El Congreso enfrenta una votación clave que pondrá a prueba el poder del oficialismo y la coherencia de la oposición.
Se necesitan dos tercios para revertir los vetos presidenciales a la Ley de Emergencia Pediátrica y a la Ley de Financiamiento Universitario. El voto de los diputados que abandonaron La Libertad Avanza aparece como decisivo en una sesión cargada de tensión política.
Hoy la Cámara de Diputados se prepara para una sesión trascendental. El recinto será el escenario donde se discutirá la insistencia frente a los vetos del presidente Javier Milei a dos normas de fuerte impacto social: la Ley de Emergencia Pediátrica, destinada a garantizar financiamiento y recursos para el Hospital Garrahan y la red de hospitales pediátricos del país, y la Ley de Financiamiento Universitario, que buscaba otorgar previsibilidad presupuestaria a las universidades públicas, en medio de la crisis financiera que atraviesan desde el inicio del actual gobierno.
La votación no será sencilla: para revertir un veto presidencial se necesita el apoyo de dos tercios de los diputados presentes. Un número difícil de alcanzar en un Congreso atravesado por bloques fragmentados, negociaciones cruzadas e indecisiones estratégicas.
El peso de los indefinidos
En este escenario, el periodista Matías Mowszet (@MatiMow) advirtió en su cuenta de X que existen al menos 21 diputados indecisos, cuyo voto será decisivo para definir si se logra o no superar la barrera de los dos tercios.
Dentro de este grupo, la atención se concentra especialmente en los cuatro legisladores que recientemente abandonaron las filas de La Libertad Avanza. Según detalló Mowszet, la diputada Lourdes Arrieta ya confirmó que volverá a votar a favor de ambas leyes, tal como lo hizo en su momento. Sin embargo, aún persisten dudas sobre la posición de los otros tres:
Marcela Pagano (Buenos Aires)
Carlos D’Alessandro (San Luis)
Gerardo González (Formosa)
Su decisión no es menor: podrían marcar la diferencia en un debate que no solo definirá el futuro inmediato de la salud pediátrica y la educación superior, sino también el grado de autonomía política de quienes optaron por despegarse del oficialismo libertario.
Un debate que trasciende las leyes
Más allá de la aritmética parlamentaria, lo que se juega hoy en Diputados es un choque de modelos de país. De un lado, un gobierno que insiste en desfinanciar áreas estratégicas bajo el pretexto del ajuste fiscal. Del otro, una oposición heterogénea que debe demostrar si es capaz de articular mayorías en defensa de derechos sociales básicos.
La Ley de Emergencia Pediátrica no es una norma más: se trata de un intento de garantizar que hospitales como el Garrahan, referencia nacional en la atención infantil, no queden a la deriva en medio del ajuste. Su desfinanciamiento podría poner en riesgo la vida de miles de niños y niñas de todo el país, en particular de familias que dependen exclusivamente del sistema público de salud.
En paralelo, la Ley de Financiamiento Universitario busca otorgar previsibilidad presupuestaria a las universidades nacionales, que hoy sobreviven entre paros, recortes y falta de recursos. La ofensiva del Ejecutivo contra la universidad pública ya desató movilizaciones masivas, como las dos Marchas Federales Universitarias que reunieron a millones en todo el país.
La coherencia en juego
El hilo publicado por Mowszet destaca un punto central: la coherencia política. La diputada Arrieta decidió mantener su postura original, ratificando su voto a favor de ambas leyes. La incógnita radica en si sus excompañeros de bancada se animarán a romper con la disciplina libertaria y asumir un compromiso con las demandas sociales.
La sesión de hoy, entonces, no solo pondrá a prueba la capacidad del Congreso para contrarrestar el veto presidencial. También expondrá quiénes están dispuestos a defender la salud y la educación públicas frente al ajuste, y quiénes eligen alinearse con el oficialismo bajo el argumento del “orden fiscal”.
Un pulso entre el Congreso y el Ejecutivo
En definitiva, lo que suceda hoy en Diputados será un termómetro del poder político de Javier Milei. Si el Congreso logra revertir los vetos, el presidente sufrirá un revés legislativo de gran magnitud, que marcaría límites claros a su capacidad de imponer decisiones unilaterales. Pero si logra sostenerlos, el mensaje será contundente: el oficialismo, pese a su debilidad numérica, sigue contando con complicidades suficientes para avanzar en su proyecto de desmantelamiento del Estado.
La votación sobre el Garrahan y las universidades trasciende los números y los nombres: es una discusión de fondo sobre qué derechos son irrenunciables en la Argentina y hasta dónde la política está dispuesta a ceder frente al ajuste.
Redacción Enorsai.com





















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