El caso Ayala salpica al gobernador Zdero en plena investigación por corrupción

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La causa “Lavado II” investiga contrataciones irregulares y posibles sobreprecios en la Municipalidad de Resistencia, cuando Zdero era funcionario de confianza de Ayala.

Mientras el gobierno de Javier Milei mira hacia otro lado frente a los escándalos provinciales, la Justicia chaqueña avanza sobre los vínculos entre el actual mandatario y la ex intendenta condenada por fraude.

El entramado político-judicial del Chaco vuelve a quedar expuesto con la causa “Lavado II”, un expediente que desnuda las prácticas de corrupción enquistadas en la administración pública y que, lejos de cerrarse en el pasado, sigue golpeando a los protagonistas actuales. En el centro de la escena aparecen la ex intendenta de Resistencia, Aída Ayala, ya condenada a tres años de prisión en suspenso e inhabilitación perpetua por fraude contra el Estado, y el actual gobernador provincial, Leandro Zdero, quien fue su funcionario de máxima confianza.

El fiscal federal Patricio Sabadini pidió a la jueza Zunilda Niremperger que la Municipalidad de Resistencia entregue información sobre los nombramientos y funciones que Zdero ejerció en aquellos años como secretario de Gobierno y jefe de Gabinete. No se trata de un detalle menor: su nombre surge en los mismos expedientes donde se investiga el presunto direccionamiento de contrataciones y sobreprecios que beneficiaron a la empresa PIMP S.A. en la licitación de la recolección de residuos.

La causa, que también involucra al sindicalista Jacinto Sampayo, busca determinar hasta qué punto los contratos fueron manipulados para favorecer intereses privados a costa de fondos públicos. Ayala, si bien fue absuelta por lavado de activos, cargará de por vida con la inhabilitación política que marca su condena. Su defensa insiste en hablar de “persecución política”, un argumento ya gastado que choca con la contundencia de la sentencia judicial.

Zdero, en cambio, intenta tomar distancia. Declaró como testigo y asegura no haber tenido injerencia en los trámites de licitación. Pero su rol en aquel entonces no era decorativo: como jefe de Gabinete, estaba en el corazón de la toma de decisiones de la gestión Ayala. Pretender desconocer lo que ocurría bajo su propia firma resulta, cuanto menos, inverosímil.

Lo más preocupante es que mientras el gobierno de Javier Milei multiplica gestos de “austeridad” que golpean de lleno a los sectores populares, guarda silencio frente a los escándalos de sus aliados provinciales. No hay discursos incendiarios ni denuncias televisivas contra Zdero, a pesar de que su nombre aparece en un caso de corrupción que huele mal desde hace años. La vara de la “casta” parece ser flexible cuando se trata de gobernadores alineados.

El pueblo chaqueño, castigado por la pobreza estructural y la falta de transparencia en la gestión pública, vuelve a ser testigo de un espectáculo repetido: funcionarios que se lavan las manos mientras la Justicia corre detrás de los rastros del dinero perdido. La pregunta que persiste es incómoda: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de Leandro Zdero en las maniobras de la era Ayala?

El expediente judicial aún no cierra, y lo cierto es que cada avance expone una trama más turbia de lo que los discursos oficiales quieren admitir. La corrupción en Chaco no es un capítulo del pasado, sino un problema presente que compromete a quienes hoy ocupan los más altos cargos de poder.

Fuente:

.https://noticiasargentinas.com/politica/leandro-zdero-y-aida-ayala–un-analisis-de-las-turbias-vinculaciones-politicas-en-el-chaco_a68c870c5afc73d0e8e68338b

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