiento total, sin acceso a su familia ni a su defensa, en una celda sin ventanas, con luz artificial encendida las 24 horas, sin reloj ni noción del tiempo. En otras palabras, lo sumergieron en una tortura psicológica cuidadosamente diseñada para quebrar su voluntad. El abogado aseguró que sólo lo sacaban para presionarlo a que firmara su declaración como arrepentido y que las amenazas continuaron incluso después de su liberación.
Lo más impactante no fue solo el relato, sino la reacción —o mejor dicho, la ausencia de ella— en el estudio. Ninguno de los periodistas presentes, entre ellos Luciana Geuna y posiblemente Eduardo Feinmann, emitió una palabra de repudio. Nadie dijo “esto es gravísimo” ni “eso fue ilegal”. Lo tomaron como un dato más del expediente judicial, como si las violaciones a los derechos humanos hubieran sido parte natural del método de investigación del gobierno de Mauricio Macri.
La escena es un espejo del clima político y mediático que hoy vuelve a emerger con fuerza bajo el gobierno de Javier Milei. La naturalización de la violencia institucional, el desprecio por las garantías procesales y la complicidad de los grandes medios con los aparatos judiciales y de inteligencia no son hechos aislados: forman parte de una matriz autoritaria que atraviesa distintos gobiernos de derecha en la Argentina reciente.
El caso Manzanares no es menor. Fue detenido el 17 de julio de 2017 por lavado de dinero vinculado a Daniel Muñoz, exsecretario de Néstor Kirchner, y en febrero de 2019 se convirtió en uno de los 24 arrepentidos que estructuraron la causa Cuadernos. Aportó información sobre cómo Muñoz habría blanqueado más de 70 millones de dólares en propiedades en Estados Unidos y en las islas Turcos y Caicos. Pero lo que el video revela es el trasfondo brutal de esa colaboración: no fue un acto libre, sino el resultado de la coerción y el aislamiento.
El macrismo construyó gran parte de su narrativa política sobre la idea de la “república” y la “lucha contra la corrupción”, pero los métodos que hoy salen a la luz parecen más cercanos a los manuales de inteligencia de las dictaduras que a los valores democráticos que decían defender.
No es casual que este fragmento televisivo resurja justo cuando, el 6 de noviembre de 2025, comenzó el juicio oral por la causa Cuadernos, con Cristina Fernández de Kirchner como principal acusada y un total de 87 imputados. El testimonio de Manzanares es clave, y su abogado, con aparente frialdad, lo recordó frente a cámaras: “Estuvo un mes incomunicado, sin ver el sol, sin saber si era de día o de noche. Fue una tortura psicológica”.
Los usuarios en redes no tardaron en reaccionar. Mensajes como “Ahí lo tienen al supuesto arrepentido. Era testigo protegido y lo tenían encerrado” (@ResistenciaNac_) o “Contaron en vivo cómo durante el macrismo torturaban testigos en condiciones inhumanas” (@MConurbasic) inundaron X, denunciando la banalización de un hecho que, en cualquier democracia saludable, habría provocado un escándalo político y judicial.
Pero en la Argentina de hoy, el impacto parece disiparse rápidamente entre la desidia informativa y la polarización. Mientras el gobierno de Javier Milei profundiza la persecución a sectores sindicales, científicos y judiciales críticos, los mecanismos de disciplinamiento político del pasado parecen haber regresado, ahora envueltos en el discurso de la “libertad” y el “orden”.
El caso Manzanares no solo reabre heridas del pasado macrista: expone las grietas morales de un sistema mediático que encubre abusos cuando los cometen los suyos. Lo que antes se consideraba “parte del show judicial” hoy se visibiliza como lo que realmente fue: una práctica de coerción ilegal, amparada por el silencio cómplice de los grandes medios.
En el fondo, el video viral de TN no muestra solo la historia de un contador quebrado, sino el retrato de una época: un poder político dispuesto a todo para construir su relato de impunidad, y una prensa dispuesta a mirar para otro lado mientras la democracia se erosionaba desde adentro.





















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