La Cámara de Diputados rechazó los vetos de Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario y a la de Emergencia en Pediatría. Cristina Kirchner, desde su domicilio, celebró la decisión y apuntó a la necesidad de defender los derechos básicos frente al avance del ajuste.
En una jornada atravesada por la movilización estudiantil y la tensión política, la expresidenta volvió a marcar posición contra el gobierno de Javier Milei, reivindicando la resistencia social frente a las políticas que buscan desfinanciar la universidad pública y debilitar el sistema de salud para niños y niñas.
La Cámara de Diputados de la Nación le dio un revés político al presidente Javier Milei al rechazar este miércoles sus vetos a la Ley de Financiamiento Universitario y a la de Emergencia en Pediatría. No fue un trámite menor: la decisión coincidió con la masiva Marcha Federal Universitaria, un escenario cargado de simbolismo donde estudiantes, docentes y familias enteras festejaron con saltos, abrazos y lágrimas el resultado parlamentario que representó un respiro frente al ajuste despiadado del gobierno.
Cristina Kirchner, cumpliendo prisión domiciliaria en su residencia de San José 1111, siguió la sesión rodeada de militantes que eligieron acompañarla en una jornada que respiraba resistencia. Con un mensaje contundente en redes sociales, celebró el rechazo a las medidas del Ejecutivo y recordó, citando una histórica consigna peronista, que “el pueblo no cambia de ideas, sigue las banderas de Evita y Perón”. Su publicación no solo recuperó la memoria del movimiento popular, sino que también trazó una línea clara: defender la salud de los niños y la universidad pública es hoy un deber frente a un gobierno que pretende desmantelar derechos conquistados a fuerza de lucha.
La carga simbólica del día fue ineludible. Las cámaras de televisión mostraron a miles de estudiantes explotando de emoción cuando las pantallas instaladas en la movilización transmitieron el resultado parlamentario. La imagen contrastó con el discurso oficial que intenta instalar la idea de una sociedad resignada al ajuste. La realidad, sin embargo, es otra: hay un pueblo que se moviliza, que resiste y que celebra cada freno al avance de las políticas de Milei.
El trasfondo es evidente. Vetar leyes que buscan sostener el sistema universitario y garantizar atención pediátrica en medio de una crisis social y económica significa darle la espalda a las mayorías. Milei, con su lógica de motosierra, actúa como si la salud y la educación fueran lujos prescindibles y no pilares de cualquier sociedad que se pretenda justa. Ese gesto explica por qué la votación en Diputados y la reacción popular adquieren tanta relevancia política.
Cristina, al reaparecer públicamente con este mensaje, no solo celebró un triunfo coyuntural, sino que también volvió a posicionarse como referencia de un campo político y social que no se resigna. El hecho de que la acompañaran militantes en su casa refleja que la conexión con la militancia persiste a pesar de las restricciones que enfrenta. Su frase final, “Defiende la salud de los niños y la Universidad Pública”, funcionó como una síntesis del clima del día y como un recordatorio de que lo que está en juego va mucho más allá de un resultado legislativo: se trata del modelo de país que se quiere construir.
La complejidad de la coyuntura no deja dudas. Aunque el gobierno intentará avanzar nuevamente con su plan de ajuste, lo ocurrido en Diputados y en las calles demuestra que existen límites, resistencias y liderazgos que lo enfrentan. Nada asegura que estos frenos se repitan en el futuro, pero sí es claro que Milei no cuenta con un cheque en blanco. La disputa está abierta y, como lo recordó Cristina, el pueblo tiene memoria, convicciones y una historia de lucha que no se borra con vetos.
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