El presidente quedó envuelto en una polémica internacional tras posar con Vjosa Osmani, mandataria de un Estado que Argentina no reconoce y que aporta tropas a la ocupación británica en Malvinas.
La foto de Javier Milei en Nueva York con la presidenta de Kosovo no solo tensiona la relación con Serbia, sino que también significa un retroceso diplomático para la histórica causa argentina en Malvinas. Mientras la cancillería guarda silencio, crecen las críticas por la incoherencia y el seguidismo en política exterior.
El viaje de Javier Milei a Nueva York volvió a mostrar la precariedad de su estrategia diplomática. Más allá de las fotos con aliados previsibles como Benjamin Netanyahu, el presidente argentino protagonizó una escena que golpea de lleno en el corazón de la soberanía nacional: un saludo cálido con Vjosa Osmani, presidenta de Kosovo, un Estado no reconocido por la Argentina que, además, mantiene tropas desplegadas en las Islas Malvinas bajo mando británico.
La situación no es menor. Según la prensa kosovar, no se trató solo de un saludo protocolar sino de una reunión bilateral, algo que el propio gobierno argentino se negó a confirmar o desmentir. Esa ambigüedad revela un doble problema: por un lado, la falta de claridad en la política exterior; por otro, la peligrosa liviandad con la que Milei parece tratar un tema tan delicado como Malvinas.
Kosovo declaró su independencia en 2008 con el respaldo del Reino Unido, y desde entonces mantiene un conflicto abierto con Serbia. Argentina, históricamente, no lo reconoce como Estado por una razón de peso: defender el principio de integridad territorial frente a la autodeterminación impuesta por potencias extranjeras. Pero Milei, fiel a su alineamiento automático con Estados Unidos y Gran Bretaña, rompe con esa tradición y valida con un gesto la posición que debilita nuestro propio reclamo soberano.
Lo más grave es que esta contradicción no es nueva. El propio presidente ya había admitido públicamente que su “solución” para Malvinas era que los isleños decidieran “ser argentinos votando con los pies”. En otras palabras, Milei habilita el derecho de autodeterminación de quienes habitan un territorio ocupado, una postura que no solo erosiona la causa nacional sino que también allana el camino a la perpetuación de la presencia británica.
La situación se agrava si se tiene en cuenta que Kosovo participa activamente en la defensa militar de la ocupación británica. A través de acuerdos con Londres, efectivos de su Fuerza de Seguridad (KSF) rotan en el Atlántico Sur junto con tropas del Reino Unido, realizando ejercicios militares en Malvinas. Dicho de manera simple: Milei se fotografió sonriente con una jefa de Estado que contribuye con soldados a sostener la usurpación de territorio argentino.
No sorprende entonces la reacción de referentes especializados. Guillermo Carmona, ex secretario de Malvinas, calificó el gesto como “extremadamente grave” y advirtió que la Cancillería conoce perfectamente las consecuencias de este tipo de episodios. Para Carmona, no se trata de un error ni de ignorancia, sino de una decisión política deliberada, coherente con el seguidismo internacional que promueve Milei, siempre en sintonía con Washington y Londres.
Mientras tanto, la cancillería argentina se refugia en un silencio llamativo. No hubo comunicado oficial, ni aclaración sobre si efectivamente existió un encuentro bilateral. Esa ausencia de explicaciones es otra señal de la improvisación con la que se maneja la política exterior en un gobierno que parece más preocupado por exhibirse en fotos que por defender los intereses estratégicos de la nación.
El saludo con Osmani expone, una vez más, que el gobierno de Javier Milei está dispuesto a sacrificar principios históricos de la diplomacia argentina en nombre de un alineamiento ideológico. El resultado es claro: debilitamos nuestra posición frente a Malvinas, damos señales contradictorias en la ONU y cedemos terreno en uno de los reclamos más unánimes de la historia argentina. Una irresponsabilidad diplomática que tendrá consecuencias difíciles de revertir.
Fuente
.





















Deja una respuesta