Ocho meses en rojo: Milei no logra frenar su imagen negativa

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La consultora Ad Hoc confirmó que los escándalos de José Luis Espert y Karina Milei marcaron la agenda digital del oficialismo en septiembre.

El salvataje financiero de Donald Trump no alcanzó para revertir la tendencia. Las redes sociales reflejan un hartazgo creciente y un oficialismo incapaz de cerrar sus frentes de crisis.

El deterioro digital de Javier Milei no encuentra freno y ya acumula ocho meses consecutivos de imagen negativa. Los números de la consultora Ad Hoc son claros y lapidarios: septiembre volvió a teñirse de rojo, con una agenda dominada por el escándalo de José Luis Espert y su vínculo con el empresario detenido por narcotráfico Federico “Fred” Machado. La grieta no fue un factor determinante esta vez, porque hasta en sectores libertarios comenzó a calar hondo la sospecha de que el oficialismo está más cerca de aquello que denunció como “casta” que de la pureza moral con la que prometió gobernar.

Siete de cada diez menciones a Espert durante septiembre estuvieron asociadas al financiamiento irregular recibido de Machado, una bomba política que el gobierno no logró desactivar. El problema no es solo la conexión con el narcotráfico, sino la forma en que el tema arrastró la figura del Presidente, exponiendo las contradicciones entre su discurso anticorrupción y las prácticas de quienes lo rodean. A la vez, los audios de Karina Milei en la Agencia Nacional de Discapacidad reaparecieron como telón de fondo, consolidando una narrativa de desprolijidad y favores políticos que refuerza la percepción de impunidad.

Lo más llamativo es que ni siquiera el “salvataje” de Donald Trump en los mercados alcanzó para revertir la caída. La sintonía con el magnate estadounidense no sirvió de escudo frente a la opinión pública, porque la conversación digital ya está marcada por la desconfianza. En las redes, cada anuncio económico se diluye bajo un mar de cuestionamientos que incluyen desde el vaciamiento de hospitales como el Garrahan hasta el ahogo presupuestario de las universidades públicas.

El informe también advierte un dato simbólico que golpea el corazón del relato libertario: el término “casta” dejó de ser un grito de guerra de los seguidores de Milei. La consigna, que supo marcar el tono de campaña, hoy es utilizada con más fuerza por la oposición que por el oficialismo. La pérdida de esa bandera muestra hasta qué punto el gobierno ha extraviado su capacidad de interpelar a la sociedad con una narrativa propia.

El desgaste no solo es digital. Las encuestas reflejan una caída en la credibilidad presidencial y una oposición que, aunque fragmentada, encuentra cada vez más combustible en los errores de gestión y en los escándalos internos de La Libertad Avanza. La pregunta inevitable es hasta cuándo podrá sostenerse un gobierno que se desgasta a velocidad récord, sin resultados concretos para mostrar y con un frente comunicacional que ya no responde a sus órdenes.

En la política argentina, ocho meses de imagen negativa no son un detalle menor. Son una señal de alarma que ningún consultor serio pasaría por alto. Milei llegó al poder prometiendo dinamitar privilegios, pero la realidad lo expone atrapado en las mismas prácticas que decía combatir. El tiempo corre y el capital simbólico del “león” se convierte, día tras día, en un boomerang que erosiona la confianza ciudadana.

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