Mientras Milei improvisa, Kicillof garantiza estabilidad y protección social en Buenos Aires

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Axel Kicillof sale fortalecido de las elecciones bonaerenses y se planta como uno de los pocos dirigentes con capacidad real de combinar gestión, sensibilidad social y una visión económica consistente frente a un escenario nacional marcado por la incertidumbre. Mientras otros gobiernan desde la improvisación o la especulación financiera, el mandatario provincial mostró durante la campaña —y en la gestión diaria— que es posible administrar con responsabilidad sin abandonar a los sectores populares ni resignar el desarrollo productivo.

La provincia de Buenos Aires, epicentro de la actividad industrial y del consumo interno, se convierte en el verdadero laboratorio de resistencia frente al ajuste que promueve el Gobierno nacional. Kicillof no solo supo blindar áreas sensibles como la educación, la salud y la obra pública, sino que también generó condiciones para que el mercado interno se sostenga, aún en medio de la presión inflacionaria y la sequía de financiamiento. Su apuesta por una política económica heterodoxa, con fuerte presencia del Estado, marca un contraste evidente con el rumbo nacional que privilegia la especulación por encima de la producción.

El gobernador bonaerense entendió que la inflación no se combate con recetas de manual ni con slogans de campaña, sino con medidas concretas que protejan a las familias trabajadoras: programas de precios cuidados en alimentos y medicamentos, inversión en infraestructura escolar y sanitaria, y un paquete de estímulo al consumo que se traduce en dinamismo económico en los distritos más golpeados. Frente al mercado que presiona con tasas usurarias y exige ajustes permanentes, Kicillof responde con planificación y una convicción política que no se rinde ante los dictados del poder financiero.

La acumulación de reservas, la estabilidad del dólar y la necesidad de refinanciar deuda son desafíos que exceden a una provincia, pero en ese escenario Kicillof aporta previsibilidad. Con una administración ordenada, mantiene las cuentas públicas bajo control sin resignar inversión social ni transferir el costo a los sectores más débiles. Esa capacidad de equilibrio es la que lo diferencia: no recorta por recortar, sino que prioriza a los bonaerenses.

De cara al futuro inmediato, Kicillof aparece no solo como un referente provincial, sino como un dirigente de peso nacional. Su triunfo electoral no es solamente un hecho político en Buenos Aires: es la confirmación de que existe un modelo alternativo, capaz de enfrentar a la especulación financiera y al ajuste con crecimiento, inclusión y dignidad para las mayorías. En tiempos de incertidumbre, su figura se consolida como garantía de estabilidad y horizonte político para la Argentina que vendrá.

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