¿Por qué a José Luis Espert lo llaman “narco diputado”? La oscura relación con Fred Machado

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El diputado libertario es señalado por su presunto vínculo con un empresario acusado de narcotráfico y lavado de dinero. Aviones privados, vehículos blindados y fondos no declarados en la campaña presidencial de 2019 son parte de la trama.

José Luis Espert carga con un apodo que resuena cada vez con más fuerza en redes sociales y en el ámbito político: “narco diputado”. No se trata de una simple chicana: detrás hay una relación concreta con Federico “Fred” Machado, un empresario detenido por pedido de la Justicia de EE. UU., acusado de liderar una red internacional de narcotráfico y lavado de activos. La campaña presidencial de Espert en 2019 habría sido beneficiada con recursos logísticos y económicos por parte de Machado, aunque nunca fueron declarados. El escándalo escaló hasta motivar presentaciones judiciales por presunto encubrimiento y asociación ilícita.

📌 Un apodo con historia ¿Quién es Federico “Fred” Machado?

A José Luis Espert lo acusan de ser un “narco diputado”. Más allá del tono provocador, la acusación se sustenta en un hecho concreto: su relación con Federico “Fred” Machado, empresario argentino radicado en Estados Unidos, detenido en 2021 por una orden de captura internacional emitida desde Texas. Machado está acusado de integrar una red que transportaba cocaína a través de una flota de aviones privados y lavaba dinero a través de empresas fantasma.

El vínculo entre Espert y Machado se remonta a la campaña presidencial de 2019, cuando el economista liberal se postuló como candidato junto a Luis Rosales. En ese período, Machado facilitó aviones privados, una camioneta blindada y presuntos aportes económicos en dólares, sin dejar rastro en los registros de campaña oficiales.

Federico “Fred” Machado es un empresario argentino nacido en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro, que construyó un imperio aeronáutico desde Florida, Estados Unidos, utilizando una red de compañías que más tarde serían señaladas como pantalla para actividades ilícitas. Entre sus firmas más conocidas se encuentran South Aviation Inc. y Pampa Aircraft Financing, empresas que, bajo apariencia legal, formaban parte de un complejo entramado de adquisición, leasing y registro de aeronaves que, según la Justicia norteamericana, fueron utilizadas para el transporte internacional de cocaína y el lavado de millones de dólares.

Desde al menos 2011, las autoridades estadounidenses comenzaron a investigarlo por operaciones sospechosas vinculadas a una red de narcotráfico transnacional. El esquema operaba mediante la compra de aviones a nombre de terceros o empresas fantasma, y su posterior uso en vuelos hacia y desde países de América Latina, especialmente Venezuela, México y Guatemala, rutas claves para el narcotráfico continental. Estos aviones estaban registrados bajo el sistema “Part 91” de la Administración Federal de Aviación (FAA), una categoría que permite mayor flexibilidad pero menos control, algo que fue aprovechado por la organización para operar sin ser detectada fácilmente.

El caso cobró notoriedad cuando se conoció que varias de estas aeronaves fueron confiscadas en operativos antidroga, entre ellos, el hallazgo de más de 500 kilos de cocaína en uno de los jets utilizados por la red. Los reportes de Corporate Jet Investor, InSight Crime y Prensa Comunitaria revelaron que Machado no solo se beneficiaba económicamente de estos vuelos, sino que también era parte clave del lavado de activos generados por el tráfico de estupefacientes.

La gravedad del caso escaló rápidamente: en abril de 2021, Federico Machado fue detenido en Neuquén por pedido de un tribunal federal de Texas, que había solicitado su extradición a través de Interpol. El empresario fue acusado formalmente de conspiración para distribuir cocaína, lavado de dinero internacional, fraude financiero y asociación ilícita. Su captura puso fin a una etapa de perfil bajo en Argentina, donde se movía sin restricciones a pesar de estar bajo la mira de la DEA.

Uno de los elementos más escandalosos del expediente judicial estadounidense es que Machado formaba parte de una “narco-flotilla” aérea, es decir, una red de aviones privados utilizados por organizaciones criminales para transportar droga en vuelos no comerciales, minimizando los controles y aprovechando vacíos regulatorios. Los documentos judiciales también lo vinculan con transacciones millonarias en paraísos fiscales, empresas offshore y triangulación de fondos mediante cuentas en bancos de Estados Unidos, Panamá y Europa del Este.

Su figura se convirtió en un símbolo de cómo el narcotráfico puede enmascararse en negocios legales, en especial cuando se entrelazan con sectores vulnerables al lavado de activos, como el mercado aeronáutico. Además, su historia se volvió aún más resonante cuando se descubrió que había financiado parte de la campaña presidencial de José Luis Espert en 2019, utilizando justamente los recursos generados por estas operaciones.

Hoy, mientras espera el avance del pedido de extradición en la Justicia argentina, Fred Machado representa una pieza clave en el rompecabezas del narcotráfico aéreo en América, y su vínculo con la política nacional —especialmente con sectores libertarios— sigue generando repercusiones y sospechas.

✈️ Vínculos con la campaña presidencial de Espert en 2019

Durante la campaña presidencial del Frente Despertar en 2019, José Luis Espert, por entonces uno de los referentes más visibles del liberalismo económico argentino, mantuvo una relación estrecha y operativa con el empresario Federico “Fred” Machado, hoy detenido en la Argentina y requerido por la Justicia estadounidense por delitos de narcotráfico y lavado de dinero.

Uno de los momentos más llamativos —y documentados— ocurrió durante una visita a la ciudad de Viedma, tierra natal de Machado. Allí, Espert realizó una presentación de su libro La Argentina Devorada, donde no solo disertó ante simpatizantes locales, sino que también agradeció públicamente a Fred Machado por el traslado en avión privado. Las palabras textuales fueron: “Gracias a Fred Machado por el excelente vuelo que hemos tenido”, pronunciadas ante la prensa y asistentes, lo que evidencia la familiaridad entre ambos y el reconocimiento directo del apoyo recibido.

Ese vuelo privado no fue un hecho aislado. Según diversas investigaciones periodísticas y documentos judiciales, Machado facilitó de manera informal y no declarada un jet privado, presumiblemente de su flota de aeronaves registrada en Estados Unidos, que habría sido utilizado por el equipo de campaña de Espert en distintos tramos de su gira nacional. La aeronave no figuró en los registros de gastos oficiales ante la Justicia Electoral, lo que viola la Ley de Financiamiento de Partidos Políticos.

Además del avión, la campaña también hizo uso de una camioneta Jeep Grand Cherokee blindada, que estaba a nombre de Claudio Ciccarelli, primo de Machado y también involucrado en la trama judicial por su rol en el entramado empresarial. Este vehículo de alta gama fue utilizado por Espert y su equipo durante varios actos proselitistas y desplazamientos por el interior del país. Al igual que el avión, tampoco se consignó oficialmente como un aporte en especie.

Todo este operativo logístico —aéreo y terrestre— habría sido financiado o provisto por Fred Machado como parte de una suerte de apoyo informal, sin contrato ni contraprestación visible. La falta de transparencia en este vínculo y la omisión de esos aportes en las rendiciones de campaña generaron fuertes sospechas, especialmente cuando se conocieron los antecedentes judiciales del empresario. El hecho de que ese financiamiento se haya canalizado al margen de la ley y sin control estatal llevó a que muchos analistas y dirigentes políticos lo consideraran un mecanismo de blanqueo de dinero proveniente de actividades ilícitas, enmascarado bajo el ropaje de apoyo electoral.

En ese marco, varios legisladores del oficialismo sostienen que la candidatura de Espert fue parcialmente financiada con dinero narco, lo que derivó en la aparición del mote “narco diputado”. Más allá del apodo, el vínculo documentado con Machado sigue siendo uno de los puntos más oscuros y comprometedores del historial político del actual legislador libertario.

⚖️ Denuncias en la Justicia

La relación entre Espert y Machado no solo generó polémica en los medios. También llegó a los tribunales. La Fiscalía Electoral a cargo de Ramiro González solicitó información a la jueza María Servini para determinar si hubo financiamiento irregular o lavado de activos a través de la campaña. Además, el diputado fue denunciado penalmente por encubrimiento y asociación ilícita, junto con otros miembros de su espacio, incluyendo a Luis Rosales y hasta al propio Javier Milei, hoy presidente.

El diputado kirchnerista Rodolfo Tailhade fue uno de los principales impulsores del tema en el Congreso. “Espert recibió aportes del narcotráfico. Es un narco diputado”, afirmó en declaraciones públicas. También el dirigente Juan Grabois se sumó a la acusación: “Este lumpen financió su carrera política con los dólares manchados de sangre del narco Fred Machado”.

🧾 La defensa de Espert

Frente al escándalo, Espert reconoció que usó los servicios de Machado pero negó saber que se trataba de un presunto narcotraficante. Afirmó que “le prestaron un avión” y “una camioneta” como gentileza, sin contraprestación ni intención dolosa. También sostuvo que la acusación es una operación política para ensuciarlo.

Sin embargo, la opacidad de ese vínculo, el uso de recursos no registrados y el perfil criminal de Machado alimentan una duda cada vez más instalada en la opinión pública: ¿puede un candidato aceptar semejante apoyo sin hacer una verificación mínima sobre el origen de los fondos?

🚨 Un problema que trasciende a Espert

El caso no solo expone al actual diputado de Avanza Libertad. También revela las grietas del sistema de financiamiento electoral en Argentina, donde aportes millonarios pueden ingresar por la puerta trasera sin control, y donde figuras vinculadas al crimen organizado pueden colarse en la política sin ser detectadas hasta que es demasiado tarde.

🧨 Conclusión

José Luis Espert podrá rechazar el mote de “narco diputado”, pero no puede borrar los hechos que lo justifican. El avión privado, la camioneta blindada, los vínculos con un narco preso en EE. UU. y la falta de rendición de esos recursos son elementos contundentes. La causa judicial sigue abierta, pero la condena social ya circula, sobre todo en redes, donde el apodo se volvió viral.

Más que una chicana, el caso representa una señal de alerta: la política argentina sigue siendo un territorio vulnerable a los intereses más oscuros, incluso al narcotráfico.

Fuentes:

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