Fentanilo: la guerra entre Bullrich y Lugones desnuda el fracaso criminal del gobierno

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Tras un centenar de muertes, la interna del gabinete expone la desidia y la corrupción en los organismos de control. Mientras la Justicia avanza, los ministros se culpan entre sí y las víctimas quedan relegadas.

El escándalo del fentanilo contaminado no solo es una tragedia sanitaria: es la radiografía de un Estado desmantelado por la improvisación y la complicidad política. Bullrich y Lugones se enfrentan en público, pero ambos forman parte de un mismo esquema de ineficacia y encubrimiento.

La ola de muertes por fentanilo contaminado estalló como una bomba dentro del gabinete nacional y dejó al desnudo un dato brutal: el Estado no controla absolutamente nada. Mientras un centenar de familias lloran a sus muertos, Patricia Bullrich y Mario Lugones protagonizan un espectáculo indigno de acusaciones cruzadas, en un intento desesperado por sacarse de encima las culpas.

La ministra de Seguridad, que tiene bajo su órbita el registro de precursores químicos, asegura que todo es responsabilidad de la Anmat, dependiente de Salud. El ministro Lugones, acorralado por el dictamen de la fiscal Laura Roteta y las detenciones ordenadas por el juez Kreplak contra los dueños de HLB Pharma, responde que la primera falla fue en Seguridad. Y en el medio, la realidad: un laboratorio trucho operó con impunidad absoluta mientras el gobierno miraba para otro lado.

La disputa interna no es un detalle menor. Bullrich, candidata oficialista en la Ciudad, teme que el escándalo arruine su campaña. Lugones busca sobrevivir a una crisis que lo golpea de lleno. Y Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, alimenta el fuego apuntando a la Anmat, como si él no hubiera alentado la desregulación y el vaciamiento de los organismos de control. Es el viejo truco: culpar a otro mientras el sistema entero se desmorona.

El argumento de Bullrich de que “los precursores no se importan hace 10 años” solo confirma el escándalo: si HLB Pharma importó el fentanilo ya terminado, ¿dónde estaba la Anmat? ¿Dónde estaban los controles del Ministerio de Salud? ¿Dónde estaban los supuestos mecanismos de seguridad sanitaria? La verdad es que no estaban en ninguna parte, porque el gobierno decidió que el control estorba, que la regulación “entorpece el mercado” y que la desidia es política de Estado.

La “Mesa para la Prevención del Tráfico Ilícito y Uso Indebido del Fentanilo”, presentada hace un año como gran solución, hoy es apenas un monumento a la hipocresía oficial. Todos los ministerios involucrados —Seguridad, Salud, la Anmat y ARCA— formaban parte de ese espacio. Todos sabían lo que estaba en juego. Y todos fallaron.

La tragedia del fentanilo no es un accidente. Es la consecuencia directa de un gobierno que se dedica a desmantelar instituciones mientras pregona la libertad de mercado. Es el costo humano de la incompetencia y de la corrupción. Es la demostración de que detrás de los discursos de mano dura y desregulación, lo único que queda es un Estado ausente, que ni siquiera puede garantizar que un medicamento no sea veneno.

Mientras tanto, los ministros juegan a la guerra interna, Milei se esconde del tema como si no fuera presidente, y la Justicia avanza sola sobre un entramado de negligencia y complicidad. Las víctimas, como siempre, no están en la agenda oficial.

El fentanilo expuso la verdad: la improvisación y la lucha por el poder pesan más que la vida de los argentinos.

Fuente:

  • https://www.lapoliticaonline.com/politica/estalla-una-guerra-entre-patricia-bullrich-y-lugones-por-las-muertes-del-fentanilo/

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