El candidato estrella de Javier Milei quedó en el ojo de la tormenta tras suspender un acto en Tres Arroyos, mientras crecen las versiones de vínculos con un empresario acusado de narcotráfico y aumenta el malestar social en la región.
La denuncia de un pago de 200.000 dólares a José Luis Espert, la bronca en la provincia de Buenos Aires por los despidos y las promesas incumplidas de “retenciones cero”, y la versión explosiva revelada por Jorge Rial exponen la fragilidad política de La Libertad Avanza y el desconcierto en plena campaña electoral.
El flamante candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza, José Luis Espert, enfrenta su primera gran crisis política. No se trata de una polémica menor ni de un malentendido: en simultáneo con la denuncia que lo señala como receptor de un pago de 200.000 dólares de Federico “Fred” Machado, un empresario argentino con pedido de extradición en Estados Unidos por narcotráfico y fraude, se conoció que Espert decidió suspender a último momento una actividad de campaña en Tres Arroyos.
La versión oficial habló de “temas personales”. Sin embargo, la realidad es mucho más incómoda para el libertario. Según reveló Jorge Rial, la cancelación ocurrió en el marco de un clima social cada vez más tenso. Ese mismo fin de semana se registraron 150 despidos en un frigorífico, una fábrica de herrajes y un local de neumáticos. Tres empresas que bajaron la persiana casi al mismo tiempo, dejando a decenas de familias a la deriva. En un contexto de bronca generalizada, Espert prefirió no exponerse y dejó solo a Diego Santilli en la recorrida.
La periodista Nancy Pazos fue tajante: “Espert plantó la campaña y dejó colgado a Santilli recorriendo la sexta sección electoral”. Rial, por su parte, no se guardó nada. Advirtió que “todavía no se dieron a conocer todas las pruebas” contra el candidato, y lanzó un sugestivo “esperen a mañana” que mantiene a todos expectantes.
La escena en Tres Arroyos también dejó una imagen simbólica que circuló con fuerza en redes sociales: el cartel de la ciudad vandalizado, con el número tres tapado, en alusión directa a Karina Milei. Un gesto de repudio popular que no pasó inadvertido.
El trasfondo es claro. El experimento político de Milei, sostenido con promesas vacías y discursos violentos, choca de frente con la realidad. Mientras el Gobierno aplica medidas improvisadas como la efímera “retención cero”, la economía se desangra y la gente queda sin trabajo. En ese escenario, las denuncias que involucran a Espert con dinero proveniente de un acusado de narcotráfico suenan como dinamita para una fuerza política que se jacta de la “pureza” y de combatir la “casta”.
El oficialismo libertario insiste en minimizar el tema, pero lo cierto es que la campaña de Espert ya quedó marcada por la sospecha. Y no es un detalle menor: hablamos de un hombre que Milei eligió como su principal candidato para dar la pelea legislativa. Un referente que ahora se encuentra en el centro de un escándalo político y judicial, mientras en el interior bonaerense crece la bronca contra un gobierno que prometió libertad y solo entrega ajuste, precarización y, según estas denuncias, financiamiento más que turbio.
La pregunta inevitable es si Espert podrá sobrevivir políticamente a este vendaval. Porque no se trata solo de una operación mediática ni de una fake news aislada: son denuncias concretas, sumadas a un contexto social explosivo y a una dirigencia libertaria que empieza a mostrar sus límites. La ciudadanía, cansada de promesas incumplidas y de discursos que no se traducen en mejoras reales, ya empieza a dar señales de hartazgo. Y en Tres Arroyos quedó claro: la bronca no se oculta ni con excusas ni con silencios.
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Escándalo en Tres Arroyos: Espert suspendió un acto en medio de denuncias por el financiamiento narco





















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