La estafa Libra hunde a Milei: medio millón de dólares en cripto, coimas y un youtuber libertario implicado

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Un hallazgo judicial compromete aún más al círculo íntimo de Javier y Karina Milei: 500 mil dólares de la estafa Libra ocultos en billeteras digitales, intermediarios prófugos de la ética y un streamer libertario señalado en la trama. La sombra de la corrupción vuelve a golpear al oficialismo.

La Argentina no se despierta de su pesadilla cripto. El caso Libra, esa supuesta “revolución financiera” que en apenas días se convirtió en una monumental estafa, vuelve a colocar en el ojo de la tormenta al presidente Javier Milei y a su entorno más cercano. La Justicia detectó 500 mil dólares en activos digitales, dinero que los intermediarios Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy intentaron esconder en billeteras blockchain para evitar que fueran congelados. El hallazgo no es menor: expone no solo la maquinaria de ocultamiento financiero detrás de la maniobra, sino también el entramado de complicidades políticas que sostuvieron la operación.

El fiscal Eduardo Taiano logró identificar los fondos antes de que desaparecieran por completo en la maraña descentralizada de las criptomonedas. Según la investigación, parte de esas billeteras estaban asociadas a Julián Serrano, el youtuber libertario que desde hace años se autopromociona como la voz juvenil del mileísmo y que además es socio comercial de Terrones Godoy en la firma “City Esports”. El dato es explosivo porque vincula directamente a un influencer afín al gobierno en una operación de lavado de activos. Serrano, como era previsible, salió a negar de manera categórica cualquier implicancia, habló de difamación y amenazó con acciones legales. Su descargo en redes sociales fue casi un manual de defensa estándar: “carece de sustento fáctico y jurídico”, escribió. Pero la sospecha ya está instalada y la Justicia tendrá que determinar si su participación fue real o si su nombre es apenas un engranaje más en la estrategia de encubrimiento.

El querellante Juan Grabois, que representa a víctimas de la estafa, no se anduvo con vueltas. Desde su cuenta en X adelantó que los fondos escondidos habrían sido usados para pagar coimas y pronosticó que “los hermanos Milei pronto estarán presos”. Sus palabras, lejos de sonar como una simple consigna política, se apoyan en datos duros: la operatoria financiera tuvo todos los condimentos de un plan cuidadosamente diseñado para canalizar dinero ilícito hacia la política. ¿Casualidad que la jueza María Servini señalara la existencia de “planificación y coordinación deliberada”? ¿O evidencia de que lo que parecía un simple fraude especulativo escondía una trama de corrupción de alto nivel?

El recorrido de los fondos da escalofríos. Tres días antes de que Servini ordenara congelar las cuentas, Novelli y Terrones Godoy ya habían girado el dinero a billeteras descentralizadas. Así, cuando la magistrada pidió bloquear los activos en Tether International, los dólares digitales ya estaban transformados en Ethereum, una criptomoneda que, al no contar con autoridad central, se convierte en un escondite perfecto. Para cualquier ciudadano común, perder sus ahorros por un artilugio financiero de este calibre es devastador. Para un presidente que prometió “terminar con la casta” y dar lecciones de moralidad, el escándalo es demoledor.

Las pruebas acumuladas refuerzan la tesis de que Libra no fue un simple fracaso de mercado, sino una estafa montada con precisión quirúrgica. El 4 de febrero de 2025, apenas diez días antes del lanzamiento oficial, ya había movimientos sospechosos en Binance por casi 700 mil USDT. El 17 de febrero, tres días después del colapso, las cámaras del Banco Galicia captaron a la madre y la hermana de Novelli vaciando cajas de seguridad en Martínez. Entraron con bolsos vacíos y salieron con ellos llenos, como si fueran extras en una película de atracos, salvo que aquí la trama no es ficción sino la devastación de miles de pequeños inversores argentinos.

Los giros fueron seguidos de cerca por la Justicia: transferencias de prueba, swaps para pasar de dólares digitales a Ethereum, y un patrón de movimientos que encaja en el manual clásico del lavado de dinero. La resolución de Servini fue tajante: la conversión a Ethereum hacía “imposible” la cautela, lo que en la práctica significó un desfalco consumado a la vista de todos.

La querella suma además un testimonio inquietante. Martín Romeo, damnificado en la estafa, habló de un “tarifario de Karina” Milei para acceder al Presidente. Según su relato, una reunión costaba 50 mil dólares y un simple tuit presidencial, nada menos que 500 mil. Si esto se confirma, estamos frente a la venta lisa y llana del Estado al mejor postor. Milei, que en la madrugada del 14 de febrero publicó el mensaje que dio legitimidad a Libra, habría sido la pieza central de la estafa. Ese tuit, presentado como gesto de confianza, fue el anzuelo que atrapó a miles de incautos en la trampa.

Lo más grave no es solo el desfalco financiero, sino la impunidad con que se manejan los protagonistas. Mientras Serrano amenaza con abogados, mientras Milei se victimiza ante la prensa, mientras los operadores cripto trasladan fondos a billeteras inalcanzables, los damnificados siguen esperando justicia y, sobre todo, reparación. La impunidad es el cemento que mantiene en pie este sistema de estafas, donde la política y las finanzas especulativas se abrazan con una obscenidad que debería escandalizar a cualquier ciudadano.

El gobierno de Javier Milei llegó al poder cabalgando sobre el odio a “la casta”. Hoy, su entorno más íntimo aparece comprometido en una maniobra que no solo recuerda a los viejos esquemas de corrupción política, sino que los potencia con las herramientas digitales del siglo XXI. Los discursos libertarios sobre la libertad de mercado se caen a pedazos frente a la evidencia de que lo único que se garantizó aquí fue la libertad de los estafadores para vaciar bolsillos ajenos.

La investigación judicial seguirá su curso, tanto en Argentina como en tribunales estadounidenses, donde también hay causas abiertas. Pero más allá de los tecnicismos legales, lo que está en juego es algo mucho más profundo: la credibilidad de un gobierno que prometió transparencia y lo único que entrega es un festival de operaciones turbias. El hallazgo de medio millón de dólares ocultos en billeteras blockchain es apenas la punta del iceberg. Lo que se viene puede ser aún más devastador para Milei y su hermana. La historia recién empieza.

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