El empresario paranaense Andrés Laumann, conocido por haberse disfrazado de Batman durante su campaña de 2023, fue impuesto por Karina Milei como cabeza de lista en Entre Ríos y hoy ocupa una banca nacional con un salario millonario. Su ascenso político expone la mezcla de show mediático, poder familiar y causas judiciales que marcan la era Milei.
De meme a legislador nacional. De personaje viral a representante del oficialismo libertario. Andrés Laumann, empresario del polo y hombre de confianza de Karina Milei en Entre Ríos, encarna como pocos el salto del espectáculo a la política institucional. Mientras enfrenta investigaciones por falsificación de documentos y presuntas estafas, el autodenominado “Batman entrerriano” se sienta en el Congreso y promete “defender las ideas del Presidente”.
Argentina tiene una habilidad extraordinaria para transformar el absurdo en política. Esta vez, el protagonista es Andrés Laumann, un empresario paranaense que saltó a la fama por ponerse un traje de Batman durante la campaña de 2023. Lo que comenzó como una estrategia para “sacarse la careta” terminó con una banca en el Congreso de la Nación. Un salto que dice mucho más sobre el sistema político actual que sobre el propio Laumann.
Empresario ligado a la Asociación Argentina de Polo, Laumann presidía desde 2024 la filial entrerriana de La Libertad Avanza (LLA). En su primera incursión electoral, se presentó como candidato a intendente de Paraná y obtuvo el 18% de los votos, un número que lo dejó tercero pero lo colocó como una figura emergente dentro del esquema libertario. Su performance no pasó desapercibida: en un contexto donde la política tradicional se derrumbaba, el “Batman entrerriano” logró captar la atención de los desencantados y de los medios nacionales.
Laumann lo sabía. En entrevistas reconocía que la idea del disfraz había sido “una estrategia circunstancial” para viralizarse, una ocurrencia de su equipo de campaña que se transformó en un fenómeno nacional. La imagen del empresario enmascarado recorrió los noticieros y las redes sociales, una caricatura perfecta de la política convertida en espectáculo. Lo que parecía una broma se transformó, con el tiempo, en una plataforma de poder.
Un año después, en 2025, Karina Milei decidió premiar la lealtad de su hombre en Paraná. Lo impuso como cabeza de lista de diputados nacionales por Entre Ríos en la alianza entre LLA, el PRO de Rogelio Frigerio y sectores radicales. El resultado fue arrasador: el espacio libertario se alzó con el 52% de los votos en la provincia, sumando tres bancas y coronando a Laumann como diputado nacional.
El empresario disfrazado ahora se sienta en una de las bancas más codiciadas del Congreso, con una dieta de alrededor de 7,2 millones de pesos mensuales, más los habituales beneficios de pasajes y desarraigo. En su primera declaración pública tras el triunfo, dijo que el resultado “fue un claro respaldo a las ideas del Presidente Milei” y prometió “pelear por Entre Ríos en el Congreso”. Las palabras suenan solemnes, pero el pasado reciente del flamante diputado arroja sombras que el traje del superhéroe no alcanza a tapar.
Porque detrás del personaje, hay causas abiertas. La Justicia Federal de Paraná lo investiga por falsificación de documentos y uso de documentos falsos, tras detectarse afiliaciones truchas —algunas incluso de personas fallecidas— durante la conformación de La Libertad Avanza en la provincia. A pesar de la causa judicial, Karina Milei no dudó en mantenerlo en su lista y en blindarlo políticamente. No fue el único frente judicial: en Santa Fe existe otra investigación por presuntas estafas a una multinacional de retroexcavadoras, donde Laumann figura como denunciado.
Nada de esto parece importar demasiado dentro del oficialismo libertario, donde la lealtad a los Milei pesa más que cualquier cuestionamiento ético o legal. En ese esquema, Laumann es más que un personaje pintoresco: es un engranaje útil, un símbolo de la “nueva política” que mezcla irreverencia, marketing y obediencia ciega al poder central.
En las redes sociales, su asunción generó una avalancha de comentarios irónicos y memes. “De Gotham a la Cámara de Diputados”, “Batman contra la casta” y “La locura avanza” fueron algunos de los títulos que circularon con tono burlón. La oposición no se quedó atrás: referentes del peronismo y del progresismo hablaron de “vergüenza ajena” y denunciaron la degradación del debate político. Pero en el mundo Milei, donde la provocación y la viralidad valen más que la gestión, el ruido digital es un activo más que un problema.
Su caso resume el momento argentino: un país donde la política tradicional perdió legitimidad y la antipolítica se viste de marketing y espectáculo. Laumann es producto de esa época. Un empresario sin trayectoria en la gestión pública que llegó al Congreso gracias al dedo de Karina Milei y al empuje de una ola libertaria que convirtió el descontento en votos.
El contraste entre su origen y su presente es brutal. En 2023 pedía “sinceridad” bajo una máscara de Batman; en 2025 cobra más de siete millones de pesos mensuales como diputado. Y mientras tanto, la Argentina se hunde en una crisis económica y social sin precedentes, con un gobierno que ajusta, privatiza y reduce derechos, pero encuentra tiempo para coronar a figuras que rozan el absurdo.
Resulta casi poético —aunque profundamente trágico— que el autodenominado “Batman entrerriano” termine siendo uno de los rostros visibles de la alianza Milei–PRO, la misma que prometía “terminar con la casta” y hoy la reproduce con actores improvisados, empresarios con prontuario y dirigentes elegidos por lazos familiares.
Andrés Laumann no es un caso aislado: es un síntoma. Representa la lógica del mileísmo, donde la fidelidad y la puesta en escena pesan más que la experiencia o la transparencia. En un país donde el relato libertario promete libertad mientras avanza el ajuste y se multiplican las denuncias, la llegada de un Batman al Congreso ya no sorprende, apenas confirma que la farsa se institucionalizó.
Del disfraz a la banca: El prontuario del “Batman entrerriano” apadrinado por Karina Milei





















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