Milei niega las coimas en la ANDIS pero los audios comprometen a su círculo más íntimo

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El Presidente habló por primera vez sobre los audios que revelan un presunto esquema de retornos en la Agencia Nacional de Discapacidad y apuntó contra su ex titular, mientras crece la tensión política y la violencia en la campaña.

En plena caravana electoral en Lomas de Zamora, Javier Milei descalificó las denuncias de Diego Spagnuolo, ex titular de la ANDIS, y aseguró que lo llevará a la Justicia. El escándalo, que involucra a la droguería Suizo Argentina y a figuras clave del oficialismo como Karina y Lule Menem, amenaza con convertirse en un búmeran político en el momento más delicado de su gestión.

La estrategia del silencio llegó a su fin. Javier Milei, arrinconado por la presión mediática y el avance de un escándalo que no deja de crecer, finalmente se vio obligado a hablar sobre el caso de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad. Lo hizo durante una caravana en Lomas de Zamora, donde, entre cánticos, insultos y piedras que volaban contra la comitiva presidencial, soltó una frase que busca instalar como verdad única: “Todo lo que dice Spagnuolo es mentira. Lo vamos a llevar a la Justicia y vamos a probar que mintió”. La declaración, breve y tajante, marca el inicio de una ofensiva política con la que el Gobierno pretende apagar un incendio que amenaza con arrasar la escenografía de transparencia y pureza moral que Milei intenta sostener ante la opinión pública.

El Presidente habló por primera vez del tema luego de que estallaran los audios de Diego Spagnuolo, ex titular de la ANDIS, que describen un esquema de retornos en la compra y venta de medicamentos. En esas grabaciones, difundidas en el programa Data Clave del canal de streaming Carnaval, se escucha al ex funcionario relatar cómo operadores de la agencia pedían dinero a empresas proveedoras para obtener contratos estatales, mencionando de forma directa a la droguería Suizo Argentina como la pieza central del mecanismo. Spagnuolo asegura que esta empresa no solo era beneficiada, sino que tenía el poder de fijar condiciones y precios por encima de los proveedores locales, consolidándose como intermediaria privilegiada en el negocio.

El escándalo no es menor. Las denuncias golpean de lleno a la narrativa oficialista de que “la casta” son los otros. Porque los audios no sólo hablan de maniobras turbias con medicamentos, sino que además nombran a actores políticos que hoy son columna vertebral del gobierno libertario. Karina Milei, la hermana todopoderosa del Presidente, aparece señalada. También Eduardo “Lule” Menem, subsecretario de Gestión Institucional en la Secretaría General de la Presidencia. Y, por arrastre, Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados, que salió a defender la versión oficial. El escándalo salpica justo en la médula del dispositivo de poder libertario.

Lejos de dar explicaciones profundas, Milei decidió victimizarse y encuadrar todo en una supuesta “operación del kirchnerismo”. Esa fue la línea marcada por Lule Menem en un posteo en redes sociales que el propio Presidente retuiteó. “Jamás imaginé tener que salir a desmentir una burda operación política del kirchnerismo, a la que se sumaron algunos medios, dirigentes y periodistas, utilizándola para intentar manchar la honestidad y la imagen de un gobierno”, escribió el funcionario. Un relato ya repetido hasta el cansancio: cuando la corrupción toca la puerta de la casa libertaria, la culpa es siempre de un enemigo externo, nunca del círculo íntimo.

En ese mismo mensaje, Lule intentó despegarse del caso afirmando que nunca tuvo intervención en las contrataciones del ANDIS, ni formal ni informalmente. Sin embargo, no negó de manera categórica la existencia de los audios ni su contenido, lo que deja un espacio abierto a la duda pública. La defensa se limita a negar la autenticidad de las grabaciones y a plantear que todo es una conspiración orquestada por sectores opositores. Un argumento frágil, que poco aporta frente a la contundencia de las pruebas difundidas.

La escena de Milei en Lomas de Zamora terminó de completar un cuadro político explosivo. Lo que debía ser una demostración de fuerza en territorio adverso se transformó en un caos con insultos, piedrazos y un Presidente evacuado de emergencia. José Luis Espert, candidato estrella del oficialismo, debió salir huyendo en moto de un militante para escapar de los disturbios. Manuel Adorni, el vocero, eligió culpar de la violencia al kirchnerismo, describiéndolo como un grupo de “cavernícolas del pasado” que buscan el olvido. Pero el daño ya estaba hecho: la caravana terminó siendo un bochorno televisado que dejó la imagen de un Gobierno vulnerable, a la defensiva, incapaz de controlar ni sus propios actos de campaña.

El trasfondo es evidente. Mientras Milei grita que todo es mentira, el caso de las coimas en la ANDIS sigue creciendo. Cada nuevo audio, cada detalle que se filtra, erosiona la credibilidad de un gobierno que prometió dinamitar la corrupción pero que ahora aparece envuelto en un esquema que no difiere demasiado de lo que antes denunciaba como “casta parasitaria”. La contradicción es brutal: quienes llegaron con la bandera de la transparencia ahora deben explicar por qué en su administración se habla de retornos, de intermediarios privilegiados y de negocios sucios con medicamentos destinados a los más vulnerables.

La gravedad del escándalo no es un invento de la oposición, sino una percepción extendida en la sociedad. Una encuesta reciente reveló que más del 70% de los consultados considera que el caso es “muy grave”. Esa cifra refleja el impacto profundo que la denuncia tuvo en la opinión pública y el riesgo político que implica para Milei, a pocas semanas de las elecciones del 7 de septiembre. Porque aquí no se trata solo de una interna o de acusaciones cruzadas, sino de la sospecha de que la misma cúpula del gobierno está involucrada en un entramado de corrupción con medicamentos, un terreno donde la sensibilidad social es máxima.

Milei eligió negar, desafiar y judicializar a Spagnuolo. Pero la estrategia de victimización puede ser un arma de doble filo. El Presidente intenta instalar la idea de que todo es una operación sucia, pero a medida que el escándalo crece, ese discurso se desgasta y empieza a sonar como lo que es: una excusa desesperada. Mientras tanto, el país observa cómo un gobierno que prometió honestidad y cambio parece repetir las viejas prácticas que tanto criticó. La pregunta es si la Justicia avanzará o si todo quedará tapado por la pirotecnia discursiva. Lo cierto es que el caso ya perforó la campaña oficialista y amenaza con convertirse en la grieta interna más profunda del libertarismo en el poder.

Fuente:

  • https://www.infobae.com/politica/2025/08/27/javier-milei-hablo-por-primera-vez-de-las-presuntas-coimas-en-la-andis-todo-lo-que-dice-spagnuolo-es-mentira/

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