Más deportados que pierden todo, regresan sin contención y con la indiferencia de Milei

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Mientras Estados Unidos endurece su control migratorio, el gobierno de Javier Milei mantiene una actitud pasiva ante los compatriotas que regresan al país tras perder sus empleos, hogares y proyectos de vida. Historias de detención prolongada y condiciones extremas muestran la urgencia de un abordaje estatal responsable.

Este martes por la madrugada, el Aeropuerto Internacional de Ezeiza recibió un nuevo vuelo con argentinos deportados desde Estados Unidos. Es el cuarto operativo en lo que va del año, sumando un preocupante patrón de repatriaciones forzadas que expone a nuestros compatriotas a la pérdida total de su vida construida en el exterior. “Perdieron todo lo que tenían”, contó la hermana de una de las deportadas, quien pasó más de cuatro meses detenida, primero en condiciones aceptables y luego en un centro militar donde debía dormir en el piso.

Los deportados llegaron a bordo de un Airbus A320-214 operado por GlobalX, contratada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Siete ciudadanos argentinos descendieron del avión y, tras los procedimientos migratorios, fueron liberados alrededor de las 2 de la madrugada, escoltados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria. La escena no es excepcional, sino un reflejo de la creciente hostilidad hacia migrantes en Estados Unidos y de la ausencia de un plan de contención desde el Estado argentino.

Entre los relatos de familiares se repite la sensación de abandono y desprotección. Jóvenes que dejaron el país con expectativas de trabajo y estudios se ven repentinamente forzados a recalibrar su vida, sin empleo, sin vivienda y con una incertidumbre económica que el gobierno de Milei parece ignorar. Este regreso abrupto contrasta con los discursos oficiales que prometen apoyo a la ciudadanía, dejando al descubierto la falta de políticas concretas frente a situaciones de vulnerabilidad internacional.

El antecedente más reciente, de mediados de septiembre, involucró el regreso de diez argentinos deportados en un Boeing 767-300 contratado en Estados Unidos. Sus historias evidencian un patrón: detenciones prolongadas, traslados a centros militares y una total disrupción de la vida cotidiana. Mientras tanto, en Argentina, los repatriados encuentran un sistema estatal que no garantiza acompañamiento psicológico, laboral ni social.

El caso expone, además, la falta de preparación del gobierno para enfrentar los efectos de decisiones políticas en el extranjero que impactan directamente sobre ciudadanos argentinos. Frente a la crudeza de las deportaciones, la retórica de Milei sobre autonomía económica y seguridad parece vacía, desconectada de la realidad de quienes regresan al país en situaciones extremas. La crítica se impone: no basta con observar desde la distancia; la repatriación de ciudadanos exige medidas integrales, acompañamiento y políticas públicas que protejan al vulnerable, no que lo dejen librado a su suerte.

La historia de los deportados muestra una compleja intersección de políticas internacionales y ausencia de respaldo local. Entre la pérdida de empleo, la detención en condiciones extremas y la falta de contención estatal, los repatriados regresan a un país que les da la bienvenida con burocracia y desinterés. Si Milei insiste en atribuir los problemas a terceros, debería mirar primero hacia dentro: la protección de los ciudadanos en el exterior y a su regreso no es un lujo, es un deber del Estado.

Fuente

.https://www.rionegro.com.ar/politica/llego-un-cuarto-vuelo-al-pais-con-argentinos-deportados-de-estados-unidos-perdieron-todo-relato-un-familiar-4319495/?amp=1

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