En plena discusión legislativa sobre la emergencia en el Hospital Garrahan, Nancy Pazos revivió al aire uno de los momentos más duros de su vida. La periodista no solo habló de la enfermedad que casi mata a su hijo, sino que denunció la falta de memoria y sensibilidad de quienes hoy deciden recortar derechos y presupuesto.
No fue un discurso armado ni una intervención calculada. Fue un estallido de dolor y de memoria que atravesó la radio y se coló en el debate político. Nancy Pazos, periodista y conductora, rompió en llanto en su programa de Radio 10 al hablar de la votación en la Cámara de Diputados que buscaba declarar la emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan. La votación, que obtuvo 159 votos a favor, 67 en contra y 4 abstenciones, no solo volvió a poner en agenda la crisis de la salud pública, sino que reveló contradicciones personales y políticas imposibles de ocultar. Entre quienes votaron en contra estuvo su ex pareja y padre de su hijo menor, el diputado Diego Santilli.
Pazos no habló de cifras ni de tecnicismos. Habló de vida o muerte. De un niño que a los tres años estaba al borde del abismo. De Nicanor, su hijo, que sufrió el síndrome urémico hemolítico, una enfermedad que puede transmitirse por alimentos contaminados y que, en su caso, no tuvo origen en una mala manipulación doméstica, sino en factores invisibles, como una fruta abonada con materia fecal. En ese momento, el Garrahan se convirtió en el refugio que le permitió seguir respirando. “Yo tuve un hijo que estuvo muy enfermo. Nicanor estuvo a los tres años luchando por su vida. Todo esto me da mucho dolor”, confesó al aire, con la voz quebrada y los ojos inundados.
No fue solo el Garrahan. El Instituto Malbrán y sus especialistas también estuvieron ahí, con la ciencia y el compromiso como únicos escudos frente a la enfermedad. Un mes y medio en terapia intensiva. Una batalla diaria contra la muerte. Y el milagro de que, después de todo, Nicanor saliera adelante. Ese episodio marcó su vida a tal punto que dejó los medios durante siete años, consciente de que había cosas más urgentes que una carrera profesional.
Por eso, cuando en el Congreso se discute la declaración de emergencia pediátrica, para Pazos no es una disputa partidaria ni un proyecto más en una larga lista legislativa. Es, literalmente, decidir si otros niños como su hijo tendrán la misma oportunidad de sobrevivir. Que Santilli —padre de ese niño salvado por el Garrahan— haya votado en contra no fue solo un golpe político, fue una herida personal. “No puedo creer que haya personas con tanta falta de memoria”, lanzó, con una mezcla de tristeza y furia, en una frase que no necesitó traducción.
El proyecto aprobado por Diputados busca garantizar el acceso efectivo, oportuno y de calidad a la salud pediátrica, además de recomponer de manera inmediata los salarios de los trabajadores del hospital. En un país donde la salud pública es la última barrera para millones de familias, la emergencia del Garrahan es también una radiografía de lo que está en juego: no se trata de números, sino de vidas. Sin embargo, y en línea con el discurso de ajuste presupuestario que hoy encarna el oficialismo de Javier Milei, hubo legisladores que se plantaron en contra, priorizando un dogma fiscal por sobre las urgencias de niños que no pueden esperar.
El Garrahan, fundado en 1987, no es un hospital cualquiera. Es un centro de referencia nacional y regional en pediatría, donde convergen niños y niñas de todo el país, muchos provenientes de contextos de extrema vulnerabilidad. Allí trabajan equipos multidisciplinarios que combinan excelencia médica con una vocación de servicio público que ha salvado incontables vidas. Pero ese prestigio y esa misión no lo blindan frente a los recortes, las restricciones y las decisiones políticas que lo dejan cada vez con menos recursos para cumplir su tarea.
La escena que protagonizó Nancy Pazos tuvo la fuerza de lo irrebatible: un testimonio que nadie puede descalificar por ideología, porque está anclado en una verdad biográfica y dolorosa. Que ese testimonio haya surgido en un clima donde desde el poder se desacredita y se degrada el valor de las instituciones públicas, revela el contraste brutal entre el relato oficial de austeridad y la realidad que viven quienes dependen de esos servicios para seguir con vida.
En tiempos en que el gobierno de Milei insiste en minimizar el rol del Estado en áreas críticas como la salud, y en que se intenta instalar la idea de que la asistencia pública es un gasto prescindible, el caso del Garrahan desnuda la falacia: no hay mercado ni iniciativa privada que pueda reemplazar la atención que brinda un hospital de estas características. Negarle recursos es, lisa y llanamente, condenar a la desprotección a miles de niños.
Para Pazos, la discusión sobre el Garrahan es también una discusión sobre la memoria. No solo la memoria individual de quienes vivieron en carne propia la salvación de un hijo, sino la memoria colectiva de un país que, a pesar de sus crisis, supo construir instituciones capaces de cuidar a todos sin importar el tamaño de su billetera. Votar en contra de eso no es solo tomar una postura política: es borrar con un gesto la historia y la gratitud.
Su llanto no fue debilidad, fue un acto de denuncia. Una forma de decir que detrás de cada voto negativo hay nombres, rostros y familias que sentirán las consecuencias. Y que la indiferencia, cuando se trata de salud infantil, no es neutralidad: es crueldad.
Fuente:
- https://www.minutouno.com/sociedad/nancy-pazos-se-emociono-al-recordar-como-el-hospital-garrahan-la-vida-su-hijo-n6176035
- https://www.rosario3.com/ocio/Las-lagrimas-de-Nancy-Pazos-al-recordar-como-los-medicos-del-Garrahan-le-salvaron-la-vida-a-su-hijo-20250809-0018.html
- https://www.diariopopular.com.ar/espectaculos/el-llanto-nancy-pazos-luego-que-su-ex-diego-santilli-votara-contra-del-garrahan-n856157
- https://www.politicargentina.com/notas/202508/67680-el-dolor-de-nancy-pazos-al-recordar-como-el-garrahan-salvo-la-vida-de-su-hijo-apunto-contra-santilli.html





















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