El editorial de Roberto Navarro que fulmina a Milei: «Un gobierno de ladrones y locos»

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En su editorial en El Destape, Navarro expone con crudeza el plan de ajuste firmado con el FMI, la persecución a los sectores populares, el enriquecimiento de funcionarios clave, el uso del aparato mediático como escudo y la degradación ética de una dirigencia que naturaliza el hambre. Una radiografía demoledora de un país gobernado por la crueldad, la mentira y el cinismo.

Si los argentinos hubieran podido ver el futuro, no habrían votado a Javier Milei. Esta sentencia, pronunciada con la lucidez y contundencia que lo caracterizan, le bastó a Roberto Navarro para encender las alarmas y dejar al desnudo la verdadera naturaleza del experimento libertario que gobierna la Argentina. No hace falta revisar documentos ocultos, ni interpretar señales entre líneas. El presidente lo dice. A viva voz. Con brutal sinceridad y una desconexión patológica con la realidad. “Es mentira que no llegás a fin de mes”, afirma con desprecio mientras los muertos de frío y hambre se acumulan en las calles, invisibilizados por una prensa servil y por una administración que se alimenta del sufrimiento ajeno como un parásito impune.

Lo firmado por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional no deja lugar a dudas: revisión de la Asignación Universal por Hijo, reformas en el PAMI, ajustes en jubilaciones. Eufemismos burocráticos para nombrar lo que en la práctica es una demolición de derechos básicos. Milei se comprometió con el FMI a reducir lo que queda del Estado de bienestar, no por convicción económica, sino para seguir transfiriendo recursos de los sectores populares a los grupos concentrados: bancos, petroleras, mineras. Un festín para pocos, pagado con la miseria de muchos.

El presidente no solo niega la pobreza, la ridiculiza. Cuando se lo confronta con datos –como las 63 muertes de personas en situación de calle– responde con cinismo: “Si fuera cierto que no se llega a fin de mes, las calles estarían llenas de cadáveres”. No ve cadáveres porque no camina la calle. No ve hambre porque nunca supo lo que es vivir con angustia cada fin de mes. No ve sufrimiento porque su dogma lo inmuniza ante cualquier vestigio de humanidad.

Pero el drama económico no es el único eje. El delirio institucional también avanza. Milei grita fraude sin pruebas, mancha de antemano las próximas elecciones, amenaza con cerrar el Congreso y demoniza al gobernador Axel Kicillof, a quien ve como su principal adversario en 2027. Como un niño caprichoso que anticipa la derrota, busca convertir una elección legislativa en una guerra moral contra el sistema democrático. El mismo sistema que, irónicamente, lo llevó al poder.

Mientras tanto, los precios suben, el dólar se dispara y la inflación se escapa. La promesa de estabilidad económica se evapora como los argumentos del oficialismo. El propio Milei aseguró que el dólar “se iba a caer como un piano”, que llegaría a 600 pesos. La realidad le devolvió un mazazo: desde que salió del cepo, subió casi un 30%. Y la inflación, ese monstruo que juró aniquilar, regresa disfrazado de estadísticas maquilladas y relatos tergiversados. Orlando Ferreres y otros economistas ya anticipan una inflación del 3% para agosto. Lejos del “milagro” anunciado.

La situación fiscal también cruje. La provincia de Buenos Aires le reclamó a la Corte Suprema una deuda de 12 billones de pesos. Esa plata es de la provincia, no del Estado Nacional. Y no se puede contabilizar como superávit lo que en verdad es un pasivo. La mentira se acumula en los balances tanto como en los discursos oficiales.

En este contexto, emerge con fuerza el costado más nauseabundo del gobierno: la corrupción. El ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, son socios en una consultora. Ambos vieron dispararse su patrimonio personal. El caso de Bausili es particularmente escandaloso: un aumento del 880% en un año. ¿Qué inversión da semejante rentabilidad? ¿Qué negocio explica tamaña ganancia? Nada, salvo el tráfico de influencias, el favoritismo hacia amigos del mercado y el retorno de favores en forma de billetes frescos.

Bausili ya fue denunciado penalmente por enriquecimiento ilícito. Pero el gobierno se escuda en su blindaje mediático. La televisión, las redes, los trolls. Un ejército de operadores que distrae, miente y ataca. Como TN, que mientras el dólar se va al cielo y la pobreza se profundiza, se dedica a calcular cuánto cuesta la ropa de Mayra Mendoza. Un show obsceno, frívolo y cruel. Como si el problema del país fuera una campera y no un modelo económico que condena a millones al descarte.

La deshumanización ha alcanzado niveles alarmantes. Laura Alonso y Jorge Macri instalaron la idea de que “revolver la basura” es una elección personal, una moda. TN, sin sonrojarse, repite: “Se puso de moda revolver la basura”. ¿Qué clase de sociedad acepta semejante aberración? ¿Qué clase de gobierno multa a un hambriento por buscar comida entre los desechos? Milei y su séquito no solo destruyen la economía, están triturando el alma colectiva. La compasión, la empatía, la solidaridad. Todo lo que alguna vez nos hizo comunidad.

El relato oficialista cae a pedazos. Ni la inflación baja como prometieron, ni el dólar está controlado, ni el supuesto orden fiscal se sostiene. Lo único que queda es el miedo, la manipulación y la mentira. Lo único que avanza es el saqueo legalizado. Y cuando eso ya no alcanza, aparece la amenaza: fraude, intervención de provincias, judicialización de adversarios, persecución mediática. La distopía no es un pronóstico, es un presente palpable.

Lo más inquietante, sin embargo, es que no están solos. Una parte importante de la dirigencia política, sindical y empresarial acompaña este desastre con un silencio cómplice. Como si hubieran naturalizado la decadencia, como si hubieran aceptado que este es el precio a pagar por mantenerse a flote. La corrupción no es solo económica, es moral.

En definitiva, como concluye Navarro, lo que está de moda no es revolver la basura. Lo que se puso de moda en la Argentina gobernada por Javier Milei es ser una basura. Y eso, más que un dato político, es una tragedia colectiva.

Fuente:
https://www.eldestapeweb.com/editorial/un-gobierno-de-ladrones-y-locos-el-editorial-de-roberto-navarro-2025850200


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https://www.eldestapeweb.com/editorial/un-gobierno-de-ladrones-y-locos-el-editorial-de-roberto-navarro-2025850200


Tres títulos descriptivos de la nota:

  1. El editorial de Roberto Navarro que fulmina al gobierno de Milei
  2. Corrupción, ajuste y cinismo: la radiografía de un país en caída libre
  3. De la negación del hambre al enriquecimiento ilícito: el gobierno que se burla del pueblo

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